Prueba DS 9 e-tense 225: echaba de menos conducir un buque insignia como este

Prueba DS 9 e-tense 225. Tras tanto empacho de SUV, da gusto volver ponerse a los mandos de una berlina, en este caso, el nuevo buque insignia de la marca DS. El DS 9, que mide 4,93 metros de longitud –con una batalla de 2,90 m–, 1,86 metros de ancho y 1,46 m de alto, es un auténtico barco, en el mejor sentido de la palabra, pues ofrece un gran espacio interior, como contaré más adelante, y un maletero de 510 litros, cuyo volumen no se ve afectado en las variantes e-tense, hibridizadas.

El DS 9 se sitúa por tamaño, en este sentido, entre un Audi A4 y un Audi A6, una estrategia que ya vimos anteriormente con el DS 7 Crossback, a medio camino y por seguir con la referencia de Audi, entre un Q3 y un Q5. 

En lo que al diseño exterior se refiere, me reafirmo en las primeras impresiones de julio del año pasado cuando vi por primera vez en vivo y en directo el nuevo DS 9, es decir, las imágenes no le hacen justicia y gana mucho más en vivo y en directo. Eso sí, sigo pensando, que la moldura del capó seguramente le encante al cliente de China –donde se fabrica el DS 9–, pero si de mí dependiera lo pondría como opción.

Ha llegado el momento, pues, de ponerlo a prueba. Y para llo vamos a hacer una ruta de calado: Madrid-Santander-Madrid, es decir, casi 900 km de prueba del DS 9.

Para el primer tramo de este largo recorrido voy a probar el DS 9 e-tense 225 CV (híbrido enchufable), con una autonomía en eléctrico puro de 44 kilómetros aproximadamente (ciclo WLTP), y que lo convierte en acreedor de la Etiqueta Cero de la DGT. 

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Accedo al interior del DS 9 y lo primero que me llama la atención es su enorme pantalla en el centro del puesto de conducción. Echo un vistazo y veo ciertos elementos comunes en otros modelos primos del DS 9 y que forman parte de la política de economía de escala impuesta por el CEO de Stellantis, Carlos Tavares. Concretamente, elementos de la antigua PSA, como por ejemplo la palanca del cambio automático, que aunque la hayan disfrazado con el emblema de DS, es la misma que puedes encontrar en un Peugeot 508, modelo con el que el DS 9 comparte mucho mucho. 

No deja de ser una opinión, y para gustos, los colores, pero precisamente si DS quiere ejercer como marca top dentro de la antigua PSA y liderar el segmento premium dentro de Stellantis ha de contar con  las armas adecuadas para ello, y eso pasa por quedar excluida de la política de economía de escala. Y para ello, en mi humilde opinión, no basta con un diseño propio e independiente, pasa también por aquello que no se ve: elementos mecánicos propios.

nicio la marcha y, como suele ser habitual, me gusta empezar a cacharrear, sobre todo con los modos de conducción. Por este motivo no termino de entender por qué el botón de los modos de conducción está ubicado cerca del copiloto. En mi humilde opinión, debería estar en el lado del conductor en la consola central o en el volante. Sé que un conductor tipo quizá no sea tan pesado con estas cosas, pero todo lo que sea facilitar las cosas, mejor.

Otra pregunta que me surge es por qué el DS 9 no cuenta con el head-up display de realidad aumentada del que hace gala el nuevo DS 4 Crossback, y que me parece un auténtico acierto. Me comentan los responsables de DS que en este sentido hay un motivo de construcción, consecuencia de tener un parabrisas no tan vertical como en el DS 4 Crossback, lo que impide poder instalarlo. Una lástima, porque a mi juicio, un buque insignia debería contar con todo lo bueno que pueda ofrecer la marca.

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Volviendo a la parte dinámica, la verdad es que esta prueba del DS 9 me reafirma que el buque insignia es un dechado de confort. A ello contribuye sin duda el DS Active Scan Suspension de serie, sistema que va escaneando el terreno y prepara automáticamente el conjunto del coche para amortiguar las irregularidades del firme. 

Otro punto destacado es el hecho del nivel de aislamiento acústico del DS 9: está muy bien aislado y el nivel de la burbuja se nota en especial cuando se abren las ventanas.

El DS 9 e-etense 225 empuja con solvencia, sobre todo en modo Dynamic, pues en confort y al realizar adelantamientos parece que le falta fuelle. Basta con cambiar a Sport y se acabó el problema. El paso por curva es una delicia: va plano, sobre raíles y la dirección dirige el coche por donde se le dice.

Prueba del DS 9 desde la fila de atrás

¿Y cómo se ven las cosas como pasajero? Pues lo cierto es que el DS 9 es un barco en el mejor sentido de la palabra. Atrás vas como un marqués, hay espacio para piernas y cabeza, y te puedes reclinar y viajar cómodamente, e incluso recibir un masajito, que siempre se agradece. El esquema de suspensiones filtra a placer todo y atrás, como indico, se viaja de maravilla.

En cuanto a consumos, los viajes largos y en donde hay que darle zapatilla rompen los esquemas de gastos maravillosos y el consumo se eleva por encima hasta los 8 l/100 km. 

Otro sistema de asistencia a la conducción es el DS Driver Attention Monitoring, que varias veces me avisaba de que prestara atención... No está mal pecar por exceso, pero a mí me ennervó en ciertos momentos.

Para el regreso a Madrid me pongo al volante del DS 9 Puretech de 225 CV y lo cierto es que salvo por los recorridos urbanos en donde la variante el e-tense saca lo mejor de sí mismo y sus todas sus ventajas, en carretera el DS 9 demuestra que es una berlina supercómoda y agradable de conducir, con un consumo por encima de los 8,0 l/100 km, con zapatilla de por medio. Eso sí, los adelantamientos los solventa sin despeinarse.

Llega la parte dolorosa: el precio. El DS 9 está disponible desde 54.030 euros, para la versión Puretech 225. El DS 9 e-tense 225 cuesta 55.630 euros. ¿Lo valen? Sí, por supuesto, por acabados, materiales y también nivel dinámico, pero sería bueno, como decía al principio, que los responsables de DS reivindicaran elementos propios y poner aún más en valor a la marca.