Elon Musk trataba de esconderlo, pero su interés por la IA era un intento de salvar Tesla
Desde 2018, Elon Musk ha vivido de riña en riña con la empresa de inteligencia artificial, OpenAI, y ahora se han destapado todos los hechos.
Para entender este artículo hay que echar la vista atrás hasta el 2018. Fue entonces cuando la producción del Tesla Model 3 provocó un desequilibrio en las cuentas del fabricante estadounidense de vehículos eléctricos.
Sin embargo, Elon Musk, CEO de la compañía, aseguró en todo momento que los números cuadraban, y que Tesla no iba a tener ningún tipo de problema. Pero lo cierto es que el magnate utilizó el efectivo adquirido a través de las ventas del Model 3 para cubrir sus pérdidas.
Es más, Musk aseguró que Tesla estuvo a pocas semanas “de un sólo dígito” de presenciar la muerte de la compañía durante la producción del Model 3. Pero lo que la gente no sabía es que, durante esa mala etapa, Musk estaba trabajando de la mano de OpenAI, la startup de inteligencia artificial.
La complicada relación entre Musk y OpenAI
OpenAI es una empresa de inteligencia artificial que creó ChatGPT y que, en la actualidad, su precio en el mercado ronda los 73.000 millones de euros. En aquel momento lo que hizo Musk fue sugerir a OpenAI que recaudase 1.000 millones de dólares, se fusionase con Tesla y le nombrase CEO.
Pero, gracias a la batalla judicial que está aconteciendo entre OpenAl y Musk, poco a poco se va desmantelando la trama. Tal y como informan nuestros compañeros de Business Insider, el magnate está envuelto en una riña con OpenAI debido a que esta empresa ha dado la oportunidad a otros inversores de invertir en la compañía.
Y el problema está en que Musk la quería para él solito. Sin embargo, algo está claro y es que el CEO de Tesla no se acercó de buenas maneras a la empresa de inteligencia artificial sino que, bajo una actitud prepotente, no le quiso dar opción de negociar con otras empresas. Esto, evidentemente, ha acabado mal y en los tribunales.
Sin ánimo de lucro
Y es que Musk demandó a OpenAI por incumplir presuntamente su contrato de seguir siendo una organización sin ánimo de lucro, a lo que OpenAI contestó con una publicación en su blog oficial en la que hablaba sobre la relación mantenida durante todos estos años con el CEO de Tesla.
1.000 millones de dólares
Tal y como informan nuestros compañeros, tanto el blog como los correos electrónicos enviados entre ambos, en 2015, Elon Musk presionó a los fundadores de OpenAI, Greg Brockman y Sam Altman, para que recaudasen más dinero.
Ellos querían empezar recaudando la cifra de 100 millones de euros, pero el magnate les empujó a recaudar 1.000 millones para competir contra Google y Facebook, lo que actualmente se conoce como Meta.
Ser el dueño
Lo mismo sucede con los emails proporcionados, en los que Musk asegura que no le importaba si OpenAI fuese una empresa con ánimo de lucro, siempre y cuando él tuviese el control de la compañía. De nuevo, presión.
En 2018 sugirió fusionar Tesla con OpenAI, intentándolo convencer a la empresa de la IA de que Tesla era la única manera de que pudiese llegar a la cima y arrebatarle la corona a Google. Vuelta al discurso ex cátedra.
Pero lo cierto es que era Tesla la que necesitaba de OpenAI para poder vivir y así salvar la compañía que, como decimos, en 2018 estuvo a punto de ver el final tras los problemas de producción con el Model 3.
2018, el punto de inflexión
En febrero de 2018, mientras Musk exploraba la posibilidad de una integración entre OpenAI y Tesla, la empresa de automóviles se encontraba inmersa en un gran problema. En este caso, y como mencionamos, la producción del Model 3.
En el momento en el que se presentaron los resultados de la compañía en mayo de 2018, Musk se enfrentó a un analista por hacer una pregunta que él consideraba “aburrida y estúpida”. La pregunta en cuestión giraba en torno a cuánto dinero consideraba que Tesla se gastaría en el lanzamiento del Model 3.
El magnate no contestó, simplemente se dedicó a enfrentarse a él. Algo que, evidentemente, no le dejó en buen lugar y únicamente generó polémica. Llegados a junio de ese mismo año, Tesla despidió al 9% de su personal. Pero esto no acaba aquí, sino que un mes más tarde Musk afirmó que contaba con el dinero necesario para retirar de la bolsa a Tesla a 420 dólares la acción. Spoiler: tuvo pérdidas.
A continuación, el Model 3 salió de la cadena de montaje pero se vio con otro problema: las entregas. Éstas se retrasaron tanto que Tesla tuvo que gastarse una fortuna en los envíos urgentes. Es cierto que, poco a poco, fue obteniendo beneficios, pero no lo suficientes como para sufragar las pérdidas.
Sin embargo, Musk continuó afirmando que Tesla sería la salvadora de OpenAI. Es como si estuviera cerrando los ojos y no queriendo ver la realidad. Pero, de nuevo, esto no acaba aquí, y es que ahora también se encuentra en un periodo de debilidad.
La aparición en el mercado de los fabricantes chinos sólo ha empujado a Tesla a tirar por la borda sus precios, intentando ser competitivo en un mercado casi monopolista. Y, por lo que parece ser, Musk parece que no tiene un plan B para hacer frente a este nuevo bache.
Por no mencionar que aún le queda finalizar el pago de la compra de X (conocida anteriormente como Twitter). Y esto es lo que le ha llevado a volver a fijar su mira en OpenAI, con la esperanza de que lo ocurrido le pueda ayudar a salvar Tesla.
Descubre más sobre Cristina Pérez Odriozola, autor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Autobild España.