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Una de las mayores colecciones de Subaru se guarda... ¡en un parking!

Subaru colección

Y no en un parking como imaginas, el clásico parking de alguien que tenga una colección millonaria. 

Una de las mayores colecciones de Subaru se guarda... ¡en un parking! Y no en un parking como imaginas, el clásico parking de alguien que tenga una colección millonaria. Tampoco el protagonista de esta colección, el dueño, es un coleccionista como puedes imaginar por tantos vídeos de Tik Tok e Instagram. Se trata de una persona fanática de la marca que ha ido cosechando a lo largo de los años una colección increíble en un parking bajo una estación de tren.

No lo hace para alardear, tampoco para especular. Lo hace por pura pasión por la firma que siempre ha amado. Está en Tokio, bajo una estación de tren de Yokohama. Una estación y un parking por el que pasan a diario miles de personas. El coleccionista es Akira Yokoyama, también conocido como el Señor Bóxer. El mismo sufre la enfermedad que conocen allí como Fuji Heavy, que no es otra cosa que amor incondicional por Fuji Heavy Industries.

Fuji Heavy Industries es la empresa matriz de Subaru antes de que cambiara de nombre en 2017. Y es que el Sr. Bóxer no solo colecciona todo tipo de modelos del Subaru Impreza. Hubo un tiempo que sí, pero a partir de 2014 comenzó de nuevo. Se quedó con solo cuatro unidades tras venderlo todo. Lo hizo porque quería conocer los orígenes del modelo, por lo que cada Subaru fabricado desde el inicio de la empresa en 1953 tenía algo interesante para él.

Subaru Impreza 22B STI

“Me encanta el Impreza, pero quería experimentar los modelos anteriores a su creación para comprender mejor su historia”, explica. Subaru no es una marca de coches de lujo pero coleccionar coches de poca producción o de gran valor para el aficionado siempre será un arduo trabajo. Más cuando no eres multimillonario. Akira Yokoyama no es el típico coleccionista de redes sociales, aunque puedes ver sus coches en ellas.

“Esta es mi pasión, mi obsesión desde hace muchos años. No es para ganar seguidores o hacerme notar”, decía. Es más, nunca verás una foto suya o información de su vida fuera de la colección. “Muchas personas preguntan si los Subaru están a la venta o si pueden hacer un video de YouTube sobre ellos. Pero no estoy interesado en ninguno de los dos”, comentaba. “Disfruto al conocer a otros entusiastas de Subaru por ello”, afirmaba.

Su primera aparición fuera de Japón ha sido en Top Gear, medio desde el que hemos rescatado esta historia. Una de las primeras preguntas que le hicieron era obligada, ¿por qué Subaru? “Todo comenzó cuando compré un Nissan Bluebird. Fue mi primer coche y después de unos años quise reemplazarlo por algo más deportivo. En 1993 compré mi primer Subaru, un GF8 Impreza Sport Wagon. Su rendimiento y practicidad me impresionaron tanto que supe que debía tener otro a medida me hiciera mayor", cuenta el coleccionista de Subaru.

 

El mismo cuenta que el sonido de cuatro cilindros del Impreza le quedó prendado para siempre. Además, todos los inviernos se iba a esquiar y el sistema de tracción total del modelo le encantaba para disfrutar de las carreteras de montaña. “Sin embargo, después de siete años cambié a un Subaru Legacy Touring Wagon (BH5) porque el Impreza tenía muchos kilómetros y me gustaba el espacio adicional que ofrecía el Legacy con un rendimiento similar. Eso sí, en 2003 es cuando realmente comenzó la obsesión”, cuenta Akira Yokoyama.

Yokoyama-san convenció a su esposa de que condujera el Legacy Wagon que había comprado. Gracias a ello, pudo comprar otro Subaru, un WRX STI blobeye de 2003. Mantuvo varios años este modelo, entregando la unidad que conducía para sacar otra. Llegó a comprar un 22B en 2007, cuando el precio era accesible, si podemos llamarlo así. 

De este modelo decía: “¡Era más ligero y rápido que cualquier Subaru que hubiera tenido antes! El aspecto del GC8 es atemporal, especialmente en forma de cupé, y la carrocería ancha se ve muy deportiva”, señala el coleccionista.

5 generaciones wrx subaru

“En 2014 dejé de coleccionar, cuando llegué a unos 45 coches y vendí todos menos cuatro. Me estaba volviendo un poco loco. Pensé que al venderlos todos me curaría del síndrome de Fuji Heavy. ¡Pero esta enfermedad no tiene cura y, nueve años después, tengo aún más coches que antes!”, nos confirma. Ahora está centrado en el mantenimiento de sus 50 coches, y no en la recolección de Subaru. Quiere poder conducirlos cuando quiera, y eso requiere de trabajo.

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