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Opinión: gasolina sintética de Porsche, estas son sus ventajas y desventajas

Gasolina sintética de Porsche
La esperanza ante el futuro eléctrico.

Que el futuro de la automoción parece eléctrico es algo que tenemos más o menos claro todos. Sin embargo, hay quienes buscan perpetuar los motores de combustión y no solo se quejan, si no que se ponen manos a la obra por ello: la gasolina sintética de Porsche se presenta como el Santo Grial de los puristas anti baterías.

Porsche lleva trabajando tiempo en un combustible ecológico que permita que los modelos térmicos puedan seguir funcionando en los años venideros, haciéndolo además de la manera más limpia posible.

Ahora bien, ¿se trata de una buena o de una mala idea?

Lo primero: ¿qué es la gasolina sintética de Porsche?

Para crear este combustible eco se utiliza un proceso de electrolisis que toma el agua y separa el oxígeno del hidrógeno, este último se combina con CO2 procedente del aire y se crea metanol sintético, que luego se procesa para ser convertido en e-fuel y utilizado en los vehículos.

Las ventajas de la gasolina sintética de Porsche

La primera y más obvia la hemos mencionado ya: siendo más limpia, es una alternativa al combustible tradicional, lo que haría que los coches puedan cumplir con las regulaciones de emisiones más estrictas.

La segunda es el hecho de que, aunque sea de la marca alemana, es compatible con cualquier tipo de automóvil y, de hecho, la pueden usar incluso los vehículos antiguos porque no es necesario aplicar ningún sistema específico para que funcione.

Y la tercera es el hecho de que gracias a ella podremos seguir viendo coches de combustión (al menos a priori) en un futuro a medio plazo, lo que no hará necesario llevar a cabo “sacrilegios” como convertir a baterías modelos que son iconos del mundo de la automoción (sin salir de la firma germana, el mismo Porsche 911).

Algunos inconvenientes

Cuesta encontrar inconvenientes en la gasolina sintética de Porsche porque se postula como una de las pocas alternativas para salvar a los modelos de combustión, pero sí es posible encontrar ciertas pequeñas lagunas en su trayecto a medio plazo.

La primera tiene que ver con el ritmo de producción de este nuevo combustible: en 2022 (año en que comenzará su fabricación a gran escala) se crearán 130.000 litros, en 2024 ya saldrán de fábrica 55 millones anuales y para 2026 se espera llegar a 550 millones de litros al año.

La progresión parece que va a ser rápida, pero aún así la cifra va a quedarse corta si tenemos en cuenta la gigantesca cantidad de combustible que se consume por vehículos de manera anual en todo el mundo. Es un buen comienzo, pero sería necesario que otros fabricantes se pusiera manos a la obra para que el volumen fuera mucho mayor.

Este inconveniente es bastante solucionable, puesto que si hay negocio, no serán pocos los que se pongan a producirlo. Ahora bien, para que ese negocio se dé, es necesario que desde los gobiernos le den luz verde y permitan el uso del combustible, y ahí reside el mayor escollo.

Y es que con el diésel demonizado, la tónica imperante en el discurso político es la de directamente eliminar la combustión abogando por una realidad eléctrica que todavía no está preparada para tener lugar.

Si se diera el cambio de actitud desde instituciones, organizaciones y demás; no habría problema, pero a día de hoy no parece que sea la mentalidad desde los puestos de poder.

Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no tienen por qué coincidir necesaria o exactamente con la posición de Axel Springer o Auto Bild España.

Etiquetas: gasolina

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