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Coche familiar o SUV, ¿qué interesa más?

Coche familiar o SUV, ¿qué interesa más?

Nacho de Haro

Coche familiar o SUV, ¿qué interesa más? Actualmente uno de cada tres vehículos que se venden en España es un todocamino, lo que demuestra que los SUV son algo más que una moda pasajera. Ahora bien, ¿realmente son mejores para los usuarios que un familiar o un monovolumen?

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Coche familiar o SUV, ¿qué interesa más? Si estás pensando en cambiar de automóvil, seguramente entre tus candidatos a la hora de decidir qué coche comprar haya un todocamino. Y es natural, porque actualmente uno de uno de cada tres vehículos nuevos matriculados en España es un SUV, algo que en cierto modo tira al traste la creencia de que esta clase de vehículos eran una moda pasajera. Ahora bien, ¿realmente son mejores que un turismo con carrocería familiar o que un monovolumen? Eso es lo que vamos a tratar de responder en este artículo.

Porque si atendemos a las cifras de ventas, veremos que los coches familiares y monovolúmenes han perdido mucho terreno frente a los todocaminos, que cada vez gozan de mayor éxito comercial. Los usuarios los perciben como una alternativa a las opciones tradicionales probablemente sin saber que al optar por ellos están renunciando a muchos aspectos en los que claramente son superiores los familiares o monovolúmenes, como en lo referente a la eficiencia energética, al comportamiento dinámico o a la habitabilidad. Porque aunque hay SUV que gastan muy poco, en líneas generales consumen más por su mayor peso y peor aerodinámica.

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Pero antes de empezar, tenemos que definir qué es un SUV, así será más sencillo entender los argumentos de compra que ofrecen y con los que cada día conquistan a más y más conductores. En origen, estos vehículos agrupados bajo las siglas de ‘Sport Utility Vehicle’ eran básicamente todoterrenos clásicos equipados con carrocerías más habitables, con capacidad para transportar a cinco o siete pasajeros (o incluso más) y todo su equipaje. Así era el Chevrolet Suburban original, a menudo considerado como el primer SUV de la historia, y así lo sigue siendo en la actualidad.   

Como los todoterrenos de toda la vida, los primeros SUV se asentaban sobre un chasis de largueros sobre el que iba atornillada la carrocería. De hecho, todavía se venden modelos así, como el Toyota Land Cruiser o los modelos más grandes de General Motors. Sin embargo, este tipo de construcción resulta poco eficiente (principalmente por su peso), por lo que pronto nació una nueva clase de todocamino, un tipo de vehículo que combinaba la arquitectura de los turismos tradicionales con el aspecto robusto y alto de los 4x4 clásicos. Pasaron a emplear carrocerías autoportantes en lugar de un chasis de largueros y travesaños y en muchos casos, apostaban por suspensiones independientes en ambos ejes, lo que mejoró notablemente su agilidad.

Eso sucedía con el primer Toyota RAV4, considerado por muchos como el pionero de los todocaminos actuales, un vehículo que independiente de su estética, destacó por ofrecer un comportamiento ágil en carretera y ciertas aptitudes todoterreno. Con el paso de los años, los todocaminos cada vez se han ido aproximando más a los turismos de siempre. Es más, hay muchos SUV a la venta en la actualidad que emplean la misma plataforma que coches convencionales, como es el caso del Renault Captur (Renault Clio), del Ford EcoSport (Ford Fiesta), del Peugeot 3008 (Peugeot 308) o del Volkswagen Tiguan (Volkswagen Golf).

Tras el precio, el principal factor de decisión a la hora de comprar un coche es su aspecto y en este sentido, los SUV tienen mucho ganado frente a los familiares. Son más anchos, altos y largos, suelen ofrecer una imagen exterior que transmite robustez y habitualmente se asocian a estilos de vida activos. Esto les diferencia de los monovolúmenes, que en ocasiones son percibidos como coches más ‘aburridos’; y lo mismo se puede decir de los wagon o familiares.

Dinámicamente, los SUV han mejorado mucho y ahora ofrecen comportamientos muy próximos a los de un coche normal, pero ojo, que eso no significa que sean idénticos. Los todocaminos suelen ser más imprecisos y menos ágiles debido a su mayor altura y peso y, exceptuando contados casos (como el del Porsche Macan), rara vez te divertirás conduciéndolos sobre asfalto. Y si quieres salir al campo, las capacidades de la mayoría están limitadas a caminos u obstáculos de baja dificultad principalmente por sus neumáticos de carretera, pero también por su escasa altura libre al suelo o porque en muchos casos ni siquiera pueden equipar tracción a las cuatro ruedas.

Que por fuera sean más grandes que los coches familiares o monovolúmenes no significa necesariamente que ofrezcan una mayor habitabilidad. Está claro que el puesto de conducción es más alto, con la consiguiente mejora en seguridad, pero esas formas exteriores más agresivas suelen condicionar el espacio disponible en el habitáculo. Un monovolumen lo aprovecha mejor, mientras que los turismos con carrocería familiar mejoran sustancialmente la capacidad de carga en comparación con una berlina normal.

El principal problema es que, en mi opinión, los SUV actuales han pasado de ser vehículos con unas capacidades aceptables en campo a convertirse en turismos con aspecto de todocamino. Está claro que hay excepciones, todavía hay muchos candidatos que cumplen con lo que promete su imagen (como es el caso de los modelos de Land Rover o de Jeep), pero en líneas generales no están pensados para salir del asfalto más allá de caminos en buen estado. Pero esto, aunque no nos guste, no es malo: es la respuesta a lo que demanda el mercado. Si rara vez los usuarios se aventuran a meterse por el campo, ¿de verdad necesitan conducir todo el día un coche capaz de coronar una montaña? Claro que no.

Otro problema para mi es que el usuario final percibe a los todocaminos como una alternativa a los monovolúmenes cuando en realidad y salvo excepciones, suelen tener habitáculos menos espaciosos y aprovechables. Y si hablamos del apartado dinámico, poco pueden hacer si los comparamos con un coche con carrocería familiar, que gracias a su centro de gravedad más bajo y menor peso, son considerablemente más ágiles e incluso, divertidos de conducir.

Entonces, ¿qué interesa más, SUV o familiar? Pues la respuesta depende de ti, porque si te sientes atraído por los todocaminos en general, por la imagen robusta que ofrecen, por su puesto de conducción elevado o por su presencia en carretera, está claro que te gustaría tener uno y no voy a ser yo el que te diga que no deberías hacerlo. En mi caso, si sé que no voy a pisar el campo, apostaría por un monovolumen o mejor aún, por un familiar: gastan menos, son más fáciles de aparcar, tienen mucha capacidad de carga y además, suelen ser considerablemente más asequibles. Si al final tiras por un todocamino, te dejamos con los mejores SUV de 2017.

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