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Prueba: Mercedes Clase G (2017)

¿Buscas un coche de lujo por más de 90.000 euros que te dé el máximo confort? Pues este no es tu modelo. En esta prueba del Mercedes Clase G (2017) queda claro que su hábitat natural está fuera del asfalto, donde sigue siendo el rey 35 años después.

Desde hace más de 35 años, el Mercedes Clase G ha sobrevivido a toda su competencia. ¿Land Rover Defender? La normativa Euro 6 lo ha sacado, por el momento, del tablero de juego. ¿Nissan Patrol? Relegado al mercado norteamericano, como vehículo industrial. La lista de los todoterreno puros que han ido quedando en la cuneta es interminable. El de Mercedes, sigue siendo, a día de hoy, una referencia. Prueba: Mercedes Clase G (2017).

Aunque su diseño apenas ha variado en todo este tiempo (y ese es uno de sus puntos fuertes), lo cierto es que este modelo hoy impresiona más que nunca: desde motores impresionante de 600 CV bajo el capó hasta equipamiento de superlujo en el que no faltan asientos climatizados o unas ruedas imponentes de 20 pulgadas. Y aunque su cuadrado morro, que es una seña de identidad, apenas ha variado, Mercedes ha conseguido lo que parecía imposible: adaptarlo a la normativa actual de protección de peatones, empleando un paragolpes más grueso y tendente hacia abajo. 

Aquí tienes el Clase G más lujoso del mundo:

Pero claro, estamos hablando de un todoterreno puro, de los que ya no quedan, y eso afecta a la conducción en asfalto: sus dos ejes rígidos vuelven los giros pesados e imprecisos. Pero nadie que adquiera este coche pretende manejarlo con tres dedos, sino que tiene muy claro que debe agarra el volante fuertemente con las dos mano. Y es que por mucho que lleve estabilizadoras más gruesas y un ESP muy avanzado, sus reservas en curvas son muy escasas. Mejor tomárselo con tranquilidad. No ayudan su carrocería elevada y unas vías, comparativamente, algo estrechas. 

Un coche pensado para el 'offroad'

Porque el Clase G no está pensado para 'driftar', por mucho que su motor rinda 245 CV y el ESP sea totalmente desconectable. Esta función está pensada para lograr la mayor eficacia fuera del asfalto, su terreno natural. Tampoco es un coche para quienes buscan confort por encima de todo, por mucho que su precio supere los 90.000 euros. Uno se puede preguntar: ¿Por qué diablos sigue recurriendo a algo tan vetusto como son dos ejes rígidos? La respuesta que da la marca: porque aportan infinidad de ventajas en conducción todoterreno: mantienen la misma distancia al suelo independientemente de la carga, y aportan mucha más robustez ante un uso intensivo fuera del asfalto.

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Porque aquí es donde el Clase G sigue demostrando que prácticamente no tiene rival. Con su tracción total permanente que distribuye la fuerza al 50% entre los dos ejes y un convertidor de siete velocidades con las relaciones muy optimizadas, pasa absolutamente por cualquier lugar que te propongas, con unos ángulos de ataque y salida muy generosos, igual que la profundidad de vadeo. 

Pero para quienes no les convenza adquirir un coche de lujo de este precio tan deficitario en confort, Mercedes ya tiene una alternativa. En un año, la marca tiene planeado un Clase G civilizado, con suspensión independiente delante que será 10 centímetros más ancho y, gracias a el empleo de aluminio en la carrocería, reducirá su peso total en unos 200 kilos. 

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¿Buscas un coche de lujo por más de 90.000 euros que te dé el máximo confort? Pues este no es tu modelo. En esta prueba del Mercedes Clase G (2017) queda claro que

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