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Mazda3 Sportsedan 2.2 150 CV: por si un compacto no basta

El nuevo Mazda3 Sportsedan 2.2 150 CV parece mucho más que un compacto, puesto que por sus dimensiones, acabados, equipamiento y motorización se aproxima sin complejos a una berlina media. Ya lo hemos probado.

Cualquiera que haya seguido la evolución del compacto de Mazda se dará cuenta de que se trata de un coche que, con los años, ha ido creciendo en todos los sentidos: estética, dimensiones, equipamiento, confort y dinamismo, si bien, en este último apartado, las siglas MPS ya le habían ido dotando de unas prestaciones de lo más interesantes. Ahora me toca probar el nuevo Mazda3 Sportsedán 2.2 150 CV, que se aproxima sin complejos a una berlina media. ¿Para quién? Para aquellos a los que un compacto se les quede pequeño y no quieran saltar a una berlina por tamaño o precio. ¿Para cuándo? Ya está a la venta desde este mismo otoño. ¿Por qué ha crecido? Sigue leyendo:

Para empezar, mide 4.585 mm, 120 mm más que su hermano 'corto', por lo que a simple vista podría ser confundido con su otro hermano, el mayor, el Mazda6. El frontal y la fluidez de sus líneas son dignos herederos del prototipo Mazda Shinari, que tuve la ocasión de conocer personalmente en Milán en 2010. Es más, entonces hubiera apostado a que sus angulosas líneas de la calandra no pasarían tan fácilmente a los coches de producción de la marca... y lo cierto es que -afortunadamente- son perfectamente reconocibles, excepto en los retrovisores -demasiado afilados entonces- debido a cuestiones de homologación y seguridad.

Mazda3 Sportsedan clanadra

Además, en el interior, ese salto cualitativo del que ya te hablamos en la prueba 'Mazda3 un hueso duro de roer' sigue siendo patente: el salpicadero tiene un diseño moderno pero muy elegante, sin estridencias, con unos buenos ajustes y un tacto propio de coche de gama superior.

La visibilidad del cuadro es muy buena y sencilla, con un cuentarrevoluciones que en esta unidad (hay dos configuraciones) preside todo el conjunto y le da un toque de deportividad, en línea con ese concepto japonés 'Kodo' que hay detrás de todos los nuevos Mazda. La firma lo traduce como "el alma en movimiento", esa potencia latente que tienen los animales antes de atacar, o cualquier objeto flexible que, al doblarlo, esté en tensión antes de volver a su posición original.

El velocímetro es digital y aparece en un segundo plano, en pequeño y a la derecha del cuentavueltas, con lo que la opción de proyectarlo en el 'head-up display' entre el volante y el parabrisas resulta de lo más conveniente. No es tecnología muy innovadora, puesto que lleva años funcionando en otros modelos generalistas de la competencia, pero aquí cumple sobradamente su función.

Un sedán muy ágil

A este Mazda3 le viene al pelo lo de Sportsedan, porque sus formas más 'clásicas' -si es que se pueden definir así- de casi un tres volúmenes no penalizan en absoluto su comportamiento dinámico. Este motor de más de dos litros de la unidad de pruebas consigue una potencia de 150 CV que, además de ser más que suficientes para moverse con agilidad en cualquier terreno, se entregan bien desde abajo y hasta la zona media del cuentavueltas. Ese puede ser su principal argumento frente a competidores que con esa cilindrada sean capaces de desarrollar más caballos. 

cambio de 6 v

El cambio manual de seis velocidades cuenta con desarrollos cortos y deportivos muy similares a los del Mazda MX-5, pero que tampoco resultan molestos con una conducción de 'padre de familia'. Me explico: en ciudad, puedes salir el primero de los semáforos, pero al engranar las relaciones de forma tan precisa, es fácil eliminar por completo tirones inapropiados con solo recorrer los primeros kilómetros. Por carretera, las recuperaciones son brillantes y la sexta, muy utilizable a velocidades legales (puedes mantener una velocidad de crucero en autopista a 120 km/h a 2.000 RPM 'clavados', para que el consumo no se resienta).

Mazda3 exterior
 

En resumen...

No es nada fácil llegar a un compromiso entre lo bonito, lo deportivo, lo confortable y lo práctico (espacio interior en formas contenidas) y el nuevo Mazda3 Sportsedan 2.2 150 CV presenta un interesante equillibrio en todos estos aspectos. Además de su atractivo diseño, me quedo con su comportamiento dinámico (respuesta del motor y cambio), sus calidades interiores, su baja rumorosidad y su capacidad de maletero (cabe un carro infantil longitudinalmente, mientras que en otros compactos te las ves y te las deseas para acomplarlo transversalmente en el cofre).

No me ha convencido tanto el funcionamiento errático del sistema start-stop ('i-stop'), que solo actúa cuando la temperatura del motor es óptima después de muchos kilómetros y deja de hacerlo de pronto en cuanto las retenciones de tráfico se hacen más presentes. Las plazas traseras no son especialmente espaciosas, si bien se compensa por las generosas dimensiones del maleteto. Eso sí, la boca de carga es justita, en favor de una zaga algo elevada. Dentro, es una pena que un coche de estas características -más propicio a las escapadas que al callejeo por ciudad- incluya un kit de reparación en vez de rueda una rueda de repuesto, aunque sea 'de galleta'.

Finalmente, aunque en mi caso no ha sido motivo para desencantarme, el precio del nuevo Mazda3 Sportsedan 2.2 150 CV resulta algo elevado. Y, por mucho que uno se planteara rebajarlo todo lo posible en el concesionario, a los 27.100 euros de la unidad probada (acabado Luxury) solo conseguiría arañarle 450 euros de la pintura metalizada (600, si no eligiera el rojo 'soul red') y los 400 euros del 'Pack Navi'. 

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