Prueba: Porsche Cayenne Turbo GT. Es de otro mundo

Cuando me dijeron que iba a probar el Porsche Cayenne Turbo GT, se me dibujó una sonrisilla tonta en la cara. Luego me dijeron que iba a ser en el circuito Gotlandring, en la isla sueca de Gotland. Y se me congeló. Es una locura de siete kilómetros con un salto, una zona muy rápida bacheada y ubicado en medio de un bosque de molinos de viento y una cantera.

Pero yo, que me sacrifico por lo que haga falta, mantengo el tipo. Porque no se conduce todos los días el SUV deportivo "más deportivo" de cuanto hay por ahí. Y no tiene malos competidores: Lamborghini Urus, Bentley Bentayga Speed, Aston Martin DBX... Digamos que son muy rápidos, sí, pero el Porsche es, además una mala bestia cuando la carretera no es recta.

Meter un SUV en circuito siempre es algo resultón, pero casi siempre uno baja pensando que sí, que no va mal, pero que podría ir mejor.

En este caso... bueno, claro que podría ir mejor, pero es que con un tiempo en Nürburgring de 7.38.295 minutos, no solo lo convierten en el SUV más rápido del mundo, sino que además se sitúa en la misma horquilla de tiempos de un Ferrari 458 Italia, un Porsche 911 Turbo (997) o un BMW M5 (F90).

Inicio la prueba enfilando hacia el circuito. El Porsche Cayenne Turbo GT de 2021 cobra vida con un rugido breve y enseguida se calma. Activo el modo Sport Plus y por el escape Akrapovic de doble salida central (sin silencioso central) sale una melodía un poco más grave.

Sigo a un Porsche 911 Turbo que me va a ayudar con el trazado. Esta liebre de color rojo está pilotada por un instructor de la escuela de conducción de Porsche. "Es un trazado difícil, pero si me sigues, no tendrás problema". Si me sigues. Claro.

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Prueba del Porsche Cayenne Turbo GT (5 imágenes)

El caso es que ahí estoy. Tras una vuelta de calentamiento en la que intento memorizar todo lo que puedo el trazado, alcanzo la marca de los 200 para a continuación darle un pisotón al freno. Como no puede ser de otro modo, lo que se encarga de detener los 2.220 kilos es el equipo cerámico PCCB. 

Los PCCB cuentan con unas pinzas de 10 pistones delante y de unos discos brutales: 440 mm delante y 410 detrás. Suena a mucho, y lo es. 440 mm equivale a 17 pulgadas: las ruedas de un Nissan Qashqai, por ejemplo.

Activo el modo normal y me desplazo con mucha suavidad y comodidad. Sí que se siente en general más tenso que una versión normal, pero es algo asumible en el asfalto erizado de esta isla en medio del Báltico. delantero se ha acentuado la caída 0,45 grados adicionales. El sistema de frenos tiene más presión; la dirección, el cambio Tiptronic S... Todo está enfocado al rendimiento.

Un momento: el Porsche Cayenne Turbo GT, el protagonista de esta prueba, ¿no lleva una caja PDK? Cuestiones de posicionamiento y desarrollo, me aseguran en la marca: "todos los Cayenne montan Tipronic". 

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Prueba del Porsche Cayenne Turbo GT (9 imágenes)

Cambios rápidos, duros, un manejo con las levas casi impecable... Pero yo decido confiarme al cerebro electrónico para esta tarea: bastante tengo con seguir a toda pastilla a esa cosa roja que tengo delante de mí. 

Los PZero Corsa que monta de serie se han desarrollado específicamente para este modelo. Se agarran al asfalto con ganas. Y junto a toda la artillería de la marca (suspensión activa, eje trasero direccional, estabilizadoras activas, reparto de par inteligente), sientes que es complicado salirse de la línea si haces bien tu trabajo.

Así que me afano por seguir la trayectoria. Al límite del grip sientes cómo te empieza a avisar. El eje delantero se abre un poco, pero nada grave: ya se encarga todo lo que hay debajo de la carrocería de mantenerlo todo bajo control. Crees que no entras, pero sí. Y de qué manera.

Las zonas reviradas son para volverte loco. Creo que no he probado nada tan sorprendente como este Cayenne Turbo GT. Sí, claro que un 911 GT3 RS lo haría 17 millones de veces mejor, pero es que estoy en un Cayenne de dos toneladas conduciendo como si llevara un Golf Clubsport aligerado: vira plano, sin un mal gesto.

Y luego está el motor. Utiliza el mismo V8 biturbo del Cayenne Turbo, pero de algún modo han conseguido sacarle 90 CV, por lo que se convierte en el ocho cilindros más potente de la marca con sus 640 CV. ¡Esto son 160,2 CV/litro! Ojo, que no es el Cayenne más potente, para eso ya está el Turbo S e-Hybrid.

Está lleno en cualquier situación. Empuja desde muy abajo hasta las 6.000 vueltas que ofrece su potencia máxima. Podría seguir hasta las 6.800 rpm, lo que no está nada mal para un motor turbo. Su sonido es brutal y, cuando lo escuchas desde fuera acelerando a fondo, te pone los pelos de punta. 

Tras llegar al pit lane de Gotlandring, salgo feliz y sonriente del coche. "Muy rápido, ¿eh?", me dice el instructor. Supongo que él habría ido relajado, pero yo hacía tiempo que no iba así en un circuito. Una barbaridad.

Pero eso no quiere decir que no sea civilizado. De hecho, en carretera abierta lo conduces casi como un Cayenne Coupé normal. La circulación en Gotland es, cómo decirlo... "tranquila". El límite de velocidad es de 80 o 90, con muchos tramos a 50 o incluso 30. 

Activo el modo normal y me desplazo con mucha suavidad y comodiodad. Sí que se siente en general más tenso que una versión normal, pero es algo asumible en el asfalto erizado de esta isla en medio del Báltico.

Cuando se acerca algo parecido a una carretera de curvas, puedes sacar un poco de provecho del carácter del coche. Ofrece tanta seguridad, que es complicado que se te envenene una curva o que entres pasado si no te vuelves loco. 

De hecho, yo diría que no hay carretera que no pueda con el Cayenne Turbo GT. Tiene una superioridad apabullante en todo tipo de terrenos. Sin duda, estoy deseando probar el Porsche Cayenne Turbo GT por mis carreteras favoritas. Y estoy dispuesto a pelear hasta el final por las llaves cuando lleguen a la redacción....