Prueba del Porsche 911 Turbo: no echarás de menos la "S"

La primera vuelta sirve como orientación y lleva la temperatura necesaria a los neumáticos y el tren de transmisión. Y una vez entramos en calor, rápidamente queda claro que el nuevo Porsche 911 Turbo va tan sobrado que incluso podría hacer mucho más de lo que le exigimos.

Es increíble lo relajado que puedes conducir con este Porsche. Cuando le provocamos y giramos demasiado bruscamente en el Motodrom, este atleta con ruedas no parece inmutarse. 

Incluso en el programa Sport Plus, donde el sistema confía más en el conductor que en los otros modos de conducción, el 911 reacciona con una agilidad increíble y perdona los errores que comete la gente profana al volante.

Más ágil, más rápido, más... sensorial

El Porsche 911 Turbo permite al conductor sentir todo lo que está sucediendo con la tracción y el ángulo de desviación del eje trasero. El hecho de que el automóvil se adhiera al asfalto de esta manera es el resultado de la tracción total mejorada con un eje delantero reforzado, que ahora puede distribuir hasta 500 Newton metros de par a las ruedas. 

La carrocería es ahora más rígida y la suspensión deportiva reduce la altura en diez milímetros, lo que aumenta su agilidad.

La dirección es extremadamente comunicativa e implementa sobre el asfalto las órdenes del conductor con la misma precisión que en su hermano más potente. El nuevo Porsche 911 Turbo también se fusiona con el conductor más que en el caso de su predecesor.

Los 100 km/h se alcanzan en unos ridículos 2,8 segundos, los 200 km/h en unos no menos asombrosos 9,7 y, gracias a los 580 CV (427 kW) y los 750 Nm, no para de acelerar hasta los 320 km/h. Al final, no es mucho más lento que el modelo S, que tiene 70 CV más.

Pero sí es mucho más barato: unos 30.000 euros menos que el Turbo S.

También deleita tus oídos

El rico sonido de sierra del bloque seis cilindros y 3.8 litros que gira en la espalda del conductor es adictivo incluso en los regímenes más moderados. Tanto, que este coche  requiere mucha disciplina para no pasarse en los viajes por carretera.

Porque si te lo propones, el Porsche 911 Turbo también se puede conducir con docilidad y es realmente adecuado para el uso diario. Los amortiguadores adaptativos ocultan de forma fiable las irregularidades del suelo y el pedal del acelerador no reacciona con tanta avidez a los movimientos del pie derecho.

Los asientos deportivos agarran muy bien pero también son confortables, de modo que son absolutamente propicios para solventar distancias largas.

Conclusión

Una vez más, un 911 consigue la cuadratura del círculo: extremadamente veloz y ágil en circuito a la par que fácil de pilotar a velocidades de vértigo, pero también un coche cómodo perfectamente apto para viajes de larga distancia por carretera y autovía.