Tenemos dos orejas y una sola boca: es hora de escuchar... y al planeta también

Recientemente asistí a la segunda edición de Audi Summit for Progress, que bajo el título ‘Ideas to start the future’ (Ideas para iniciar el futuro), organizó la marca de los cuatro aros en Madrid.

Esta iniciativa reúne a personalidades que de verdad sí tienen algo que decir y sus brillantes ideas aportan –y mucho– acerca de cómo gestionar los desafíos del presente y el futuro, en especial a nuestra relación con el medio ambiente –y eso incluye la forma en que nos movemos y lo haremos en las próximas décadas–.

Me llevé a casa unas cuantas ideas que estuve rumiando. Por ejemplo, el director general de Audi España, José Miguel Aparicio, decía que estamos expuestos como nunca a una saturación de impactos negativos y, para mayor escarnio, puso el acento en su intervención en la ausencia de referencias por parte de la clase política. 

Por tanto, Aparicio conminaba a que sea el sector privado el que alce la voz, el que asuma el reto de cambiar las cosas, sobre todo en lo que al cambio climático se refiere. Y, claro, en este aspecto, la movilidad es un pilar fundamental para ello. 

Es más, me pareció muy acertado que el director general de Audi presentara al sector del automóvil más que como fuente del problema del cambio climático, como fuente de solución. “Pero no es suficiente; hay que hacer más”, destacó Aparicio, mientras subrayaba: “Una sola empresa no puede hacer cambios sistémicos, ha de tejer alianzas con otros actores”.

Puede que todo esto que estoy contando te importe un soberano pimiento. Y lo respeto. Sí, porque si algo he aprendido a lo largo de los años es que nadie está en posesión de la verdad, y menos un humilde servidor. 

Ahora bien, echo un vistazo al estado del mundo –y no me refiero a las guerras y la ausencia de paz que sufren miles, millones de personas en distintos países–, a la salud del planeta y, como se suele decir, “por el color de la orina, el paciente no anda muy bien”...

Incendios masivos en verano, inundaciones cada dos por tres, temperaturas excepcionalmente altas o bajas en distintas estaciones, sequía, territorios que se van hundiendo, glaciares en retroceso… Sinceramente, algo estamos haciendo mal como especie. Y aunque te importe un pimiento lo que te estoy contando, quizá merezca un mínimo de reflexión.

Por mi parte, sumo a los comentarios de José Miguel Aparicio a las declaraciones de José Antonio León Capitán, director de Relaciones Institucionales de Stellantis Iberia y vocal de Anfac, durante su intervención en la tercera edición de Mobility Talks, iniciativa para hablar de movilidad impulsada por Business Insider España y Auto Bild España que se celebró hace unas semanas.

Contaba León Capitán el compromiso de Stellantis con el coche eléctrico, e incidía en el hecho de que “hay que promover una movilidad que no discrimine a nadie”. 

En parecidos términos se manifestaba Ramón Ledesma, consejero asesor de Pons Mobility, quien advirtió de que “hay que saber gestionar esta situación de los vehículos que no tienen distintivo, porque puede provocar un problema social”.

Aunque no soy nadie –más que un simple juntaletras– para dar consejos, sí quiero pedir una reflexión sobre lo que tú, querido lector, puedes hacer para frenar el cambio climático. “¿Yo? ¿Y qué puedo hacer?”, te preguntarás. 

Pequeños gestos como no coger el coche para hacer recados a corta distancia, practicar una conducción ecoeficiente, utilizar el transporte público de vez en cuando, compartir vehículo… Múltiples pequeños gestos pueden hacer un mucho…

Pero eso sí: nadie, absolutamente nadie, debería prohibirnos poder seguir moviéndonos, hacer uso de nuestro derecho a la libertad de movimientos. Lo cortés no quita lo valiente.

Y, por supuesto, tampoco quiero olvidarme del empleo, pues en la carrera hacia las cero emisiones va a haber víctimas colaterales. Por eso aplaudo la aprobación del informe para la ampliación del Fondo de Transición Justa, en el que se propone por primera vez extenderlo a las regiones más afectadas por la transición del sector del automóvil.

“Esta transformación es una oportunidad, pero solo si el entorno es el adecuado y se implementan las políticas públicas necesarias para que empresas y ciudadanos puedan adaptarse. La UE no puede dar la espalda a las regiones ni a los millones de familias cuya economía depende del sector automóvil", expuso la eurodiputada española Susana Solís, de Ciudadanos y ponente del informe.

Los seres humanos tenemos dos orejas y una sola boca: es hora de escuchar, de escuchar al planeta y entender lo que nos pide. No es una tarea fácil, y no corresponde solo a los políticos; más bien al contrario: nos afecta a TODOS.