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No todo es eléctrico y esta marca lo demuestra apostando por hidrógeno y combustión

Alpine

Una de las dos vías para salvar los motores de combustión.

Todo apunta a que el futuro son los coches eléctricos. Sin embargo, hasta llegar a ese punto queda más de lo que se cree y no son pocas las marcas que buscan alternativas intermedias, e incluso hay quienes postulan propuestas distintas para ese futuro de cero emisiones. Alpine es una de las que se ha animado con los sistemas de combustión de hidrógeno.

El hidrógeno no es algo nuevo en el mundo de la movilidad y es que, en forma de pila, lleva tiempo utilizándose para vehículos de cero emisiones. Aunque tiene ventajas (como la velocidad de recarga) también presenta pegas importantes, como la forma en que hay que almacenarlo y la escasa red de hidrogeneras existente.

El resultado es que es una tecnología muy poco extendida, valga como ejemplo que en España solo se pueden adquirir los Toyota Mirai y Hyundai Nexo.

 

Sin embargo, hay otra opción para operar con el hidrógeno, más sencilla, que podría adaptarse a los motores actuales y que sería más barata, aunque produzca un mínimo de emisiones y no sea 100% limpia: usarlo como combustible.

Toyota ya dispone de bloques adaptados para quemar hidrógeno en vez de gasolina, que mecánicamente son muy similares y solo necesitan de algunos ajustes específicos.

Es una de las dos únicas vías que actualmente se contemplan para que los motores de combustión sobrevivan (la otra son los e-fuels) y Alpine se ha subido al barco también.

En octubre del año pasado ya presentó el Alpine Alpenglow, un prototipo futurista que adelantaba cómo podían ser los deportivos de la marca, así como sus modelos de competición (acaba de sumarse a la categoría Hypercar del Campeonato del Mundo de Resistencia). En común tendrían que, en lugar de una mecánica eléctrica convencional, como el resto de la gama, quemarían hidrógeno.

Almacenado en depósitos especiales por sus características, utilizarlo supone conseguir rendimientos similares al de otros combustibles, pero con el gran beneficio de que al quemarse las emisiones contaminantes que produce son mínimas

Así, no se les puede calificar de cero emisiones, pero sí están muy cerca, con el añadido positivo de unas sensaciones de conducción similares a las de los motores térmicos convencionales.

El enfoque que están dando las distintas marcas a esta tecnología pasa más por utilizar en los coches deportivos, mientras que, en los normales o versiones estándar, sería la tecnología eléctrica de baterías la que se impondría.

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