Frank Sinatra dijo una vez: “Si quieres ser alguien, conduce un Ferrari. Si ya eres alguien, conduce un Lamborghini”. Sin duda, la casa de Sant’Agata Bolognese es una de las más apreciadas del mundo. Te contamos 5 frikadas de Lamborghini que pocos conocen.

La frase de Sinatra no es baladí. Que la dijera precisamente él, una de las mayores estrellas de la música y de Hollywood, una persona que fue sinónimo de éxito, explica muy bien lo que significa tener un Lamborghini.

No es, ni mucho menos, una marca de coches con una historia dilatada, ya que nació en los años 60. Pero sí tiene una historia intensa, cargada de espectaculares modelos que han marcado la vida de muchas generaciones y ha tapado las paredes de muchas habitaciones con postes. 

Lamborghini nació como una empresa de tractores

Aunque Lamborghini es conocida como una marca de automóviles deportivos, lo cierto es que, durante mucho tiempo, fue todo menos eso. Ferruccio Lamborghini fue un gran empresario que, durante la Segunda Guerra Mundial, reparaba los vehículos militares en su destacamento. 

Esto le permitió adquirir amplios conocimientos de mecánica y, al finalizar la guerra, compró varios de esos vehículos que habían quedado inutilizados para convertirlos en maquinaria agrícola. Este fue el germen de la empresa que fundó dos años después: Lamborghini Trattori. 

Este fue el nacimiento de Lamborghini. En poco tiempo, se convirtió en uno de los principales constructores agrícolas de Italia, gracias a la calidad y fiabilidad de sus tractores. Hoy, la marca sigue produciendo tractores.

Además, Lamborghini también se introdujo en otros sectores, como la náutica, fabricando motores para embarcaciones y lujosos yates. Incluso, llegó a producir un prototipo de helicóptero, que se puede observar en el museo de la marca. 

“Tú no eres capaz de conducir un Ferrari”

Esta respuesta de Enzo Ferrari a Ferruccio Lamborghini fue el origen de Lamborghini como fabricante de coches deportivos. La empresa de tractores iba viento en popa, lo que permitió al empresario nacido en Renazzo (Ferrara) enriquecerse. 

Apasionado como era de los coches, tuvo varios deportivos de la época, de marcas como Mercedes, Maserati, Jaguar, Lancia o Alfa Romeo… Y Ferrari. En concreto, tuvo un Ferrari 250 GT, uno de los modelos más emblemáticos del Cavallino.  

Prueba de un Ferrari 250 GT SWB valorado en 10 millones

Pero Lamborghini tenía siempre problemas con la transmisión y tenía que acudir constantemente al taller. Hasta que se cansó y fue directamente a Maranello para hablar con Enzo Ferrari. Éste, enfurecido, le respondió: “La mecánica va bien, el problema es que tú eres capaz de conducir tractores, pero no un Ferrari”. 

Ante esto, Lamborghini reaccionó pronunciado una frase que sería reveladora: “Querido ingeniero, no compraré más sus maravillosos coches. Desde ahora los deportivos me los hago yo, así estoy seguro de que van como me gusta a mí”. 

Y, efectivamente, solo seis meses después, en 1963, nació Lamborghini Automobili en Sant’Agata Bolognese, muy cerca de Maranello.

La vinculación con la tauromaquia, una tradición

Una de las señas de identidad de Lamborghini es su vinculación con la tauromaquia, una tradición que inició el Miura en 1966. Desde entonces, todos los modelos de la marca reciben el nombre de un toro bravo o relacionado con la tauromaquia.

Esto es así porque Ferruccio Lamborghini era un gran aficionado a los toros. Los primeros modelos fueron el 300 GT y 400 GT, pero, tras el miura, vinieron el Islero (el toro que mató a Manolete), el Espada (por la espada de los toreros), el Jarama (por la tradición taurina de la zona del Jarama) y más tarde el Diablo, el Murciélago o el Gallardo, nombres de toros bravos indultados.

Lamborghini Miura, el primer superdeportivo de la historia

Además de iniciar la tradición de llamar a los modelos con un nombre relacionado con la tauromaquia, el Lamborghini Miura tiene el honor de estar considerado como el primer superdeportivo de la historia.

Presentado en el Salón de Ginebra de 1966, el Miura supuso una auténtica revolución, no solo en la marca, sino en todo el sector de la automoción. Un diseño completamente innovador, obra de Marcello Gandini, que trazó una línea diferente a lo que había en aquella época.

Era el coche con la altura al suelo más baja del mundo, tenía una aerodinámica trabajada meticulosamente, con elementos estilísticos como las pestañas alrededor de los faros delanteros que se levantaban eléctricamente o los faldones laterales.

Otro rasgo llamativo era la persiana que protegía la luna trasera y permitía dispersar el calor que salía del motor o las tomas de aire incrustadas en el pilar B para enfriar el motor. 

Entre el motor y los asientos, había un pequeño espacio para el maletero mientras que, en la parte anterior, estaba el depósito de gasolina, el radiador y una rueda de repuesto. Otro elemento estético que llamaba la atención y que hoy vemos en algunos coches deportivos, era la ausencia de un marco en las ventanillas de las puertas.

Construido de manera artesanal, se necesitaban unas mil horas para realizar uno. La primera serie, P400, montaba un V12 de 3.9 litros y 350 CV diseñado por Bizzarrrini, colocado en posición trasera y transversal, una solución novedosa en la época y muy compleja. 

En 1968 llegó el P400S, con algunas modificaciones estéticas y el motor alcanzaba los 370 CV. En 1971, apareció el Miura P400 SV que llegaba a los 385 CV y alcanzaba los 315 km/h, convirtiéndolo en el coche más rápido del mundo. 

La crisis de Bolivia que propició la venta de Lamborghini

Uno de los apartados más desconocidos de la historia de la Lamborghini ocurrió a mediados de los 70. En 1974, la marca estaba más que consolidada, tras el éxito rotundo del Miura. 

Justo ese año, presentó el Lamborghini Countach. Pero ocurrió algo que rompió todos los esquemas económicos de la compañía italiana. Bolivia había encargado un pedido de 5.000 tractores, pero ese año se produjo un cambio de gobierno en el país sudamericano y, unido a una serie de revueltas sociales, terminó anulando el pedido.

Esto descuadró por completo las cuentas del fabricante italiano y, a pesar del éxito que estaba cosechando, Ferruccio Lamborghini se vio obligado a desprenderse del brazo automovilístico para sanear las deudas y salvar la empresa de tractores, que era la que le había dado todo. 

Después, el empresario cedió el resto de actividades que realizaba y se retiró. En los años siguientes, Lamborghini Automobili vivió décadas de crisis e incertidumbres, pasando por varios propietarios como Chrysler o, incluso, un grupo de Indonesia, hasta que en 1998 fue adquirida por Audi. 

Desde entonces, Lamborghini ha conocido un crecimiento extraordinario, cuyas ventas se han ido multiplicando.