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Cazadores de mitos: cuatro falsos bulos sobre alimentación

¿No entiendes por qué, a pesar de tus esfuerzos, ni la dieta ni el ejercicio dan el resultado que esperas? Podría deberse a alguno de estos cuatro falsos mitos de la alimentación. Desde el zumo a la grasa, pasando por cómo conseguir adelgazar, muchos son los elementos que se ven afectados por estos bulos... ¡Los desmontamos!

Ocho alimentos 'quemagrasa': comer para adelgazar

Te esfuerzas, te esfuerzas, y te vuelves a esforzar, pero ni tu dieta ni tu ejercicio dan el resultado que esperabas... Ojo. ¿Podría deberse a que te has creído alguno de los falsos mitos que existen sobre la alimentación? Sigue leyendo; los desmontamos todos...

Falsos mitos sobre alimentación: ¡desmontados!

1. El mito: "No debería comer yema de huevo si estoy a dieta"

¡Mentira! La yema te ayudará a sentirte saciado entre comidas y evitarás picotear. La naturaleza pone los nutrientes en los alimentos con un equilibrio, y comer solo una parte lo destruye. Todas las vitaminas y minerales del huevo están en la yema. La clara carece de vitamina A, D, E y K, y solo una parte de las vitaminas B (importantes para el estado de ánimo y la mente) que contiene la yema. Con los minerales pasa lo mismo. La yema de huevo tiene 20 veces el calcio de la clara, y 30 veces más hierro.

La gente que desayuna huevos se siente llena durante el resto del día, ya que este alimento hace disminuir los niveles de la hormona del hambre, la ghrelina, y eleva los niveles del peptido YY, encargado de saciar. Combinar huevos con hidratos de carbono complejos (como pan integral) te ayudará a mantener el nivel de glucemia en sangre equilibrado.

2. El mito: beber zumo es lo mismo que comer una pieza de fruta

La fruta es un alimento, pero el zumo de fruta (industrial) es comida procesada y carece de nutrientes. Al beberlo, te subirá la glucosa en sangre, lo que hace que se genere insulina para que el nivel de azúcar vuelva a la normalidad. Esto también sucede cuando comes fruta, pero la fibra que tiene aplaca el efecto de la insulina. El zumo, además, contiene mucha fructosa (azúcar), que se transformará en grasa al llegar a tu hígado.

Trata de tomar dos piezas de fruta diarias, y cambia el zumo por uno casero hecho a base de verduras. El jugo de pepino, zanahoria, limón, pimiento verde, apio o remolacha es perfecto para empezar el día.

3. Mito: "Para adelgazar, ponte a contar calorías"

Contar calorías ayuda a perder peso a corto plazo, pero, a la larga, no es práctico registrar cada cosa que te llevas a la boca. Una investigación de 1917 demuestra que si adelgazas con una dieta baja en calorías, volverás a ganar todo el peso, o incluso más. Posteriormente, un informe que revisó 80 casos de pérdida de peso demostró que los kilos vuelven a almacenarse unos seis meses después de hacer régimen, independientemente de cuántas calorías se hayan dejado de consumir o cuánto se haya incrementado la actividad física. Contar calorías no conlleva necesariamente la pérdida de peso, y enloquece a tu metabolismo, lo que al final te lleva al punto del que partiste.

Toma una dieta completa basada en las proteínas magras del pescado, el pollo y las legumbres, en las grasas 'buenas' (frutos secos o semillas), y pequeñas cantidades de hidratos de carbono complejos, como el arroz integral. Si llenas la mitad de tu plato con verduras sin almidón (aquellas de hoja verde, tomates y pimientos), y te das caprichos solo de vez en cuando, perderás peso de un modo saludable.

4. El mito: "Si quieres perder peso, no comas grasa"

La grasa es vital. Sin ella, moriríamos. Se encarga de transportar las vitaminas liposaludables A, D, E y K, que son necesarias para cada célula del cuerpo, desde las de los ojos hasta las de los huesos. Además, es el más versátil de los macronutrientes”.

Comer grasa no genera los picos de insulina que causan los hidratos, con lo que te sentirás lleno durante más tiempo y no caerás en la tentación de comer de más. La carne roja es buena (sin excesos), ya que es rica en proteína y hierro, pero varía de fuente de proteína para asegurarte un amplio abanico de nutrientes. Las principales deberían ser las legumbres, alimento alcalino, pescado azul (rico en ácidos grasos omega-3) y pollo por su contenido en vitamina B.

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