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Prueba Mazda CX-60 e-Skyactiv-D: sigue su propio camino y eso es genial

Prueba Mazda CX-60 e-Skyactiv-D

Mazda se sale de las tendencias del mercado.

No se le puede acusar a la gente de Mazda de hacer lo que todos, y menos aún con el nuevo Mazda CX-60, que llega con una imagen muy sugerente y un diésel de seis cilindros y 3,3 litros. Me acomodo tras el volante con el buen sabor que me deja su exterior. Estoy cómodo en unos asientos muy agradables y sin sensación de agobio. 

En Mazda no es que sean muy dados a los excesos estéticos: líneas sencillas y horizontales, buen diseño... todo lo que veo me hace sentir cómodo. También aporta su granito de arena el manejo. 

 

Tienes una pantalla central que es el corazón del sistema de infotainment. Quizá un poco más de salero en los gráficos no hubiera estado mal, pero se lee bien y su manejo táctil es sencillo... aunque en parado. 

Una vez en marcha, todo se controla con un mando giratorio clásico rodeado de botones. Fácil... a menos que utilices Android Auto o CarPlay, aplicaciones pensadas para un uso táctil, y un mando no es la mejor de las experiencias. 

Y hablando de pantallas, la que tienes tras el volante sigue la misma línea de sencillez. No hay gráficos, colores o animaciones innecesarias. El único movimiento que percibirás es el de la aguja del cuentavueltas cuando se acopla o desacopla el motor. Y ya que lo menciono, vamos con el seis cilindros. 

En casi 1.000 km de prueba he medido un consumo de 6,4 litros, lo que es una locura para un SUV grande de casi dos toneladas. Al presionar el botón de arranque se percibe el típico sonido a diésel. No es especialmente bonito, pero sí suave, como buen seis en línea. 

En marcha no me ha acabado de entusiasmar. Te da la sensación de que le cuesta moverse e incluso a veces duda a la hora de escoger la marcha adecuada, algo que sólo desaparece cuando subes de vueltas: desde 3.000 rpm empuja con brío y garra. 

Además, siempre puedes activar el modo Sport, que tensa un poco todo. Este te va a gustar más si prefieres sentir mayor inmediatez a tus órdenes. 

Prueba Mazda CX-60 e-Skyactiv-D

En cuanto a la dinámica, ofrece mucha calidad en viajes largos, donde convence con una buena estabilidad lineal. Pero cuando aparecen baches, el eje trasero es especialmente duro, lo que llegará a molestar a tus acompañantes. 

En carreteras secundarias, si el asfalto está bien y la cosa no se retuerce demasiado, irás cómodo y confiado. Pero si llegan curvas, su peso y un tacto de freno mejorable harán que no disfrutes de la conducción tanto como la idea de un seis en línea diésel unido a un Mazda puede parecer a priori…

Mi opinión

En Mazda llevan tiempo defendiendo la idea de 'rightsizing' en contraposición a 'downsizing': más vale un motor de tamaño adecuado que uno pequeño sí o sí. Pero creo que la dinámica se queda un poco justa debido a una suspensión que no me llena.

Etiquetas: SUV

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