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Prueba del BMW 116d. ¿Te gusta... ahorrar?

Nos ponemos al volante del BMW 116d, el diésel básico del compacto. ¿Mantiene la chispa deportiva de la marca?

Con su compacto diésel, BMW reta a los escépticos que creen que no es posible conjugar la “felicidad de conducir” con la “felicidad de ahorrar” en un mismo coche. En esta prueba del BMW 116d damos fe de que es posible con solo 116 CV y tres cilindros. Siempre que hablemos de consumo, claro, porque el precio de partida rebasa los 30.000 euros. 

Aunque comparte la tecnología de tracción delantera de Mini, este Serie 1 es un BMW por los cuatro costados: es un coche concebido para conductores con mayúsculas. Y a su excelente posición en sus asientos deportivos, añade un espacio desahogado y una operatividad de todos los elementos del interior maravillosamente lógica a través del controlador iDrive y la pantalla táctil. 

Pasa por las curvas como un BMW: preciso y aplomado
Pasa por las curvas como un BMW: preciso y aplomado

Christoph Börries / AUTO BILD

Delante es tan aireado que te olvidas de que las plazas traseras son más apretadas y el maletero de 380 litros no invita a un viaje largo en familia. 

¡En marcha!

Arranco en frío, y de entrada, el traqueteo de sus tres cilindros no me parece adecuado para un coche de este nivel y precio, que se supone que lleva adherida la etiqueta ‘premium’. Pero es solo una percepción inicial. Una vez alcanza la temperatura óptima de funcionamiento, el 1,5 litros definitivamente muestra modales, aunque no es un prodigio de temperamento. 

En autovía alemana sin límite de velocidad, lo cierto es que le cuesta alcanzar la prometida cifra de los 200 km/h. El esprint de unos 10 segundos para pasar de 0 a 100 km/h es correcto, pero si cargas este coche de 1,5 toneladas hasta los 1.940 kilos permitidos, la chispa se desvanece. 

Pero en el fondo… es un BMW

El cambio de doble embrague engrana diligentemente, pero el ahorrador 116d no apura las marchas en exceso, y eso le hace perder algo de ‘punch’. Y es una lástima, porque este Serie 1 tiene las virtudes que uno espera de un BMW. La dirección es directa y agradable al tacto, y te tienta a abordar los giros un poco más rápido de lo que sería políticamente correcto.

Algunos echarán de menos la propulsión trasera... pero en general, sigue siendo muy divertido de conducir
Algunos echarán de menos la propulsión trasera... pero en general, sigue siendo muy divertido de conducir

Christoph Börries / AUTO BILD

Una vez en la curva, el compacto bávaro se mantiene en su curso durante mucho tiempo y solo muestra un ligero subviraje al final. El ESP regula de forma sensible y atenta, y prefiere permanecer discretamente en segundo plano. Y para emergencias reales, ahí está su sistema de frenado espontáneo, sensible y fácil de dosificar. 

El ajuste del chasis cuida el confort y se adapta muy bien con al cómodo manejo de este coche.  El compacto de BMW rueda fluido y filtra bien las irregularidades y las grietas de la carretera. Y sin perder en ningún momento la sensación de aplomo de su pisada. 

Conclusión

El nuevo Serie 1 es una de las felices apariciones en la clase compacta. Pero el diésel básico no es la mejor opción. El 116d alcanza rápidamente sus límites y ahorra solo moderadamente. Mejor elige el 118d, más satisfactorio en términos generales. 

Valoración

Nota7

Nos ponemos al volante del BMW 116d, el diésel básico del compacto. ¿Mantiene la chispa deportiva de la marca? En esta prueba concluimos que sí... con algún pero.

Lo mejor

Comportamiento dinámico, confort, equipamiento, plazas delanteras

Lo peor

Precio de partida, prestaciones algo justas, consumo solo moderado

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