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La increíble historia del Lotus Omega de 1990

La increíble historia del Lotus Omega de 1990

La bestia que puso en jaque a BMW y Mercedes.

En los años 80, las berlinas de alto rendimiento estaban de moda, todo lo contrario de lo que ocurre hoy. En la cúspide de todas ellas se situaba el BMW M5. Era el enemigo a batir y con este objetivo nació el Lotus Omega de 1990. Esta es la increíble historia de un coche único

El Lotus Omega (Vauxhall Carlton en Reino Unido) llegó al mercado en el lejano 1990, en medio de la Guerra del Golfo liderada por Estados Unidos contra la Irak de Sadam Husein. El mismo año que el recientemente fallecido, Mijaíl Gorbachov, entonces presidente de la URSS, recibió el Premio Nobel de la Paz. 

Pero el desarrollo del Lotus Omega comenzó unos años antes, en 1986, exactamente. Ese año, General Motors (dueña de Opel) se hizo con el control de Lotus y, con esta adquisición, el gigante norteamericano vio la posibilidad de producir una berlina de altas prestaciones, aprovechando el potencial de la marca británica. 

 

Hay que destacar que eran años en que las berlinas prestacionales gozaban de gran popularidad, como lo demuestran los Lancia Thema 8.32 con motor Ferrari, Saab 9000 Turbo, Renault 25 V6 y, por supuesto, el BMW M5

Opel, por su parte, contaba con el Omega desde 1986, con un motor de seis cilindros en línea, 24 válvulas y 204 CV en la cúspide de su gama. Pero GM quería más, así que tomaron este modelo como base para desarrollar el futuro Lotus omega. 

La increíble historia del Lotus Omega de 1990

La increíble historia del Lotus Omega de 1990

General Motors se propuso transformar el Opel Omega 3000 24V en una berlina de altos vuelos, pero, para conseguirlo, tenía que realizar cambios importantes, más allá del motor. 

La carrocería fue ensanchada y modificada, añadiendo refuerzos en el frontal y en los anclajes de las suspensiones de ambos ejes. Recibió un nuevo paragolpes con un faldón más bajo y las luces antiniebla fueron sustituidas por unas entradas de aire para enfriar el motor y los frenos. 

El capó incluía unas rejillas para que saliera el aire caliente que generaba el motor y se instalaron unos aletines en los pasos de rueda para acoger unas llantas de 17 pulgadas, calzadas con neumáticos 235/45-17 delante y 265/40-17 detrás. 

El kit estético del Omega se completó con unas taloneras laterales, un llamativo alerón trasero sobre la tapa del maletero y un difusor trasero. 

Interior propio de una berlina de lujo

La increíble historia del Lotus Omega de 1990

General Motor quería acabar con el trono del M5 y, para ello, además de una potente mecánica, era necesario crear una berlina confortable y con un equipamiento muy lujoso. 

El interior contaba con cómodos asientos de cuero de primera calidad, una moqueta, molduras de madera, un climatizador electrónico, un equipo de sonido de alta calidad y acabados de primer nivel. Sobre la tapa de la guantera, lucía una placa con el número de la serie

Solo el volante firmado por Lotus y el velocímetro especial, que marcaba hasta los 300 km/h, daban a entender que se trataba de un coche con pretensiones que iban más allá del confort. 

El corazón del Lotus Omega

La increíble historia del Lotus Omega de 1990

Vamos con lo verdaderamente importante, el corazón de este Lotus Omega. La base era el bloque de seis cilindros en línea del Omega 3000 24V, pero la cilindrada se aumentó hasta los 3.6 litros. Además, se instalaron dos turbocompresores Garret. Con esto, se aumentó la potencia hasta los 377 CV y unos espectaculares 569 Nm de par.  

El motor estaba ligado a una caja de cambios de seis relaciones Tremec T-56 procedente del Corvette ZR1, con un diferencial autoblocante para garantizar una buena capacidad de tracción y estabilidad, en una época en la que todavía no existían los controles de tracción y estabilidad. 

Con todo, el Lotus Omega regalaba unas prestaciones que todavía hoy parecen increíbles: de 0 a 100 km/h en solo 4,9 segundos y una velocidad máxima de 283 km/h, aunque algunas unidades de prueba alcanzaron los 300 km/h. 

Estos registros humillaban, directamente, al M5, ya que BMW, al igual que Mercedes, limitaban la velocidad de sus modelos más prestacionales a 250 km/h. En cambio, el Omega no tenía ningún tipo de limitación.

Una berlina de raza

La increíble historia del Lotus Omega de 1990

Toda la prensa especializada de la época quedó maravillada con el rendimiento que mostraba el Lotus Omega, sobre todo, con su capacidad de aceleración. El coche tenía un comportamiento dinámico muy bueno y solo recibieron algunas críticas los frenos, que no estaban a la altura de las prestaciones de la berlina, así como la dirección, demasiado asistida.

El chasis tenía un ajuste perfecto que le permitía unos pasos por curva muy rápidos. En definitiva, era un coche para viajar con cinco pasajeros a altas velocidades. 

Pero, precisamente, este fue el problema que se encontró el Omega, especialmente, en el Reino Unido, donde las autoridades lo consideraron un vehículo peligroso. Que un deportivo fuera tan rápido, era normal, pero no una berlina pensada para viajar con cuatro o cinco ocupantes. 

Hubo fuertes campañas sociales, incluso, desde algunos medios de comunicación, para que Opel y Vauxhall limitaran la velocidad del Lotus Omega, aunque la compañía hizo oídos sordos. 

Las críticas sociales, unido a la recesión económica que azotó el comienzo de la década de los 90, hizo que el éxito del Omega fue más bien escaso. La marca pensaba producir unas 1000 unidades, pero tuvieron que conformarse con solo 950 ejemplares. También hay que tener en cuenta su alto precio, casi 50.000 libras de la época. 

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