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Cuando Fiat estuvo a punto de cambiar la historia de Guadalajara para siempre

Fiat Hispania Guadalajara

Presente en España desde 1919, Fiat Hispania fue una de las marcas automovilísticas más destacadas en las primeras décadas del siglo XX. En 1931 abrió un centro de producción en Guadalajara que pudo cambiar la historia, de no haber sido por el contexto nacional e internacional.

Desde 2022, una vez integrada en el Grupo Stellantis, Fiat produce la Doblò en su planta de Vigo, tanto la versión térmica como la eléctrica. Pero, como es conocido, la vinculación de la marca italiana con España viene de muchas décadas atrás, antes incluso del nacimiento de Seat.

Hace mucho tiempo, Fiat estuvo a punto de cambiar la historia de Guadalajara, al intentar implantar allí, en el centro de España, un centro de producción de donde debía salir el Fiat Hispano 514.

Presente en el mercado español desde 1919, Fiat Hispania fue una de las marcas automovilísticas más destacadas en la España de principios del siglo XX. En 1921, abrió uno de los primeros concesionarios modernos en plena de la Gran Vía de Madrid. 

fábrica de Fiat abandonada

Un espacio construido con todo lujo de detalles y diseñado por el arquitecto italiano Enrico Daverio, con obras del pintor Ignacio Zuloaga que colgaban de sus paredes y ventanales decorados por vidrieras de la Casa Maumejean. 

Contaba con nueve grandes salas para mostrar los modelos más recientes de la marca, espacios de venta, oficinas administrativas y una tienda de piezas de recambio.

El boom económico y el auge del sector del automóvil

Alfonso XIII

La década de los años 20 estuvo marcada por el boom económico (debido a la no intervención en la Primera Guerra Mundial) que, junto a un ambicioso plan de carreteras y obras públicas iniciado por la Dictadura de Primo de Rivera, invitaba a pensar en un importante crecimiento de la industria del automóvil. 

Grandes constructores internacionales estaban al acecho frente a fabricantes españoles protegidos por fuertes aranceles que seguían produciendo automóviles de un modo artesanal para una clientela de alto nivel.

En 1931, la marca de lujo Hispano-Suiza decidió vender gran parte de su factoría abierta diez años antes en Guadalajara, bajo el impulso del rey Alfonso XIII, quien fue también uno de sus mejores clientes. 

La fábrica era amplia y estaba muy bien comunicada por ferrocarril, lo que ofrecía grandes oportunidades. El Marqués de Pescara, propietario de la Fábrica Nacional de Automóviles, compró las instalaciones y, en menos de un mes, vendió tanto la planta alcarreña como los derechos de la marca Hispano a Fiat.

Cuando Fiat estuvo a punto de cambiar la historia de Guadalajara para siempre

Fiat Hispania Guadalajara

La compañía italiana se apresuró a presentar un proyecto detallado al Ministerio de Industria, que lo recibió el 2 de marzo de aquel mismo año. De haber salido adelante, habría convertido a Guadalajara en una capital de la automoción en el centro de España. 

Fiat se proponía fabricar dos modelos: por un lado, uno pequeño y popular, el Fiat 514, con un motor de cuatro cilindros, que estaba viviendo un gran éxito en Italia desde su lanzamiento en 1929 gracias a su precio contenido y mecánica fiable.

Por otro lado, una propuesta de gama media-alta representada por el Fiat 521, mucho más cómodo y robusto, aunque nunca llegaría a producirse en España.

En sus inicios, la planta recibiría sus componentes desde Italia, pero, con el tiempo, se fabricarían en España hasta llegar hasta un 80% de piezas de origen nacional entre 1935 y 1936. Arrancaría con 600 trabajadores para alcanzar los 3.000 empleados cuando funcionase a pleno rendimiento. 

Para ponerla en marcha, llegaron desde Turín el arquitecto Vittorio Bonadè Bottino, futuro artífice de la factoría de Mirafiori, y el ingeniero Ugo Gobbatto, especialista en grandes estructuras. La producción se inició con rapidez y, antes del verano, 35 unidades del Nuevo Fiat 514 Hispano ya se habían ensamblado.

El 514 Hispano tenía un diseño inspirado en las berlinas americanas que tanto éxito tenían en la España de aquellos años, con una carrocería de cuatro puertas. El interior estaba revestido con materiales de gran calidad y un tenía un cuadro de instrumentos muy completo para los estándares de la época. 

La versión española se distinguía de la italiana, además de por su carrocería de cuatro puertas, por los remates cromados en la rejilla frontal y por un logo en la parte superior de la parrilla con la bandera de la República española. Al volante, destacaba por su fiabilidad y el excelente comportamiento de su motor de 28 CV.

El contexto socio-político y económico terminan con el proyecto

Fiat Hispania Guadalajara

Lamentablemente, el proyecto de Fiat coincidió en el tiempo con uno de los momentos históricos más trascendentales del siglo XX en España: la proclamación de la Segunda República española, que llegó como consecuencia de la crisis de la Monarquía, al no poner remedio a los muchos problemas que arrastraba el país desde décadas atrás. 

Poco más de un mes después de que la compañía detallara su propuesta al Ministerio de Industria, unas elecciones municipales celebradas el 12 de abril de 1931 dieron la victoria a los partidos republicanos en las principales ciudades, lo que motivó la marcha del rey Alfonso XIII (aunque sin abdicar) y la proclamación de un gobierno provisional republicano.

El 14 de abril, una vez conocidos los resultados de los comicios, se proclamó la República, izándose la bandera tricolor en los principales ayuntamientos. A partir de esa fecha, inició una nueva etapa en España que culminó con la nueva Constitución republicana, aprobada el 9 de diciembre de aquel año. 

Sin embargo, ese nuevo tiempo de esperanza para muchos españoles, sobre todo para las clases más desfavorecidas, pronto se convirtió en decepción, debido a la inestabilidad política, agravada por los efectos de la Gran Depresión que empezaron a notarse a partir de 1933-1934.

La devaluación de la peseta, las trabas burocráticas a la importación de materiales y el aumento de los aranceles minaron la rentabilidad de la planta de Fiat en Guadalajara. Se calcula que la marca italiana perdía 1.500 pesetas por cada vehículo producido (unos 3.800 euros actuales, teniendo en cuenta la inflación).

Finalmente, en 1935, cuatro años después de iniciar la actividad, y unas 300 unidades producidas del 514 Hispano, Fiat vendió las instalaciones alcarreñas a su propietario inicial, Hispano-Suiza, dejando atrás unos planes que habrían sido decisivos para impulsar el desarrollo industrial de Guadalajara y su comarca.

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