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La increíble pero triste historia del piloto Ken Miles

Final 24 Horas Le Mans 1966

¿Quién fue Ken Miles? Descubrimos la increible pero triste historia de este piloto.

El mundo del motor está lleno de personajes que, por un motivo u otro y muchas veces fruto de la tragedia, no han pasado a la historia. Alguien dijo una vez que solo recordamos a los ganadores, y no le faltaba la razón. La historia de Ken Miles ha estado durante muchos años en el olvido, relegada a un segundo plano cuando se hablaba de las cuatro victorias consecutivas de Ford en las 24 Horas de Le Mans entre 1966 y 1969… hasta que la película “Le Mans 66”, mediante una magnífica interpretación de Christian Bale, puso en valor su papel ante el gran público.

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Ken Miles nació en Sutton Coldfield, en Birminghan (Inglaterra), aunque pasó la mayor parte de su vida en Estados Unidos. Con apenas 11 años, empezó a competir en motos y a montar y desmontar todo aparato con motores y ruedas. A los 15 años dejó el colegio y empezó a trabajar en la Wolseley Motors, compañía británica que posteriormente pasaría a formar parte del grupo Morris y BMC (ahora es propiedad de la china SAIC Motor). Miles se hizo con un Austin 7 Special y empezó a competir en algunas carreras.

Después de la II Guerra Mundial, donde prestó su servicio con el rango de Sargento desde 1942 y vivió rodeado de tanques, Miles comenzó a trabajar en Morris. Al mismo tiempo, competía en pruebas nacionales al volante de cualquier tipo de vehículo, tanto en circuito como en subidas de montaña.

Movido por el crecimiento de la industria automovilística en Estados Unidos, por el nacimiento de carreras que pronto se convertirían en leyenda como las 12 Horas de Sebring y en busca de nuevas oportunidades como piloto y mecánico, Miles – que ya estaba casado y tenía un hijo, Peter -, se mudó a Los Ángeles. Empezó a trabajar en Gogh Industries, el distribuidor de MG para el Sur de Carlifornia y, al mismo tiempo, corrió con cierto éxito con un MG propio, con el que consiguió nada menos que 14 victorias.

Ken Miles (izqda) y Bruce McLaren (dcha)
Ken Miles (izqda) y Bruce McLaren (dcha)

Miles se consideraba a sí mismo mecánico más que piloto. En cierta ocasión dijo: “Soy un mecánico. Es mi vocación. Pilotar es como un hobby, una forma de relajarme, como el golf para otros. Me gustaría conducir un Fórmula 1, pero no para ganar dinero, sino para ver cómo funciona”.

Su habilidad como mecánico le llevó a construir exitosamente un modelo que sería considerado como “Pooper”; una obra mecánica que combinaba el chasis de un Cooper de 1956 con el motor y transmisión de un Porsche 550S. Era la segunda persona que lo había hecho. Y no le fue mal: Miles dominó la clase de coches modificados del Sports Car Club of America (SCCA) en la costa este en 1957 y 1958.

Durante los siguientes años, Miles siguió participando en carreras mientras conocía a estrellas del automovilismo americano y se hacía un nombre en la competición. En 1961 llegó a inscribirse en el Gran Premio de Estados Unidos de Fórmula 1 con un Lotus privado, aunque no participó en la carrera.

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Ken Miles y Carroll Shelby, el equipo que llevó a Ford a la victoria

El nombre de Miles se hizo famoso en el ‘mundillo’ de las carreras y llamó la atención de Carroll Shelby, un piloto de carreras natural de Texas que había participado dos veces en las 24 Horas de Le Mans, habiéndolas ganado con Aston Martin en 1959; y también había tomado parte en algunas carreras de Fórmula 1. A finales de la década de los 50, se vio obligado a retirarse por problemas de salud, pero eso no significó que finalizara su vínculo con el mundo del motor, sino el inicio de una nueva historia.

Shelby abrió una escuela de conducción en el circuito de Riverside y una empresa dedicada a la modificación de vehículos en Los Ángeles. Llegó a un acuerdo con la automovilista británica AC Cars, que aprobó proporcionarle un chasis, al que éste acoplaría un motor Ford. Así nació el Shelby AC Cobra, posteriormente conocido como AC Cobra o, finalmente, Ford Cobra. Su siguiente creación fue el Shelby Daytona Coupe, un exitoso modelo evolucionado con el que olantó cara a los GT de Ferrari. Con él, acabó ganando tres carreras de GT, entre ellas las 24 Horas de Le Mans en esta clase, en 1964.

Carroll Shelby
Carroll Shelby

Miles se encontraba en una delicada situación, ya que Porsche le había prohibido montar sus motores en chasis de otra marca, lo que llevó su taller al cierre. Carrol Shelby, admirador de Miles, su curioso estilo y su profundo conocimiento mecánico, decidió contratarlo como Director de Competición. El británico sería clave en la preparación del Ford GT40 para las 24 Horas de Le Mans, en las que Ford quería humillar a Ferrari después de que Henry Ford II mantuviera una batalla en los despachos con Enzo Ferrari. Dado el éxito y el vínculo de Shelby con vehículos Ford, la marca estadounidense decidió acudir a ellos.

Ford deseaba con todas sus fuerzas ganar a Ferrari en Le Mans, donde la marca italiana dominaba. La razón era la ruptura de las negociaciones entre Henry Ford II y Enzo Ferrari para la compra de ‘Il Cavallino’, que se encontraba en serios aprietos económicos, por parte de Ford. Se dijo que, en un inicio, Enzo aceptó una oferta millonaria del dirigente americano, pero Ferrari encontró una cláusula en la que se indicaba que el departamento de competición sería del control absoluto de Ford. Ferrari se negó en rotundo cuando la firma estaba a punto de producirse y Henry Ford II estalló.

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Ken Miles, encargado del desarrollo del Ford GT40

Después de aceptar un proyecto de Lola Cars y contratar a John Wyer, que había dirigido equipo de Aston Martin con el que ganó Shelby en Le Mans, y de un fracaso absoluto en las primeras carreras en las que participó en Nürburgring, Le Mans o Reims, Carroll Shelby se hizo cargo del desarrollo del Ford GT40. Designó a su buen amigo Ken Miles como piloto de pruebas, y con la experiencia adquirida durante años con motores y coches Ford, elevaron a un nuevo nivel las posibilidades del GT40.

Shelby y Miles utilizaron todos los recursos de Ford posibles y pasaron jornadas interminables probando nuevos conceptos y mejoras en el Ford GT40. Conocida es aquella prueba con algodones pegados al coche para identificar los problemas aerodinámicos que arrastraba el vehículo y que, tras conocerlos, pudieron resolver. El ‘nuevo Ford’ consiguió imponerse en los 2000 kilómetros de Daytona de 1965, con Ken Miles y Lloud Ruby al volante, por delante de un Shelby Cobra Daytona y de otro Ford GT40. También lograron un podio en Sebring, pero en Le Mans las cosas no fueron bien y los problemas de fiabilidad costaron caros a Ford: los cinco GT40 abandonaron y Ferrari volvió a ganar. El coche que compartían Bruce McLaren y Miles se retiró por problemas en la caja de cambios.

Ken Miles

En 1966 Miles y Ruby ganaron las 24 Horas de Daytona, también las 12 Horas de Sebring y en Le Mans, ahora sí, Ford se veía en condiciones de lograr la victoria. El Ferrari que lideraba se vio obligado a abandonar en una lluvia torrencial por la noche; Miles se colocó en cabeza y marcaba los mejores tiempos con un Ford GT40 que nadie conocía como él. Era el favorito a lograr la victoria cuando Ford ideó lo que a la postre le costaría el triunfo al británico.

Henry Ford II, que había dado la salida a la carrera, pidió a Leo Bebee, director de competición de Ford, que ordenara a Carroll Shelby que los dos coches de Ford cruzaran juntos la línea de meta. De esta forma se produciría un empate entre los dos vehículos y los titulares serían para Ford. Esto perjudicaba al coche de Dennis y Hulme, ya que tenían más de una vuelta de ventaja. Shelby, de hecho, no tuvo demasiado claro que Miles fuese a cumplir la orden… pero lo hizo levantando el pie al final. El segundo prototipo, con Bruce McLaren y Chris Amon, recortó la ventaja y cruzó la meta junto con el compartido por Miles y Hulme.

Beebe, quien dio la orden del ‘empate’, había sido informado por parte de los oficiales de que esto no podía ocurrir y sabía que si los dos coches cruzaban juntos la meta, habría uno que se vería beneficiado: el de Bruce McLaren y Chris Amon. La razón: había partido 20 metros más atrás en la habitual salida clásica de Le Mans. Dicen las malas lenguas que Bebee quería que McLaren ganase la carrera al ser considerado un hombre de la marca. Al fin y al cabo, Miles y Shelby habían sido subcontratados para este proyecto…

El resultado fue injusto para Miles y, en cierto modo, para Shelby, que estaba muy unido a su piloto. El doblete fue todo un éxito, pero le dejó este sabor agridulce. Carroll llegó a confesar que no sabía si Miles iba a cumplir las órdenes de equipo y, aunque habría supuesto una increíble bronca de Ford, y quién sabe si Miles habría acabado despedido, en cierto modo el gran artífice del éxito del proyecto habría preferido que Miles desoyera la orden. Pero cumplió, seguramente, por no defraudar a Carroll.

Ken Miles murió en un test con el nuevo coche

Miles siguió trabajando con Shelby en Ford, involucrado en el desarrollo del Ford GT40 MkIV, el J-Car, un nuevo prototipo que incorporaba innovaciones como la estructura de panal de abeja de aluminio para el chasis, que rebajó en más de 100 kilogramos el peso total del coche. Subido a este vehículo, en su labor de piloto de pruebas, Ken Miles sufrió el accidente que le costaría la vida el 17 de agosto de 1966, apenas dos meses después de quedarse sin la victoria en las 24 Horas de Le Mans. El coche despegó al final de la recta del Circuito de Riverside a más de 300 kilómetros por hora, dio varias vueltas de campana y se incendió.

Aunque no se hicieron públicas las causas del accidente, Ford, tras esta tragedia, instaló en sus coches una jaula de seguridad que fue clave para salvar la vida de Mario Andretti en el accidente que sufriría en Le Mans posteriormente.

Hasta 1969, Ford dominó en las 24 Horas de Le Mans con el GT40, unos éxitos en los que sin duda alguna Miles tuvo mucho que ver. En 2001, Miles fue incluido en el Motorsport Hall of Fame de America y su increíble pero triste historia fue contada en la película “Le Mans 66”, que narra aquel primer triunfo de Ford en las 24 Horas de Le Mans. Una victoria que dio el pistoletazo de salida a una era llena de victorias de la marca americana en un circuito donde Ferrari dominaba... y donde no ha vuelto a ganar de forma absoluta.

Imagen: Motorsport Images/Ford

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