Prueba del Mitsubishi Eclipse Cross PHEV 2021: enchufable es mejor

Inicio la prueba del Mitsubishi Eclipse Cross PHEV con una sensación de que estoy ante la segunda oportunidad de un modelo que, al menos sobre el papel, lo tenía todo para triunfar: buen precio, buen equipamiento y, sobre todo, que formaba parte del segmento de moda: el de los SUV.

Los tres peores rivales del Outlander PHEV

Pero probablemente una imagen muy polarizadora (por decirlo de algún modo) y unas mecánicas de gasolina que, sin estar mal, no acaban de cuajar, pudieron tener buena parte de la responsabilidad de que el Eclipse Cross que apareció en 2017 se quedara en un jugador secundario dentro del cada vez más importante segmento de los SUV compactos.

La llegada del Mitsubishi Eclipse Cross 2021 supone un soplo de aire fresco. En la marca aseguran que es un coche completamente nuevo que lleva un pasito más allá el diseño exterior. El frontal tan afilado y poderoso ahora sí está acompañado por una línea trasera que acompaña mejor.

El nuevo modelo mide 4.545 mm de largo (14 cm más que antes), pero mantiene la misma anchura (1.805 mm), altura (1.685 mm) y batalla (2.670 mm). Este aumento de tamaño puede deberse a que tiene voladizos más grandes y, aparte del mayor empaque visual, cuenta con la ventaja de que el maletero crece hasta los 404 litros.

Inicio la prueba del Eclipse Cross PHEV en modo eléctrico. Como no puede ser de otro modo, la suavidad me acompaña hasta que me incorporo a una autovía en la que tengo que pisar el acelerador. Ahí entra en juego el motor de gasolina, que sube de vueltas con ganas, pero que, como en todos los modelos de este tipo que no tienen una caja de cambios al uso, hay demasiada rumorosidad y vibraciones y poco empuje.

La cosa se normaliza en cuanto alcanzo la velocidad de crucero y bajan las revoluciones del motor. Este es un 2.4 de gasolina con 98 CV que recibe la ayuda de dos motores eléctricos: uno delantero con 82 CV y uno posterior de 95. En total, 188 CV que hacen lo que pueden con los 1.900 kilos que pesa: alcanza 162 km/h y se pone de 0 a 100 en 10,9.

Pero, para ser sinceros, las prestaciones puras es algo que probablemente esté en el puesto 100 de las cosas importantes que valoran los clientes de este tipo de coches. Aquí se puede hablar de un consumo oficial muy bajo de apenas 2,0 litros y una autonomía eléctrica combinada de 45 km que puede subir hasta los 55 si se usa por ciudad (según el ciclo urbano WLTP).

Al igual que ocurre con el Outlander PHEV, tiene un modo Save que te permite guardar batería para cuando sea realmente importante y otro que te deja regenerar la batería de 13,8 kWh

En el apartado de manejabilidad, el nuevo SUV híbrido enchufable de Mitsubishi cumple. Si esperas una fiesta de colores y animaciones, puedes olvidarte: parece que el equipo de desarrollo ha preferido ser conservador y mantener las grafías tan conocidas por los clientes de la marca desde hace tantos años: un poco "sosas", pero perfecta.

En el interior hay dos niveles: arriba está la información, mientras que abajo están los controles. En otras palabras, en la parte superior está el Head-Up display, sencillo, bien ubicado y con gráficos que se leen a la perfección, y una pantalla central de ocho pulgadas desde la que se controla el sistema de infotainment. Los botones principales son grandes, pero al navegar por los menús aparecen otros más pequeño que pueden ser algo complicados de manejar en marcha.

En marcha con el Eclipse Cross enchufable

La parte de la prueba que transcurre por autopista me muestra un Eclipse Cross con muy buena calidad de rodadura y bien aislado del ruido del viento. Salvando la entrada de funcionamiento del 2.4 en situaciones en las que necesitas mayor aceleración, todo pasa de manera tranquila.

Y así se mantiene en ciudad. Los asientos son cómodos (en el acabado Kaiteki que conduzco son mixtos de tela y cuero) y te permiten una postura al volante más natural (me gusta más que la del Outlander PHEV), aunque si de mí dependiera haría una banqueta algo más larga para que apoyen mejor los muslos.

En ciudad tiene una buena visibilidad hacia adelante y algo más complicada en la zona de los tres cuartos traseros debido a un ancho pilar C. Cosas de los SUV coupé. Pero tienes unos retrovisores grandes y la misma postura que llevas te permite controlar todo de manera óptima.

A la hora de moverte por calles estrechas, la dirección suave te va a gustar y en general se puede decir que solo tendrás que apuntar un poco más de la cuenta en maniobras en las que cambias de calle o entras a un parking subterráneo debido al el capó tan elevado.

Test de 100.000 km prueba del Eclipse Cross

En definitiva, podría decir que tras la prueba del Mitsubishi Eclipse Cross PHEV, ahora tiene más (y mejores) atributos para hacerse con un hueco mayor en el mercado. Con las ayudas del Plan Moves 3 se te queda un precio inferior a los 30.000, pero también es un modelo mucho más atractivo, especialmente en su parte trasera.