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Land Rover Freelander de segunda mano, tres razones para comprarlo y una para pensarlo

Land Rover Freelander de segunda mano

Optar por un Land Rover Freelander de segunda mano es la única manera de hacerse con este todoterreno, puesto que en 2015 dejó de comercializarse en España. 

El todocamino es uno de esos modelos que va para todo, así que vamos a intentar iluminarte con tres razones para comprarlo y una para pensarlo.

Muy versátil

Es un todocamino, pero cuenta con genes de Land Rover, así que si hay que “mancharse de barro” no se arruga (bastante distancia libre al suelo y sistema Terrain Response). También destaca por su comportamiento en carretera, donde gracias al tipo de suspensión es un vehículo bastante cómodo. 

Además, tiene el tamaño justo para ser espacioso, pero no percibirse como un vehículo excesivamente grande. Todo ello hace que sea un vehículo indicado para conductores con perfiles bastante variados.

Son diésel

Su gama de motores no destaca por ser amplia, pues de hecho, es bastante limitada. Sin embargo, si que lo clava en cuanto a los bloques que ofrece: únicamente motores diésel que son perfectos para un todocamino con el que hacer kilómetros y kilómetros, operando a regímenes medios para no ir forzados y con un par alto clave al salir del asfalto.

Durante sus dos generaciones mantuvo evoluciones de los mismos bloques, el TD4 de 150 CV y el SD4 de 190 CV. En el mercado de segunda mano el primero es el más habitual y, además, está disponible en una versión 4x2 más eficiente y que es la indicada para quienes vayan a darle un uso sobre asfalto principalmente.

No están tan caros

El mercado de segunda mano ha catapultados sus precios debido a la demanda que se ha derivado de la escasez de coches nuevos. Se ha visto como modelos de todo tipo valen ahora varios miles de euros más que hace solo unos meses, pero en el caso del Land Rover Freelander, dentro de lo que cabe, las tarifas son aceptables.

Hablamos de un todocamino muy capaz, no de un urbanita, pero aún así su horquilla de precios es bastante amplia. 

Cierto es que las unidades disponibles por 2.000 euros o menos están prácticamente reventadas o tienen demasiados kilómetros, pero el techo está en unos 16.000 euros y hay una gama media en la que están las opciones más interesantes.

Todos tienen bastante trote

Es algo lógico, puesto que los Land Rover Freelander de segunda mano como mínimo son de 2015 pero, dado que es un modelo bastante fiable que aguanta prácticamente lo que echen, todavía hay rondando en el mercado de ocasión ejemplares de hasta 

Es por eso que los kilometrajes que traen a sus espaldas, aunque en algún caso sea inferior, por norma general son de 100.000 kilómetros para arriba. Además, también hay que tener en cuenta no solo cuántos kilómetros son, si no en qué condiciones los ha rodado.

Por concepto, lo lógico es que la mayoría de los Freelander de segunda mano disponibles hayan bregado como mínimo con pista rota y que, seguramente, hayan sufrido alguna que otra perrería en terrenos off-road.

Es por eso que a la hora de buscar uno, conviene que estés atento y lo revises bien para comprobar que su estado es bueno y que no te la van a colar.

Etiquetas: Segunda mano

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