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Las consecuencias de llevar un inhibidor de radar en el coche

consecuencias de llevar un inhibidor de radar en el coche

Los inhibidores de radar son aparatos que interfieren en el funcionamiento de los radares, anulándolos para que no puedan medir la velocidad del vehículo.

Desde 2009, la DGT persigue el uso de aparatos que interfieren directamente en el funcionamiento de los radares, con el peligro que ello conlleva para la seguridad vial. Llevar un inhibidor de radar en el coche es completamente ilegal y las consecuencias son severas.

Antes de continuar, conviene subrayar que no son lo mismo los inhibidores de radar que los avisadores. Es legal el uso de aplicaciones como Google Maps o Waze para conocer la ubicación de los radares de la DGT

En cambio, los inhibidores son aparatos que interfieren en el funcionamiento de los cinemómetros, ya sean radares fijos o móviles, anulándolos para que no puedan medir la velocidad a la que circula nuestro vehículo.

 

Desde que entró en vigor la nueva Ley de Tráfico el 20 de marzo de 2022, está prohibido tanto tenerlos instalados como simplemente llevarlos dentro del vehículo. Así lo explica: 

“Se prohíbe instalar o llevar en los vehículos inhibidores de radares o cinemómetros o cualesquiera otros instrumentos encaminados a eludir o a interferir en el correcto funcionamiento de los sistemas de vigilancia del tráfico, así como emitir o hacer señales con dicha finalidad. Asimismo, se prohíbe utilizar mecanismos de detección de radares o cinemómetros”.

Las consecuencias de llevar un inhibidor de radar en el coche

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La nueva normativa prohíbe tajantemente llevar un inhibidor de radar en el coche, infracción tipificada como muy grave que conlleva una multa muy elevada. Aunque no es una novedad, ya que, desde 2009, el BOE considera muy grave “instalar inhibidores de radares o cinemómetros en los vehículos o cualesquiera otros mecanismos encaminados a interferir en el correcto funcionamiento de los sistemas de vigilancia del tráfico”.

La multa llevar un inhibidor de radar en el coche, independientemente de si se usa o no, es de 6.000 euros y la retirada de 6 puntos del carné de conducir. Además, el taller responsable de la instalación del dispositivo también se enfrentará a una multa de 30.000 euros

Tráfico persigue a los instaladores de estos dispositivos de inhibición en los vehículos. La DGT considera esta práctica una falta muy grave que está sancionada con una multa de entre 3.000 y 20.000 euros.

Igualmente, la ley incluye castiga el uso de los detectores de radares, unos aparatos que avisan de cualquier radar que haya colocado la DGT, ya sea fijo o móvil. En este caso, la multa es de 500 euros y de tres puntos menos en el carné.

Etiquetas: radares, DGT

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