Prueba Volvo XC40 Recharge: eléctrico y más conectado que nunca

En 2018, Volvo lanzaba el XC40, un SUV premium dispuesto a competir con los Audi Q3 o BMW X1. Esta apuesta se afianzó hasta convertirse en uno de los Volvo más vendidos en toda Europa, al punto que la marca decidió incluir en su gama un modelo totalmente eléctrico. 

Sería uno de los primeros espadas dentro de su estrategia de vender solo coches eléctricos en el año 2030, que entonces sonaba un poco lejano... pero hoy en día lo que suena extraño es vender combustión.

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Prueba del Volvo XC40 Recharge

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Sin embargo, hasta llegar a 2030 hay que vender muchos coches y por eso el Volvo XC40 se somete a un ligero cambio de cara que afecta sobre todo a las formas sus grupos ópticos delanteros. Cuesta ver la diferencia (lo mejor es colocar al lado un XC40 de primera generación), pero lo que funciona no se toca en demasía y esa ha sido la filosofía empleada por su equipo de diseño.

Algo más se notan los cambios en el interior, donde estrena un nuevo cuadro de mandos completamente digital y destaca por encima de todo la mejora en usabilidad de un asistente de Google ahora más rápido y preciso.

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El diseño de los grupos ópticos delanteros, ahora más afilado, es uno de su cambios estéticos. También es novedad el cuadro de relojes, más vistoso, útil y moderno. El interior es muy cómodo, tanto a nivel de filtración de las suspensiones como de aislamiento, mientras que el spacio en las plazas traseras resulta holgado para dos adultos, con una buena cota de altura para la cabeza.

Por otro lado, el volumen del maletero oscila entre 419 y 1.295 litros. Debajo lleva un práctico doble fondo donde se coloca el cargador eléctrico. Y, como están haciendo ya muchos coches eléctricos, en el vano motor delantero del XC40 hay con un práctico hueco de 31 litros.

Con 231 CV de potencia, el motor completamente eléctrico de este XC40 mueve el conjunto con notable soltura y sin resentirse por su elevado peso. Algo que siempre pasa en un coche eléctrico por el tamaño de las baterías y que luego veremos cómo afecta al comportamiento. 

Pero ahora es tiempo de mover hacia la D la palanca de cambio automático (no tiene botón de arranque) y sentir el poder de aceleración de esta mecánica.

Acelera de 0 a 100 km/h en 7,4 segundos, pero más que esa cifra lo que gusta es su poderío en los primeros metros (se notan los 330 Nm de par). 

Menos me ha gustado el tacto de la opción one pedal, que permite frenar literalmente el coche, por ejemplo, ante una rotonda con levantar el pie de acelerador. Aumenta un 10% la recarga en marcha, pero me parece demasiado invasivo y prefiero desconectarlo. 

¿Cuántos kilómetros puede recorrer? La batería mantiene la misma capacidad que en el modelo anterior, pero varias mejoras (sobre todo en refrigeración) han permitido que el sueco pase de 425 a 460 kilómetros en ciclo WLTP. 

Eso dice la teoría, la realidad durante nuestra prueba es que se ha quedado en 390 kilómetros, eso sí, practicando una conducción sin limitaciones de aceleración o climatización. Porque su consumo, cifrado en 18,2 kW/100 km, se queda entre los más bajos de los SUV eléctricos que he probado.

También es uno de los más confortables, porque el apartado del confort cada vez está mejor resuelto en Volvo. Eso sí, el peso de la batería eléctrica no se puede esconder y en este XC40 se eleva a hasta los 2.023 kilos, lo que repercute en mayores balanceos en cambios de apoyo fuertes. Lo suyo es rodar confortable. 

Mi Opinión

Su precio alcanza los 47.000 euros y eso sigue siendo elevado, aunque comparado con sus rivales del segmento premium (por ejemplo, un Jaguar e-Pace) se coloca en una buena posición. Por confort y rendimiento justifica la inversión, además de su Etiqueta 0 de la DGT.