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Opinión: ¿se están convirtiendo los coches en grandes smartphones con ruedas?

coches smartphones con ruedas

Sí y no es bueno

No vendo un iPad con un coche a su alrededor, vendo un Alfa Romeo”. Estas palabras las pronunció el año pasado Jean-Philippe Imparato, CEO de Alfa Romeo. Y vienen que ni pintado para ilustrar este artículo. ¿Se están convirtiendo los coches en grandes smartphones con ruedas? Está claro que sí y no es bueno.

Tradicionalmente, una persona compraba un automóvil para cubrir una necesidad básica en las sociedades modernas, la de desplazarse con libertad de un punto a otro. Y, en este sentido, uno compraba un coche u otro atendiendo a una serie de criterios: potencia, habitabilidad, cambio manual o automático, consumo…

Pero la industria del automóvil ha cambiado muchísimo en los últimos años y el coche se ha convertido en un producto que poco o nada tiene que ver con lo que era. Ya no es tanto un vehículo para desplazarse como un aparato cargado de tecnología de última generación

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Esto también responde a los cambios de hábitos y gustos de la sociedad. Los fabricantes de automóviles tienen que vender sus productos y, para ello, tienen que adaptarse a los gustos del público. ¿Y qué es lo que atrae a la mayoría de la gente? Pantallas táctiles, asistentes de voz y todo eso.

El público, sobre todo, el más joven, que ya viene de serie con móviles, tablets y la Play Station 5, prefiere que su coche tenga un cargador de inducción para el smartphone, una pantalla enorme sobre el salpicadero y conectar la música de su móvil que un buen motor, una caja de cambios suave o una dirección precisa. 

Esto lo saben las marcas y es lo que ofrecen. La prueba está en el equipamiento tecnológico cada vez mayor de los coches, con pantallas cada vez más grandes, incluso cuadros de instrumentos convertidos en iPad que ofrecen la información en 3D. Podría decirse que los fabricantes hacen coches para la gente que no le gustan los coches o no le gusta conducir.

Hasta Volkswagen ha sucumbido a esa tendencia, una marca que siempre se ha caracterizado por fabricar interiores sobrios, pero muy ergonómicos, donde el conductor sentía que tenía todos los mandos al alcance. Ahora, la compañía alemana apuesta por los entornos digitales.

La cara negativa

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Sin embargo, detrás de ese aspecto moderno y minimalista de los coches actuales que, en algunos casos, parecen haber salido de alguna película de ciencia ficción, se esconden dos aspectos negativos que tienen que ver con la ergonomía y la seguridad.

Al tener un entorno tan digitalizado, con pantallas que aglutinan todas o las principales funciones del vehículo, como la climatización, la navegación o el audio, el conductor tiene más posibilidades de distraerse. 

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Nunca los coches han ofrecido tanto infoentretenimiento como ahora, algo que hace que el conductor aparte más tiempo la vista de la carretera, aumentando así el riesgo de distraerse y, por tanto, de sufrir un accidente. 

Y aquí salta una enorme paradoja: te pueden multar por manipular el móvil mientras conduces (ahora basta con tener el móvil en la mano, aunque no lo estés usando) y, al mismo tiempo, te llenan el coche de pantallas que pueden provocar la misma desatención cuando intentas cambiar la temperatura del climatizador. Curioso, ¿no?

Seguramente dirás que los coches actuales también están equipados con numerosos asistentes a la conducción, los famosos sistemas ADAS, que aumentan la seguridad. De acuerdo, pero no nos engañemos, la tecnología ayuda hasta cierto punto y, a día de hoy, el sistema de seguridad más eficaz en un automóvil sigue siendo el cinturón de seguridad

Además, eso de depender tanto de la tecnología no parece que sea muy buena idea. ¿qué ocurriría si en algún momento el software fallase o la pantalla dejase de funcionar y no pudieras modificar la temperatura del climatizador o cambiar el dial de la radio? 

A esto habría que añadir lo que costaría reparar cualquiera de esas pantallas táctiles. Lógicamente, cuanta más carga tecnológica tiene un coche, más posibilidades hay de que algo falle y, además, el arreglo sea más caro.

Por otro lado, en lo referente a la ergonomía (aunque está relacionado con todo lo anterior), era mucho más cómodo, sencillo y rápido (y seguro) modificar la temperatura del climatizador con un simple botón físico, que buscar el correspondiente menú en la pantalla táctil. 

No pretendo aquí hacer una enmienda a la totalidad al uso de pantallas en los coches. Creo que son necesarias para proyectar información útil relativa a la conducción o al confort, pero en su justa medida. No hay que llegar al extremo de convertir todo el salpicadero en una tablet, como el nuevo Mercedes EQS con su Hyperscreen.

Habrá que ver si se trata de una moda pasajera o se prolongará en el tiempo. Afortunadamente, hay marcas que han anunciado la vuelta a los botones físicos, como Honda. Eso sí, después de llenar de pantallas el Honda e. Veremos. 

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

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