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¿Por qué huele a quemado el embrague de mi coche?

embrague
El olor a quemado del embrague de nuestro coche suele producirse por un exceso de uso del mismo o por una mala utilización por nuestra parte. Tranquilo, no quiere decir que hayamos provocado una avería, pero a la larga sí que podría suceder.

Todos aquellos que tengáis un coche manual -en los automáticos no tenemos mucha influencia-, en alguna ocasión os habréis asustado porque el embrague huele a quemado, ¿verdad? Tranquilos, porque no tiene que ser sinónimo de una visita al taller. Puede haber dos causas fundamentales por las que esto sucede, las cuales vamos a repasar a continuación.

La primera de ellas puede darse por el uso puntual que le demos en una determinada situación. Especialmente en un atasco, utilizamos el embrague mucho más de la cuenta, con lo que si no refrigera lo suficiente entre cada parada y arranque, aparecerá este característico olor. Lo mismo sucede si tratamos de arrancar cuesta arriba un coche excesivamente cargado de peso, ya que tendremos que abusar del pedal izquierdo para ponernos en marcha. Pero, ¿por qué huele a quemado? Porque los ferodos del disco se han sobrecalentado, algo que con el paso de los kilómetros se solucionará por sí solo. Eso sí, esto genera un desgaste que a la larga requerirá la visita al taller.

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Para evitar esto, lo principal es tener en cuenta que el embrague lo tenemos que pisar lo menos posible. Por ejemplo, si tratamos de arrancar cuesta arriba, no hay que abusar de él hasta que logremos que el coche se ponga en marcha. Es mejor utilizar el truco del freno de mano para conseguir que el vehículo no caiga para atrás, soltándolo cuando notemos que el motor ya 'tira'. Además, debemos vigilar en todo momento que, una vez en marcha, nuestro pie izquierdo no repose sobre el correspondiente pedal, porque generaremos un estrés innecesario.

También puede oler el embrague a quemado por desgaste

Otro de los motivos por los que el embrague puede oler a quemado es porque esté desgastado. Si éste patina demasiado sobre la superficie del volante motor, acabará oliendo así. En este caso, lo normal es que la situación se presente de una forma constante y que cada vez vaya a más, al contrario de cuando es 'nuestra culpa', que el olor desaparece.

Un embrague gastado puede detectarse además a través de diversos 'trucos'. Por ejemplo, puedes poner una marcha larga -tercera o cuarta será suficiente- y acelerar desde baja velocidad. Si el coche acelera acorde a lo que debe no hay problema, pero si el motor se revoluciona sin avanzar es que el embrague está patinando, en una clara muestra de desgaste.

Pero ojo, porque el embrague también puede patinar en un momento dado porque esté sucio, o porque haya habido alguna fuga de aceite o grasa. En este caso la sensación será similar a la que os exponíamos en el anterior párrafo, pero no existirá olor a quemado constante. Y para los que no lo hayáis vivido nunca, debéis saber que este característico olor es similar al de unos frenos sobrecalentados. Tranquilos, que lo notaréis llegado el caso.

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