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Comparativa: BMW M3 GTS contra Porsche 911 GT3 RS

Con su enorme cornamenta trasera, el Porsche 911 GT3 RS era el rey del circuito. Ahora BMW le da alas al M3, baja su peso y le mete caña a su motor. ¿Podrá vencer al 911?

El duelo está al “naranja” vivo. Naranja fuego y para ser más exactos: código de tono U 94. Los chicos del taller de pintura ya pueden utilizar el tono correcto. Me apuesto lo que sea: a partir de ahora vamos a ver rodando un montón de vistosos BMW en naranja fuego… y no sólo por Alemania.

Los aficionados de la marca blanquiazul tienen un nuevo semidios, un nuevo rey bávaro, un nuevo miembro de la dinastía 3.

BMW le planta cara al Porsche 911 GT3 RS con su M3 GTS. Más ligero, rápido, caro, llamativo y extremo en cualquier aspecto: con esa idea en mente han llevado los de Sttutgart el 911 a la cúspide y BMW ha convertido su M3 en un coche de competición apto para la carretera.

 

¿Cuál es entonces más rápido? ¿Motor delantero o trasero? ¿V8 o seis cilindros Boxer? ¿Doble embrague o cambio manual? ¿M3 o 911? Es la guerra de los sistemas. El sistema BMW mejora la cilindrada de su ocho cilindros para que de un cuatro litros salga un motor 4,4 litros. A esto hay que añadirle una motorización más afinada, una aerodinámica mejorada y una carrocería más ligera. Además, la carrocería va más a ras de suelo, cuenta con suspensión roscada en eje trasero y delantero, jaula de seguridad, en vez de asientos traseros, y ruedas más anchas. El M3 GTS se acerca muchísimo a un coche de carreras de pura cepa.

Los pilotos de Porsche deberían poner oído al parche cuando se arranque su motor. ¡Qué maravilla! Al ralentí retumba, resuena y brama de tal manera que silencia al Porsche. Delante de él, el Boxer grazna intimidado. Entre eso y el chirrido metálico de su volante de inercia aligerado, el Porsche parece que está enfermo y débil. Por suerte, el 911 sabe hacer bien un montón de cosas.

comparativa entre el BMW M3 GTS y el Porsche 911 GT3 RS

Pero, vayamos por partes. El potente M3 se lanza al ruedo sin vacilaciones y se coloca como tiene que hacerlo un coche de competición: satisfecho, tranquilo, neutral y con una dirección precisa. Incluso sin apoyos electrónicos, se puede dominar este proyectil.

Está bien así, casi 136.000 euros no le gusta a nadie tirarlos contra la vegetación. De todas formas, los magos del volante más avezados criticarán casi seguro la escasa movilidad del GTS: ni rastro de la más mínima ayuda, mediante cambios de peso, al tomar las curvas. En zona límite, el BMW se inclina al subviraje, algo que le gusta tanto a los amantes de los coches como la gimnasia artística a los luchadores de sumo.

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Su predecesor de seis cilindros, el M3 CSL de 2003 (E46), no sólo tenía un peso mínimo de 100 kilos menos, sino que calzaba los neumáticos Cup, que apenas llevan dibujo. De hecho, el CSL era más rápido en algunos tramos que el anterior 911 GT3 (996): una maravilla. 

comparativa entre el BMW M3 GTS y el Porsche 911 GT3 RS

Está claro que BMW quiere seguir en esa línea. La caja automática de doble embrague DKG es capaz de cambiar sus siete marchas a la velocidad del rayo: perfecto para la carretera y la pista. Respecto a la serie M3, este modelo cuenta con unos frenos de pinza fija mucho mayores que reaccionan con rabia y firmeza. En cambio, el BMW no tiene nada que hacer frente a los amos de la pista en el apartado de ligereza. Con un peso en vacío de 1.538 kilos es casi 140 más pesado que el Porsche. 

El M3 GTS parece salido de un catálogo de tuning 

En BMW se vanaglorian del trabajo manual que realizan, pero, al mirarlo con detenimiento, descubro en el GTS detalles de gama alta: luces interiores en el fondo enrejado, rendijas para el portaequipaje en el techo de carbono y botones sin función en el volante. Todo eso deja la impresión de que este super M3 ha salido de un catálogo de tuning.

A pesar de su carrocería ligera, en las curvas comete torpezas. Desde luego no es por el motor, todo lo contrario: a pesar de que en el M3, que en algunos puntos está sobremotorizado, ya se notaba este defecto y no se ha subsanado. Al acelerar en curva, sólo con mucho esfuerzo consigue darse caña. En las rectas va pegando tumbos y transmite sus 450 CV a la propulsión con menor efectividad que el Porsche.

Y es que éste se apoya de un modo inigualable sobre sus ruedas traseras y se escabulle entre las curvas por pura fuerza bruta. En el Porsche 911, el piloto puede frenar mucho más tarde para después bajar el ritmo en las curvas, ir tranquilo y dejarse llevar con total precisión. Y luego está… ¡ese sonido!: un tenor no es nada comparado con él. Con una aceleración moderada es fácil que el ruido de sus 4.000 rpm obligue a pagar indemnizaciones.

comparativa entre el BMW M3 GTS y el Porsche 911 GT3 RS

Es entonces cuando el boxer de 3,8 litros y menor cilindrada (el Carrera normal tiene más, pero de menor diámetro) abre todas las compuertas y se lanza, a toque de corneta, al ataque del señor del castillo bávaro… Y, además, le gana la batalla. El Porsche le da la vuelta al circuito de AUTO BILD casi dos segundos más rápido que el BMW. Vamos, en otras palabras: el GTS no tiene la menor oportunidad. Ni con los mejores neumáticos Cup sería capaz de batir al 911 de motor atmosférico más veloz.

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Eso sí, está claro: el GT3 RS está más cerca del 911 de carreras que del de carretera. Sin apenas insonorización, pero con ruedas gigantes, que mantienen una constante “música” de fondo y que hace inevitable el uso de tapones. A pesar de todo, la suspensión no está mal. Su firme carrocería de competición absorbe con mayor suavidad que el BMW las juntas de dilatación en la autopista.

Sin climatizador ni radio: aquí cuenta cada gramo 

Al fin y al cabo, el M3 GTS colma las pretensiones de los coches de carreras aptos para el día a día. Con cualquiera de los dos se puede ir del garaje de casa a Nürburgring, Silverstone o Monza, demostrarle a los rivales quién manda sobre el asfalto y después conducir de vuelta a casa. Sólo que no tendría por qué ser con tanto calor y aburriendo para el copiloto, ya que, aunque el climatizador y la radio no suelen venir de serie, al menos podían estar como equipamiento extra. En verdad, es algo que a los puristas les da igual: ellos sudan y guardan silencio, que para eso son puristas.

También se callan a la hora de hablar del precio. Tan poco confort por tanto dinero requiere un conocimiento especializado sobre conducción rápida. El que lo tenga, será recompensado generosamente. Tanto con el Porsche como con el BMW. Los propietarios de un M3 GTS son agraciados además con un enorme privilegio: la firma de la M sólo tiene previsto producir entre 130 y 150 unidades hasta el término de la generación del Serie 3 (E92).

comparativa entre el BMW M3 GTS y el Porsche 911 GT3 RS

Eso sí, hay que andarse con cuidado a la hora de recogerlo en la fábrica porque si no estás muy acostumbrado a este tipo de coches te puedes quedar sin puntos antes de llegar al primer semáforo.

Conclusión tras la comparativa entre el BMW M3 GTS y el Porsche 911 GT3 RS 

Mis colegas estaban fuera de sí: “El tuyo es el trabajo de nuestros sueños”, decían mientras admiraban los candidatos de esta comparativa. ¡Pues sí! Ambos culminan la cúspide de los coche superdeportivos. Es difícil encontrar más diversión. Por mi parte, los dos se llevan un sobresaliente ‘Cum Laude’ en potencial de fascinación. Y eso que hay diferencias. Lo más visible es el precio más ventajoso del BMW. Es unos 25.000 euros más barato que el Porsche y ofrece casi las mismas prestaciones. Efectivamente, sólo “casi”. Muchos detalles lo hacen dinámico, consecuente y veloz.

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