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Prueba: Bultaco Brinco S. La moto-bici eléctrica ¡de calle!

Probamos a fondo la Bultaco Brinco S, una moto-bici eléctrica homologada para circular por la calle que se basa en la versión de campo que ya te enseñamos aquí. Pero, ¿es una verdadera alternativa de movilidad? ¿Cómo se conduce? ¿Dónde se puede aparcar y dónde no? Te contamos todos sus secretos y te desafíamos a que seas uno de los probadores.

Si las motos suelen regalar más sensaciones que los coches, las 'raras' ya resultan de lo más apetecible desde antes de subirte a ellas. Por eso, estábamos deseando tener esta en la redacción, y en sentido literal, porque la he podido subir hasta mi sitio en AUTOBILD.ES, no sin ciertas dificultades que ahora contaré, para la prueba a fondo de la Bultaco Brinco S, una rompedora moto-bici eléctrica de calle. Porque sí, por fin está homologada para circular por vías públicas y la hemos testado en profundidad en todo tipo de situaciones.

Tanto dentro como fuera del edificio, todo el mundo pregunta mil y una cosas, pero siempre, empezando por: "¿Qué es esto?". "¿Es una moto o es una bicicleta?". Pues bien, se trata de una moto-bici o 'e-Bike', es decir, un vehiculo que es -salvando todas las distancias- como los antiguos ciclomotores con pedales (¿te acuerdas del Vespino, por ejemplo?), pero que, para empezar, en vez de motor de combustión tiene uno eléctrico alojado en la rueda trasera que se alimenta de una batería de ión-litio, no de gasolina.

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Por eso, para ir legalemente por la vía pública, debe tener todos los elementos que exige la homologación básica de ciclomotor: luces delanteras de posición y cruce, traseras de posición y freno, un retrovisor, claxon, velocímetro, matrícula naranja, papeles, seguro... ¡Y tú, debes llevar casco de moto!

Vídeo de la prueba a fondo de la Brinco S:

Dicho esto, te sientas -y te sientes- como en una bici, unos centímetros más alto y erguido que en la Bultaco Brinco R, de campo, y con recorridos de suspensión más cortos. Esta versión S es la más urbanita, y por eso, además, cuenta con neumáticos de asfalto y guardabarros más largos y funcionales. Con todo apagado, doy unos cuantos pedales antes de comenzar la aventura y compruebo que la parte ciclo, en efecto, es totalmente independiente.

Prueba de la Bultaco Brinco R de campo.

Vamos, que si agotases totalmente la batería, podrías continuar hasta casa quitando en el plato la reductora mecánica de potencia (con un pequeño taconazo en la parte central, por el lado izquierdo) y usar sus 9 piñones con el cambio que tienes en el puño del mismo lado (que tiene los números invertidos porque procede de bicicleta). Eso sí, notarás que su peso total es muy elevado (42,26 kg), porque este vehículo está pensado para una conducción híbrida -con tracción mecánica y eléctrica-. 

¡Vamos allá!  

Llega el momento de la verdad. Acerco la pulsera al cuadro y éste se enciende en un moderno color anaranjado que se ve tanto de día como de noche. En él, aparece el velocímetro, el nivel de carga de la batería, la potencia que estás gastando de la misma en tiempo real, el odómetro, dos cuentakilómetros parciales (cuando dejas el Mode pulsado durante unos segundos) y tres modos de conducción (cuando oprimes ese mismo botón una vez): Eco, Touring y Sport

Pulsera Bultaco Brinco

Pulsera para activar el 'display' del cuadro y todo el sistema eléctrico. Fotos: Álex Aguilar, AUTOBILD.ES.

Pongo el modo Eco, para no 'calentarme' mucho desde el principio, quito en el botón del puño derecho el cortacorriente de seguridad -un acierto enorme para ese público que nunca ha cogido ni un ciclomotor- y abro gas con los pies quietos. Un pequeño zumbido da paso a una aceleración perfectamente controlable hasta para el más novato... y, enseguida, me descubro dando pedales para ir cada vez más rápido.

Como ciclomotor, la Bultaco Brinco S está limitada a 45 km/h... más o menos. Porque uno no tarda en picarse con todo lo que se menea -coches, motos, autobuses, lavadoras- y acompañar al sistema eléctrico hasta los 60-65 km/h en llano o en bajada.

En pleno tráfico  

Para rodar por ciudad, que se supone que es su territorio natural, esto empieza a ser mucho más práctico y divertido de lo que parece, puesto que pronto te descubres pegando 'brincos' por las calles como pez en el agua y haciendo kilómetros a lo bestia y casi sin esfuerzo.

Bultaco Brinco S negra

En las grandes avenidas, la conducción más recomendable es con el modo Sport, con el fin de salir el primero de los semáforos. En cuanto coges un poco de velocidad, el cuerpo te pide poner más potencia con otro taconazo en el lado derecho para endurecer la pedalada y moverte con los piñones más pequeños -séptimo, octavo y noveno-. La velocidad de crucero la puedes mantener en llano casi sin dar pedales activando el gas y pulsando el botón azul (a la izquierda del manillar), que mantiene la potencia del motor. Por eso, en realidad no es un control de crucero -pues en los repechos notarás un descenso en el velocímetro de 15 o 20 km/h-, pero hay que reconocer que para zonas sin tráfico y sin desniveles, es el colmo de la comodidad.

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Y disfruta como todo un bultaquista

Los frenos son lo suficientemente efectivos para el peso y las inercias del conjunto, si bien te parecerán un poco escasos si estás acostumbrado a moverte en moto por ahí y demasiado poderosos si eres un ciclista urbano. En cualquiera de los dos casos, debes recordar que, aunque puedes cambiar su posición, de fábrica vienen montados como en una motocicleta: el de delante es el derecho y el de atrás se activa con la mano izquierda.   

Pronto, el tráfico se hace más denso y llego a una calle con cuatro carriles absolutamente atascados, en los que ya no cabe ni el scooter más delgado de 49 cc. ¡Pero yo, sí! Subo otra vez piñones corto gas y paso entre todos con una cadencia de pedaleo suave, hasta que me coloco, de nuevo, en primera línea de semáforo, junto a aquellas motocicletas 'gordas' que me habían adelantado decenas de metros antes. Sin embargo, cuando llego a mi destino, la redacción de AUTOBILD.ES, tengo ventajas e inconvenientes respecto a ellas que no me esperaba... 

El trabajo de llevarla al trabajo

Triunfante, me bajo de otro salto, apago el sistema y la llevo por la acera con la facilidad de una maleta con ruedas. Subo con ella por la rampa para carritos y cuando entro en el amplio ascensor del edificio, en el que cabe de sobra, el personal de seguridad me da el alto. "¡Pero si es casi como una bici!", protesto. "Ya, pero es que los dueños del edificio tienen prohibido a los empleados subir bicicletas por los ascensores. Si cada uno de los mil trabajadores de este edificio hace lo mismo, imagine".

Mmm... La batería es extraíble (pesa unos 10 kg) y la puedo subir conmigo. Y sin la pulsera o la tarjeta que viene en la caja de herramientas, sin desmontar la pila, nadie podría poner en marcha el circuito eléctrico. Pero seamos realistas: no me la voy a jugar, así que sólo me queda dejar este juguete de casi 6.000 euros en el garaje (con una cadena que no tengo atado a la columna, o entre dos coches pegado a la pared...) o subirlo a la redacción por el montacargas, como acabo haciendo. Funcionar así a diario sería de lo más engorroso, eso sí.  

La aventura del tren

Vivo a 40 km por carretera y me lo he pasado tan bien que no quiero soltar la Brinco. Pero claro, no tengo suficiente vía de servicio hasta casa para poder rodar con ella por los arcenes transitables sin salir unos kilómetros a la autopista. Y como todo el mundo sabe, está prohibido que bicis y ciclomotores circulen por allí. Me acerco en modo Eco hasta el tren, bajo las escaleras a pie controlando con los frenos que mi flamante Bultaco no se embale, saco un billete de cercanías y le pido al empleado de Renfe que me abra la puerta que hay junto a los tornos. Ningún problema.

Bultaco Brinco S tren

Subirla a un tren de Cercanías de Madrid no supuso ningún problema, a pesar de la matrícula.  

Lo malo es cuando paso por debajo de las vías, tengo que remontar un piso para llegar a mi andén... y la Brinco no cabe en el ascensor ni poniéndola 'de pie', porque no hay suficiente altura. Solución: con el casco de moto puesto -recuerda que siempre es obligatorio circular con él- y la mochila (indispensable para llevar contigo los papeles, el cargador y alguna barrita energética y agua, por si acaso te entra la pájara en plena ruta), empujo a mi amiga decenas de escalones arriba. Y no, queridos cuñados del público, dar gas no vale, porque la aceleración hace que, en el mejor de los casos, la rueda motriz patine; y, en el peor, que el invento salga descontrolado hacia arriba.  

Coloco mi vehículo junto a la puerta, vigilando que no moleste a nadie. Prometo echar un ojo a la legislación al respecto, pero antes de saber si voy o no igual de legal o ilegal que las otras bicis que han montado al Cercanías en otros tantos vagones distintos, prefiero tirar de sentido común y no incordiar demasiado. Consigo sentarme junto a mi Bultaco; tensión; llega el revisor; más tensión... me pica el billete y no repara ni en mi vehículo ni en la matrícula naranja que lleva. ¡Prueba superada! 

¿Y dónde la aparco?

De vuelta a la civilización rodada, me pongo el casco y la mochila y vuelvo a sentirme el rey de la ciudad. Estoy un poco cansado y me quedan unas cuantas cuestas hasta llegar a casa, así que, como cuento con batería suficiente aún, decido no dar más pedales y rodar todo el rato exclusivamente a golpe de acelerador, con el modo intermedio Touring. Sólo con el modo eléctrico, se supone que la autonomía  son entre 60 y 100 km, según el modo de conducción que selecciones. Y no, al mover las piernas no recargas nada (ni al frenar) ; simplemente, gastas menos energía de la batería.  

Cargador Bultaco
La batería se carga en cualquier sitio. Tarda unas 3 horas en llenarse entera. 

Salvo que echo de menos los intermitentes y el retrovisor derecho (lo segundo lo podría montar; lo primero no está previsto ni como opción), cada vez me divierto más probando esta Bultaco Brinco S. Hace un tiempo espectacular para esta época del año y tengo previsto estar toda la tarde haciendo kilómetros. Pero caigo en la cuenta de que en el ascensor de mi casa tampoco va a caber, y ya que en algún momento tendré que subir tres pisos con ella casi a pulso, lo más recomendable es comer fuera.

Prueba Bultaco Brinco S restaurante
Para hacer gestiones o comer por ahí, debes asegurarte de no perderla de vista nunca. Foto: Alicia Moreno. 

¿Dónde? En alguna terraza en la que pueda aparcarla sin separarme de ella o en un parque. Elijo esta segunda opción, porque una vez apagada, al no ser un vehículo 'de motor', puedo ir con ella a pedales o andando hasta cualquier parte en la que no podría llevar ni un scooter de 49 cc. Y reconozco que me seduce mucho el hecho de perderme un poquito fuera de vía pública y no tener que seguir respondiendo por hoy a las interminables dudas de los curiosos... 

Conclusión

La Bultaco Brinco es una de los primeros experimentos 'serios' que puedes encontrar en el mercado español para adentrarte en el divertido y adictivo mundo de las moto-bicis o 'e-bikes' eléctricas.

Prueba Bultaco Brinco S

Su elevado precio complica bastante que puedas justificar su adquisición como un medio de transporte eminentemente práctico y amortizable a corto plazo. Pero hay que reconocer que, además de ser un invento muy agradable de conducir, si te encaja en tu economía y en tu estilo de vida, será un capricho de lo más utilizable. Y, pase lo que pase, nunca dejará a nadie indiferente. ¡Ni a ti mismo!

Lo mejor: diversión, sensaciones, ecología, estética, iluminación de los faros (con luz automática diurna y de cruce) y piloto trasero, suspensiones regulables, confort, calidad de los componentes, financiación, garantía de 2 años. 

Lo peor: precio, ausencia de intermitentes, sistema antirrobo insuficiente. 

Equipamiento: casco Axo Subway Jet Camuflaje y chaqueta Hevik Aquiles.  

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