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Comparativa retro: Nissan GT-R vs Porsche 911 GT3 RS 4.0

comparativa retro nissan gt-r porsche 911 gt3 rs 4.0 997

En esta comparativa retro de finales de 2011 enfrentábamos al, por entonces, nuevo Nissan GT-R contra el Porsche 911 GT3 RS 4.0 (997). ¿Podrá esta vez el 911 con el japonés?

Tic, toc, cinc, chic. ¡Guau, este tipo guarda muchas emociones en su interior! El Nissan está ahora tomándose un respiro en la salida de meta: sus discos de freno y su tubo de escape están enfriándose y está estirándose para volver a ponerse en forma. 

Si lo miras bien, te das cuenta de que le caen unas gotitas por encima del paso de rueda, como si estuviera sudando... pero, que no te engañen tus ojos, se trata solo del agua que se ha llevado por delante en este circuito con humedad hasta los topes. 

Si me lo llegan a decir no me lo creo: una bestia con genes ganadores hecha polvo después de haberse pegado una buena paliza. Y es que este Nissan GT-R, abonado a la victoria desde hace siglos, ahora se tiene que emplear a fondo. El problema no es que la pista estuviera mojada o fuera demasiado exigente para él. No, el problema es que el GT-R parece tener miedo.

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Tras haber demostrado quién manda aquí en numerosas ocasiones frente al Porsche 911 Turbo y otros aparatos de altos vuelos de Stuttgart, ahora debe verse las caras con un rival tremendo: el último 911 de la serie actual 997, el GT3 RS 4.0. El nueveonce más extremo viene cargado hasta los dientes.

Más potencia, más agarre, más velocidad y menos peso: así de clarito es el mensaje que nos lanza el GT3 RS. A pesar de que sus cifras son muy similares (500 CV tiene el Porsche y 530 CV el Nissan) la verdad es que juegan en ligas diferentes. 

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Hablando en plata, lo que hoy tengo entre mis manos es un nipón con turbo, tracción integral y mucha electrónica contra un motor de altas revoluciones, autoblocante y pura deportividad llegada desde Zuffenhausen. 

Lo que está encima de la mesa son dos ideologías, dos mundos diferentes. Y te hablo también del precio: el Porsche cuesta, con sus 226.900 euros, mucho más del doble que el GT-R. Pero, bueno, basta ya, estoy seguro de que ya solo te interesa saber una sola cosa: cuál es el más rápido.

Comparativa: Nissan GT-R vs Porsche 911 GT3 RS 4.0 (997)

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Mientras tanto, las superficies se han secado, el Nissan está otra vez en forma y su reglaje general, configurado con facilidad desde el puesto de conducción, se coloca en modo deportivo: tres botones controlan aquí el chasis, la tracción y los asistentes. 

Deportividad significa dureza quebrantahuesos y los asistentes de estabilización electrónica te ponen a punto los drifts y otros jueguitos. Preparado para el ataque, el Nissan alcanza la velocidad máxima de las vueltas de prueba enseguida. 

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La primera impresión es así: se recorre la pista entera en unos sensacionales 1:30,73 minutos. Te pongo un ejemplo para que lo veas más claro: un BMW M3 tarda ¡cinco! segundos más en llegar a la meta.

El GT-R parece que va atado a un engranaje invisible de estabilidad brutal. Frenar en las curvas cerradas a derechas, darle caña al salir de ellas, pequeñas correcciones en un giro abierto a la izquierda... el GT-R se mueve por la pista como si la llevara grabada en sus genes.

En cambio, el conductor no le saca a su dirección la respuesta óptima ni una sola vez. Da igual, lo que importa es que el nipón corre con efectividad y los tiempos son redondos. Eso sí, es una pena que los asientos estén colocados tan altos, le falte agarre lateral y el espectáculo de sonido quede mermado por un turbo algo tartamudo cuando lo pones al límite. 

El GT3, por su parte, está abonado a los aullidos y es que, en sus entrañas, lleva un motor capaz de llegar a las 8.000 vueltas y que satisface todas mis expectativas musicales. 

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Hay mucho ardor guardado allí dentro: el cuatro litros se muestra intranquilo y acechante mientras está parado, en la mitad del cuentavueltas enseña los dientes con fiereza y alto de régimen ruge hasta que te duelen los oídos... ¡Qué guapo!

La dirección es extremadamente directa y transmite al 100% el estado de la pista, los asientos deportivos pegan al conductor contra el respaldo... una vuelta tranquilita con el RS significa que la adrenalina se te ponga por las nubes.

Así de emocionados empezamos las primeras vueltas. A pesar de la tracción trasera, el Porsche (gracias al autoblocante mecánico) solo pierde el agarre un segundo en una curva cerrada y con la segunda engranada. Aparte de eso, las ruedas traseras de medida 325 se agarran como pegamento al asfalto. 

El motor reacciona al menor toque del acelerador con un rugido brutal, mientras que el agarre lateral de sus amplias gomas mantiene altísima la velocidad en las curvas. El GT3 compensa su menor potencia con menos peso, la falta de empuje de turbo con muchas revoluciones y el ajuste variable de los amortiguadores con una suspensión durísima. 

Al final solo quedan los fríos números y esos marcan 1:29,30... ¡un segundo más rápido!

Conclusión

Cerca de un segundo separa al Porsche del Nissan en nuestro circuito. La cosa está más clara que el agua: el 911 GT3 RS 4.0 es el nuevo rey del cronómetro. Pero... ¿a qué precio? El Nissan lo hace casi igual de bien y cuesta la mitad.

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