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La increíble historia de Thierry Sabine: Así nació el Rally Dakar

By Yelles M.C.A. - Own work, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=4015138

Esta es la historia del creador de la carrera más dura del mundo, el Rally Dakar.

El Rally Dakar es la carrera más exigente e impredecible que existe en el mundo del motor. El más mínimo error, ya sea humano o mecánico, puede terminar con todas las opciones del participante. Y no podía ser de otra manera, puesto que esta prueba nació cuando su creador, el francés Thierry Sabine, temió por su vida tras quedarse tirado en medio del desierto con su Yamaha XT 500.

Sabine era un auténtico aventurero. Nació en 1949 cerca de París. Era hijo de un cirujano dentista y una anticuaria de renombre. Vivía, por lo tanto, en una familia acomodada en la que no le faltaría de nada. Podría haber seguido los pasos de sus padres, pero no...  el deporte pronto se convirtió en su pasión. 

Thierry practicaba rugby e hípica, pero lo que de verdad le entusiasmaba era el deporte de motor. Comenzó su formación como responsable de prensa, lo que más tarde le abriría muchas puertas, y a finales de los sesenta, con apenas 20 años, comenzó a competir en rallys.

Una de sus primeras incursiones fue el Rallye National du Touquet - una prueba nacional francesa que se sigue disputando en la actualidad - al volante de un Alpine A110, con su padre, Gilbert Sabine, como copiloto. 

Sabine conseguiría ciertos éxitos en las pruebas francesas dentro de categoría nacional e internacional, logrando triunfos en citas como el Rally de Picardie o Alsace-Lorraine con un Porsche 911S, o llegando a ser subcampeón del Critérium National des Rallyes. También corrió en el Rally de Montecarlo.

Como muchos polivalentes pilotos de la época, Sabine probó suerte en carreras de circuitos. A principios de los setenta participó en carreras de la talla de las 3 Heures du Mans (celebradas en el Circuito de Bugatti, en Le Mans) o las 6 Horas de Monza, donde compartió un Porsche Carrera con el histórico Jean Ragnotti. En 1973 acabó segundo en el Tour de France Automobile.

Thierry Sabine en las 24 Horas de Le Mans 1976

Los grandes desafíos no le asustaban y Sabine no dejó pasar la oportunidad de competir en las 24 Horas de Le Mans. Debutó en la edición de 1975, al volante de un Porsche 911 Carrera RS junto con Philippe Dagoreau y Jean-Pierre Aeschlimann. Lograrían acabar en la tercera posición de la categoría GT y decimoséptima absoluta. 

No sería la única participación del francés en la legendaria prueba de resistencia, pues volvería los dos años siguientes para lograr un sexto puesto de clase (y 13º absoluto, con Dagoreau y Jean-Claude Andruet) en 1976 y no clasificarse en 1977.

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Sabine combinaba su faceta competitiva con la de responsable de prensa y organizador. Fue contratado por la ciudad costera de Touquet-Paris-Plage, al norte de Francia, para poner en marcha actividades que atrajeran a visitantes a la ciudad y mantuvieran el turismo durante el invierno. 

Fue así como, en febrero de 1975, Sabine crea el Enduro du Touquet, una prueba motociclista con salida desde la playa que se sigue celebrando en la actualidad. A nivel laboral, el francés también trabajó como jefe de prensa para la estación de esquí Le Corbier y, curiosamente, para el grupo musical Il était une fois.

Esta vez sobre una moto, Sabine se apuntó en 1977 a una nueva aventura, el Rally Abiyán-Niza, una prueba que iniciaba en Abiyán, en Costa de Marfil, y finalizaba en Niza.  

Esta carrera era organizada por Jean-Claude Bertrand, quien tras descubrir la maravilla del paisaje africano cuando trabajaba en este continente como transportista, había puesto en marcha carreras como el Rally Bandama, que acabaría denominándose Rally Costa de Marfil y puntuando para el Campeonato del Mundo entre 1978 y 1992.

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Sabine se inscribió con varios amigos en el Rally Abiyán-Niza, pero las cosas esta vez no irían como la seda. El aventurero piloto se perdió en una zona del recorrido entre el desierto del Teneré (Nigeria) y la frontera con Libia, en la etapa que llevaba a los corredores desde Dirku hasta Madama. 

El francés - que competía ayudado solo por una brújula, un reloj y el mapa - había cometido un error en su camino. De repente, se vio solo en medio de la nada. Su Yamaha se quedó sin combustible tras los intentos infructuosos del piloto de retomar el rumbo. Sin víveres, sin gasolina y tras sufrir una caída en la que rompió la brújula y el reloj, pensó que no podría salir de allí. 

Pasó tres días y dos noches en pleno desierto hasta que el helicóptero de la organización le rescató al ver desde el aire una cruz formada con piedras que Sabine había hecho con tal fin.

Imagen de una Honda en el Rally Dakar
Imagen de una Honda en el Rally Dakar

Como contaría más tarde, Thierry se había prometido compartir esta experiencia con el mundo. Fue así como decidió organizar, con ayuda de su primera esposa - la modelo Diane Thierry-Mieg, que hizo una gran inversión económica - el Rally París-Dakar, que se pondría en marcha solo un año más tarde, a finales de 1978 con un recorrido creado por Jean-Claude Morellet.

Su salida se realizó en la céntrica plaza del Trocadero de París - gracias a los contactos de Sabine -, con la Torre Eiffel de fondo, pero la carrera solo contaba con un patrocinador. Fue un éxito en cuanto a inscripción: participaron en total 80 coches y 90 motos, que debieron disputar 10.000 kilómetros entre Francia, Argelia, Níger, Malí y Senegal.

Cyril Neuveu fue el primer ganador absoluto y en la categoría de motos con una Yamaha XT 500. El mejor coche, clasificado en la cuarta posición, fue el Range Rover de Alain Génestier, Joseph Terbiaut y Jean Lemordant. Acabaron la carrera 74 vehículos y falleció uno de los competidores, el piloto de motos Patrick Dodin.

Thierry Sabine murió en el desierto

Sabine, que había vivido en sus propias carnes la dureza del desierto, quería que todos los participantes fueran conscientes de los riesgos que conllevaba afrontar esta aventura en medio de la nada, alrededor de mil peligros. Un accidente podía ocurrir en cualquier parte.

La carrera fue creciendo en popularidad y atrajo a personalidades de la talla de Mark Thatcher, hijo de la Primera Ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, que llegó a estar perdido seis días en el desierto hasta que fue rescatado; o Alberto y Carolina de Mónaco. Del mismo modo, marcas y pilotos de primer nivel, como Jacky Ickx o Jean-Pierre Jabouille, decidieron afrontar este desafío.

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Sabine había hecho un gran trabajo y había conseguido crear la aventura con la que había soñado. Pero llegó 1986, un año que lo cambiaría todo. El rally ya era un éxito y aquella edición contaba ya con más de 400 participantes, en una cita que iría desde Versalles (Francia) hasta Dakar (Senegal), con más de 15.000 kilómetros de recorrido. 

Thierry, como había hecho siempre, viajó con la carrera hasta el desierto, a la cabeza de la organización. Se solía desplazar en helicóptero, de etapa a etapa, y acudía al rescate de quien hubiera tenido problemas. El 14 de enero de aquel 1986 fue fatídico. 

La aeronave en la que Sabine viajaba junto a otras cuatro personas se accidentó al chocar contra una duna cerca de Gourma Rharous (Mali), cuando, al parecer, estaba siguiendo a un coche. Junto al francés iban el cantante Daniel Balavoine, François-Xavier Bagnoud (piloto del helicóptero), y los periodistas Nathalie Odent y Jean-Paul Lefur. Todos ellos perdieron la vida.

Después de la muerte de Sabine, la organización del Dakar recayó en las manos de familia, con su padre, Gilbert, a la cabeza. En 1994, después de un año en el que las inscripciones cayeron en picado, la empresa a cargo de la carrera fue adquirida por Amaury Sport Organisation (ASO), organizadora, entre otras competiciones, del Tour de Francia. 

El director de la prueba pasaría a ser Jean-Claude Morellet, quien había diseñado el primer recorrido para Sabine, y que ahora proponía un desafiante Paris-Dakar-Paris, con ida y vuelta, que devolvió la ilusión a participantes, equipos, patrocinadores... 

El Dakar ha continuado su imparable crecimiento y, con el tiempo, sumó países a su recorrido, entre ellos Mauritania, Burkina Faso, Sierra Leona, España, Chad, Libia, Egipto, Angola, Camerún, Angola, Gabón, Portugal... señal de que la carrera se había establecido como una de las grandes. 

En 2008, tras una amenaza terrorista, la prueba en África fue suspendida, motivo por el que desde 2009 hasta 2019 se celebró en Sudamérica (con países como Chile, Bolivia, Paraguay, Argentina, Perú como anfitriones). Desde 2020 hasta la fecha, el Dakar tiene lugar en Arabia Saudí.

Thierry Sabine, que por cierto encontraría años después la moto perdida en el Tenéré, cuenta con un monolito a su memoria en el Lago Rosa de Dakar, el tradicional lugar donde terminaban los Rally Dakar que se celebraron en África. Sus cenizas fueron esparcidas en el desierto del Teneré, cerca del Árbol Perdido, que ahora lleva el nombre de Sabine.

Aunque ya la carrera ni salga desde París ni concluya cerca de las inconfundibles aguas rosáceas del Lago Rosa de Senegal, la filosofía con la que Sabine la creó siempre estará presente. Y es que, tanto tiempo después, como él mismo decía, el Dakar sigue siendo "un desafío para los que parten, un sueño para los que se quedan atrás".

Etiquetas: Rally Dakar

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