Desde el pasado mes de febrero, el precio del diésel está más bajo que el de la gasolina, como ha ocurrido tradicionalmente, después de varios meses (desde el verano de 2022) que, de manera anómala, llegó a estar más caro. Esa diferencia no para de crecer y vamos a darte tres razones por las que ocurre esto.

Según el portal diéselogasolina.com, el precio medio de la gasolina se sitúa hoy en los 1,602 euros/litro, mientras que el litro de gasóleo de paga a 1,444 euros. Si observamos la tendencia de las últimas semanas, vemos que el precio de la gasolina oscila entre los 1,5 y 1,6 euros/litro y el del diésel en los 1,4 euros. 

Y esto ocurre mientras siguen existiendo los factores que provocaron el alza de los carburantes, como la guerra entre Rusia y Ucrania y las correspondientes sanciones a Rusia por parte de la Unión Europea. 

De hecho, poco antes de que el diésel volviera a estar más barato que la gasolina, el 5 de febrero entró en vigor un nuevo paquete de sanciones de la Unión Europea a Rusia, relacionadas con el veto a todos los productos refinados del petróleo ruso, es decir, productos derivados, ya que el año pasado dejó de comprar crudo ruso.

Precisamente esto hizo que algunos analistas augurasen que se produciría un aumento del precio de los combustibles, especialmente, del diésel, que es el más utilizado en Europa, no sólo para la automoción, sino también para muchos otros sectores, incluidas las calefacciones en muchos hogares.

No hace falta decir que todos los pronósticos fallaron y que el precio del diésel no sólo no aumentó sino que, además, bajó hasta quedar más barata que la gasolina. Desde entonces, esa tendencia se ha mantenido e, incluso, no para de aumentar. ¿Por qué?

Tres razones por las que la diferencia entre diésel y gasolina no para de crecer: se venden menos coches diésel

Pues la primera de las razones que explican este fenómeno está en que cada vez se venden menos coches diésel. Algo que, por otra parte, no debería extrañar, ya que desde las diferentes instituciones, tanto nacionales, como europeas, se ha demonizado al diésel de manera injusta, dicho sea de paso.

Es cierto que los vehículos diésel todavía siguen siendo la primera opción para muchos españoles, pero cada vez menos. Basta con ver los datos de ventas registrados el año pasado. 

En 2022, se vendieron en España 139.599 vehículos diésel, lo que representó una cuota de mercado del 17,16%. Esta cifra supone una caída del 18,44%, con respecto a 2021 y se prevé que la tendencia se mantenga a la baja en 2023.

Estas cifras contrastan radicalmente con lo que ocurría en España durante los años 2000 y hasta mediados de la década pasada, cuando el coche diésel era el rey absoluto, en parte, porque las mismas autoridades que ahora lo rechazan, en aquella época incentivaban su compra.

Ahora, el coche diésel ha perdido la batalla frente a otras tecnologías más respetuosas con el medioambiente, sobre todo, los coches híbridos. Y aquí entramos en el siguiente punto.

Se venden más coches híbridos

En efecto, la caída en las ventas de coches diésel es directamente proporcional (más o menos) con el incremento que ha experimentado en el último año la venta de coches híbridos. Hasta el punto de que podemos decir que el coche híbrido se ha convertido en el “nuevo diésel”.

Hablamos, lógicamente, el híbrido convencional no enchufable o autorrecargables, ya que los híbridos enchufables tienen una presencia casi anecdótica en nuestro mercado. Mientras se vendieron 243.267 híbridos en 2022 (una cuota de mercado del 25,63%), los híbridos enchufables apenas representaron una cuota del 5,01%. 

Aquí se ve, claramente, cómo el coche diésel ha perdido terreno frente al híbrido. Y es un motivo que explica que la diferencia entre diésel y gasolina no pare de crecer, puesto que los coches híbridos recurren a un motor de gasolina y, por tanto, aumenta el repostaje de gasolina. Es decir, cae la demanda de gasóleo y, en consecuencia, baja el precio.

Mucho acopio de diésel

La tercera razón que exponemos aquí es que el sector de los hidrocarburos ha ido haciendo acopio de reservas de diésel, prácticamente desde que la Unión Europea comunicó hace un año que iba a cerrar el grifo del petróleo ruso y sus derivados, como consecuencia de la guerra. 

Es decir, el sector se ha preparado para afrontar el momento actual con la garantía de que iba a tener gasóleo suficiente para cubrir toda la demanda, evitando cualquier temor a un posible desabastecimiento en Europa. 

Si a esto le unimos el factor climático, es decir, que el invierno este año ha sido especialmente suave en Europa y no ha hecho demasiado frío, tenemos que la demanda de diésel ha caído considerablemente y, por tanto, las reservas están hasta arriba. 

Dicho de otra forma, al haber suficientes reservas de diésel y al haber caído la demanda, los productores de petróleo se pueden permitir el lujo de bajar el precio del diésel. Sigue sin estar al precio de años anteriores, pero ni mucho menos tan caro como hace justo un año, a las puertas de un verano y de las vacaciones.