Prueba del SEAT Ibiza 1.5 TSI 150 CV DSG FR: tan fresco como el primer día

El 27 de abril de 1984, bonito año para nacer, no es por nada, salía de la Zona Franca de Barcelona el primer Seat Ibiza, un 1.5 GLX de color blanco. Por aquel entonces, hace 39 años, ni propios ni extraños pensaban que este automóvil con nombre de isla -elegido porque reflejaba unos valores que definían la identidad de la marca, era fácil de pronunciar y recordar, y funcionaba en diferentes contextos internacionales-, sería el modelo más vendido de la historia de la marca.

Cinco generaciones, ni más ni menos, son las que lleva el utilitario español dando guerra. En 2017 llegó la última -y espero que no sea la ponga el broche final a su andadura-, y ahora, seis años después, realizo la prueba del Seat Ibiza 1.5 TSI 150 CV DSG FR con el lavado de cara que sufrió en 2021.

Exterior e interior

Con ese restyling de mitad de ciclo del que te hablo, incrementó su atractivo. No era una tarea sencilla, porque sin él, el exterior mostraba una imagen moderna -muchas veces es peor tocar lo que funciona-. Pero los diseñadores de la firma de Martorell saben lo que hacen.

Los grupos ópticos adoptan la tecnología 100% LED de serie. Además, el nombre del modelo recibe una nueva tipografía -parece hecha a mano- en el portón y el logo está acabado en cromado bitono, con una parte central en mate y los bordes brillantes. Pero lo que me parece el mayor acierto son sus nuevas llantas de aleación de 18" con el interior en negro. Brutales.  

Eso en lo que al exterior se refiere, porque en el interior, los cambios son más notables. El diseño del salpicadero es totalmente nuevo, y ahora la pantalla del sistema de infoentretenimiento, que puede ser de 8,25 o 9,2 pulgadas, está situada bien arriba para apartar lo más mínimo la mirada de la carretera. Y por ello la torera de ventilación central está abajo. Unas toberas que, por cierto, han sido rediseñadas y ahora pueden adoptar diferentes colores según el acabado e ir iluminadas en los paquetes ‘Plus’ de los acabados Xcellence y FR; todo un puntazo diferenciador.

La zona superior del salpicadero está formada por plásticos gomosos. No así los paneles de las puertas, aunque es lo normal en el segmento. Por su parte, el volante, situado por delante de un cuadro de instrumentos digital con tres visualizaciones diferentes, que es de 10,25", está tapizado en piel Nappa con un tacto delicioso. Por cierto, sus extremos están perforados para darle un puntito más de deportividad.

Por su parte, los asientos combinan polipiel y piel vuelta y tienen pespuntes en rojo. Además, gracias a sus apoyos laterales sujetan bastante bien el cuerpo en los virajes.

Por cierto, algo que me ha llamado poderosamente la atención: trae freno mano tradicional, de los de toda la vida. Yo, sinceramente, lo prefiero, pero es cierto que come más espacio y que si trae eléctrico, se puede meter algún hueco portaobjetos más.

Las medidas no han variado, por lo que tiene una longitud de 4.059 mm, una anchura de 1.780 mm, una altura de 1.444 mm y una distancia entre ejes de 2.564 mm. Por ello, el espacio para los pasajeros de la segunda fila es amplio. Ventajas de la plataforma modular MQB A0. Lo mismo ocurre con el maletero, que cubica 355 litros.

Motor y prestaciones

Bajo el capó equipa el conocido y reconocido motor 1.5 TSI de 150 CV, que está asociado a un cambio automático de doble embrague y 7 velocidades.

Muchos dirán... "Un acabado FR no es lo mismo que las auténticas versiones FR del pasado". Y es cierto, son mejores. Para que te hagas una idea, gracias a sus 150 CV entre las 5.000 y 6.000 rpm y a su par de 250 Nm entre las 1.500 y las 3.500 vueltas, acelera de 0 a 100 km/h en 8,2". ¿Recuerdas el Seat Ibiza 1.8 20VT 150 CV FR de la tercera generación? Pues era dos décimas más lento.

Comportamiento

Continúo con la prueba del Seat Ibiza 1.5 TSI 150 CV DSG FR. El motor empuja desde bien abajo gracias a que su par máximo asoma a tan solo 1.500 rpm. Acompaña una caja de cambios superrápida que puedes subir o bajar de transición de forma manual desde la palanca o desde las levas. La pega es que al iniciar la marcha tanto en D como en S, tienes que tener tiento con el pedal del acelerador porque mete tirones.  

Además, existen diferentes modos de conducción a través del botón que se halla en la consola, al lado de la palanca: Eco, Normal, Sport e Individual. En este último puedes modificar la dirección (Normal o Sport), suspensión (Normal o Sport), motor (Eco, Normal o Sport), ACC -sistema de velocidad adaptativa (Eco, Normal o Sport). Independiente del elegido, cuando aceleras y subes bien de vueltas tiene un sonido realmente bonito.

La dirección tiene un buen tacto y es bastante rápida, y la suspensión filtra bien las irregularidades de la calzada. Es cierto que en el modo Sport es algo más seca, pero, bueno, por eso se llama Sport. Y es que el acabado FR equipa muelles más cortos, por lo que la carrocería va 15 mm más pegada al suelo. Y eso se nota en curva, donde el Ibiza mantiene la compostura sin problema y consigue que te diviertas en un tramo revirado gracias a que es un coche ágil y ligero.

Durante la semana de pruebas me he movido con un consumo medio de 7,5 litros, algo más alto que el oficial, que es de 5,7 l/100 km. Pero también es verdad que no he tenido ningún remilgo con el acelerador.

Precio

El precio de partida del coche de la prueba, el SEAT Ibiza 1.5 TSI 150 CV DSG FR, parte de 28.180 euros e incluye elementos tales como modos de conducción, faros Full LED, suspensión deportiva, toberas en rojo, luz ambiente y volante tapizado en cuero Nappa, entre otros elementos.

¿Caro? 'Sí', pero es que los precios de los coches se han disparado. Y 'no' si lo comparas con su primo hermano el Volkswagen Polo R Line, que con el motor de tres cilindros y 110 CV cuesta 29.040 euros.