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Los rivales que nunca esperaba el Toyota Prius

En los 20 años que lleva en el mercado, ha visto como la práctica totalidad de las marcas han seguido sus pasos, incluso las que nadie se esperaba.

Cuando el nipón abrió la veda en el mercado japonés allá por 1997, pocos visionarios se hubieran atrevido a decir que modelos híbridos como el Toyota Prius serían la tónica común un par de décadas más tardes. A pesar de ello, el tiempo ha pasado y, año tras año, más y más marcas han lanzado sus propios vehículos electrificados, ya sean híbridos, híbridos enchufables o eléctricos puros.

Las políticas anticontaminación y de emisiones, cada vez más restrictivas, han hecho que la mayoría de los fabricantes se vean abocados a tener uno o más modelos de estas características en sus gamas y, si no los tienen ya, si entran en sus planes inmediatos o a corto plazos. La cuestión es, ¿se hubieran imaginado a finales del siglo XX que en 2017 estarían produciendo coches de naturaleza híbrida? Estos son los rivales que hace dos décadas el Toyota Prius no habría imaginado que iba tener.

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El Porsche Cayenne e-Hybrid entra en la lista por partida doble. En primer lugar, ¿quién se hubiera imaginado en 1997 que habría un SUV de Porsche? La marca alemana, cuna de deportivos, se arriesgó en su apuesta, pero acertó de pleno, dando con el modelo que la salvó y permitió llegar hasta donde está hoy. Y, en segundo, que acabara utilizando un sistema de propulsión híbrido tampoco debía estar en las quinielas de muchos. A pesar de ello, ya desde su versión de acceso de 416 CV (333 del motor de combustión y 95 del eléctrico) combina prestaciones (0-100 km/h en 5,9 segundos), eficiencia (3,4-3,3 l/100 km) y espacio interior.

Tampoco hubiera apostado nadie porque Land Rover, un chico de campo, se dencantaría por los híbridos, pero el grupo ha declarado que quiere electrificar toda su flota, y el que ha abierto la veda ha sido el Range Rover Sport P400e. Presentado hace apenas una semana, sus motores (uno gasolina y uno eléctrico) entregan una potencia conjunta de 404 CV y un par máximo de 640 Nm, gracias a su batería de 13,1 kWh permite recorrer hasta 51 kilómetros en modo 100% eléctrico y consigue homologar un consumo realmente contenido de 2,8 l/100 km.

Y es que esta tecnología, que antes se veía solo para mejorar la eficiencia, las marcas han acabado adoptándola para eso y también para aumentar el rendimiento de sus vehículos. BMW es un claro ejemplo de ello, empleándola desde en modelos terrenales como el 530e iPerformance a deportivos como el i8, que bajo su diseño cupé combina un motor térmico y otro eléctrico para entregar 362 CV y tener hasta 600 CV de autonomía.

Y ya que hablamos de prestaciones, es necesario hacer mención a un hito que tuvo lugar hace apenas cuatro años: ¿quién, en su sano juicio, hubiera creído que en la reinterpretación moderna de la santísima trilogía todos sus integrantes montarían mecánicas híbridas? McLaren P1, Ferrari LaFerrari y Porsche 918 Spyder demostraron al mundo que la hibridación era el camino a seguir por los deportivos de alto rendimiento, aumentando su potencia, su respuesta e inmediatez con la inclusión de motores eléctricos que, además, permiten ahorrar valiosos litros de combustible. Si al Toyota Prius le hubieran dicho en su cuna que aquellos que le desdeñaban y no le consideraban siquiera un coche de verdad, iban a acabar utilizando su tecnología, seguramente se hubiera reído.

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