El problemón del coche eléctrico tiene solución, aunque surge uno nuevo

Poco a poco, mucho a mucho en otros países europeos, el coche eléctrico va ganando cuota de mercado en España. Una de las mayores reticencias a la hora de comprar uno de estos vehículos era la autonomía, insuficiente para realizar largos viajes sin tener que parar a tomar ‘un café de media hora’.

Por suerte, esa infusión puede ser prescindible -aunque recuerda que siempre es bueno parar para descansar- gracias a que ya existen coches como el Volkswagen ID.7 con una autonomía de 700 kilómetros, cifra que en conducción real puede rondar los 600 -por aquí te dejo la prueba del Volkswagen ID.7 de mi compañero Kike Ruiz-.

¡Cómo hemos cambiado! Como diría Michael Jackson…

Y esta cantidad seguirá aumentando a medio plazo, porque se habla de avances en la evolución química y física de las celdas, que permitirán una autonomía de unos 1.300 kilómetros. La culpa la tiene el silicio, que es una alternativa interesante al grafito como material activo del ánodo, puesto que ofrece una capacidad de almacenamiento diez veces mayor. Gutiérrez que le veo… Con las baterías compactas de estado sólido se espera conseguir un aumento de la densidad energética de hasta el 50% -más info-. Problema resuelto.

Ahora llega el problemón que, desde mi punto de vista, es el que a más gente ha echado para atrás a la hora de decidirse o no por un coche eléctrico: el número de puntos de recarga.

No es normal lo complicado que es instalar una red de cargadores públicos. En muchos de los casos, para conseguir la autorización para iniciar la instalación de un punto de recarga, los operadores tienen que superar trámites que pueden llegar a año y medio de espera. Tremendo.

Primero es el Ayuntamiento de la localidad el que tiene que autorizar la obra. Si la suma de todos los puntos de carga supera los 100 kW, también tiene que darla la Delegación de Industria de la comunidad autónoma. ¿Que está a menos de 100 metros de una carretera? Súmale el permiso del Ministerio de Transportes, del gobierno autonómico o nuevamente del Ayuntamiento, dependiendo de quién sea el titular de la vía. ¿Un río? ¿Ruinas? ¿Zona de patrimonio? Entonces toca la autorización de Servicios Hídricos, Cultura o el de la administración responsable.

Un claro ejemplo es el cargador que tiene Kia en su concesionario de San Sebastián de los Reyes, que es donde recogemos los periodistas los coches de prensa. Es de 350 kW y su instalación está terminada desde noviembre. El cargador funciona, pero no está operativo porque aún está pendiente de ‘unos papeles’. Burocracia…

Una reflexión al ralentí

¿Sabías que el próximo 23 de julio estás llamado a votar? Seguro que has oído algo, aunque sea de soslayo.

A diferencia de muchos ciudadanos, la pregunta que me viene a la cabeza no es si estaré de vacaciones en esa fecha, sino qué va a pasar con las ZBE o con la Ley de Movilidad Sostenible. Respecto a la primera, los municipios con más de 50.000 habitantes siguen teniendo la obligación de crear áreas de tráfico restringido en función de las emisiones contaminantes, ya que está recogida en la Ley de Cambio Climático que ya está en vigor.

El que sí queda en suspenso es el Proyecto de Ley en diciembre de 2023 con el que se iban a crear políticas públicas de transporte que promoviesen una "movilidad limpia y saludable entendida como un derecho social". Lo más importante es que en las ciudades se iban a instaurar peajes, una nueva tasa para los vehículos que circulasen por las ZBE. Una pena… (modo irónico ON).

También se iba a mejorar la información pública disponible sobre infraestructura de recarga para vehículos eléctricos, con un mapa interactivo de cargadores incluido. Una pena… (modo irónico OFF).