Prueba del Volkswagen T-Cross 1.5 TSI 150 CV DSG R line

En mayo de 2019, asistí a la presentación nacional del B-SUV de Volkswagen. Fue allí, en Navarra, tras visitar la fábrica en la que se produce el modelo alemán (Landaben), donde puede probar el motor de gasolina de acceso, el 1.0 TSI de 115 CV. Ahora, casi dos años después me reencuentro con el todocamino germano para realizar la prueba del Volkswagen T-Cross 1.5 TSI 150 CV DSG R line, la versión tope con los tintes más deportivos que existe en la gama.

Pero no sólo hablo de apariencia, aunque su imagen destila dinamismo por los cuatro costados gracias al paquete R line. Sí, como habrás podido imaginar, y a diferencia del T-Roc y del Tiguan, el T-Cross no puede presumir de versión R. Pero déjame decirte que por diseño no lo necesita porque gracias a sus grandes llantas de aleación ligera de 18 pulgadas y a los paragolpes sobredimensionados, el atractivo es enorme, más aún con el color 'Azul Arrecife', el característico de las versiones más 'racing' de la firma de Wolfsburgo. Lástima que el conjunto no lo redondeé una salida de escape...

Lo mismo ocurre en el interior. Los asientos son lo más llamativo del habitáculo al equipar el logo de la división deportiva de Volkswagen, R, bordado en el respaldo de la tapicería 'Carbon-Flag'. Es lo que tiene optar por el paquete R-Line exterior e interior (2.360 euros). El volante tapizado en piel perforada pone la guinda junto con el techo negro.

La gran mayoría de plásticos son duros, algo que no me extraña por dos motivos: el segmento al que pertenece y porque su hermano mayor, el T-Roc, tampoco es que le sobren materiales gomosos. Lo que es indiscutible es que presenta una calidad percibida considerable. Y si a ello le sumas el cuadro de instrumentos digital...

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Como el coche de la prueba, el Volkswagen T-Cross 1.5 TSI 150 CV DSG R line, está desarrollado sobre la plataforma modular MQB A0, la misma que utilizan otros coches del Grupo Volkswagen de mayor longitud como el Skoda Scala. Es 5,5 cm más largo, 9 más ancho y 12 más alto que el Volkswagen Polo, por lo que los pasajeros de las plazas traseras consiguen un hueco bastante holgado para las rodillas. También es más corto y menos ancho que el T-Roc, pero es más alto, por lo que con mi 1,78m, son cuatro dedos los que separan mi cabeza de rozar con el techo.   

Pero si de espacio sorprendente hablamos, ese es el maletero. Suma hasta 455 litros si se desplaza longitudinalmente la segunda fila, 385 sin desplazar; ojo, que esto quiere decir que es 204 litros más grande que el del Polo y 10 más que el del T-Roc. Acompañan formas regulares, una boca de carga baja y ancha y un respaldo del copiloto que se puede abatir para colocar objetos de gran longitud.

Prueba del Volkswagen T-Cross 1.5 TSI 150 CV DSG R line

Y como te comentaba anteriormente, en esta ocasión toca probar el tope de gama, el motor de gasolina de 150 CV. No me sorprende lo bien que va este bloque de cuatro cilindros, puesto que lo he probado en muchos coches del Grupo, y muy recientemente en el Cupra Formentor. 

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Es un motor muy elástico, cuya energía comienza a aparecer a partir de las 2.000 rpm, aunque es cuando la aguja pasa de las 3.000 vueltas cuando entrega su mayor pegada, patente hasta casi el corte. Además, trabaja fantásticamente bien con el rápido cambio automático de doble embrague. Buen maridaje, sin lugar a dudas. 

Acompaña una dirección de buen tacto y una suspensión que filtra bastante bien las irregularidades de la calzada, por lo que consigue ser un coche cómodo, sin brindar excesivos balanceos de la carrocería. 

El Volkswagen T-Cross tiene un precio de partida de 21.845 euros, que es lo que cuesta el Edition 1.0 TSI de 95 CV. Si quieres la motorización de la prueba tendrás que desembolsar 26.875 euros por este SUV, cantidad a la que deberás sumar los 2.360 euros que vale el paquete R Line.