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Prueba del nuevo Audi Q7 3.0 TDI de 272 CV

Grande... como su consumo. Y bueno, como su motor

Lo primero que me llama la atención al sentarme en el nuevo Audi Q7 3.0 TDI para hacer esta prueba son las puertas: no pesan nada, pues es tal la cura de adelgazamiento a la que se ha visto sometido que la querencia es tirar de las mismas sin la fuerza suficiente porque se presupone que la inercia de su peso hará el resto. Y lo que ocurre es que la puerta queda mal cerrada.

El puesto de conducción del nuevo Audi Q7 es un festival para los sentidos, mucho más que su exterior, al que ciertamente cuesta encontrarle el atractivo a primera vista (aunque poco a poco, y cuanto más lo contemplas, va calando y gustando más): acabados de lujo, cuero y detalles en cromo por doquier y tecnología a raudales. Y es que una de las principales novedades del Q7 es que estrena el nuevo sistema de Infotainment MMI Navigation Plus, cuyos primer adelanto ya hemos visto en el Audi TT 2015. Sin duda, tanta tecnología requerirá que el potencial comprador del nuevo Audi Q7 vuelva a la escuela para sacarle todo el partido a su apartado de sistemas de ayuda a la conducción (31 en total) y de seguridad activa.

Pulso el botón de arranque, y el motor se muestra suave y silencioso. Nadie diría que se trata de un TDI... Bien es cierto que los ingenieros de Audi han hecho un trabajo impecable en cuanto a insonorización se refiere, pues a pesar de calzar neumáticos de invierno (estamos en una zona de Suiza situada a 1.500 metros sobre el nivel del mar, donde ha estado nevando en los últimos días y la primavera se niega a salir de su letargo), la rumorosidad es casi inapreciable.

Inicio la marcha en dirección a una carretera de alta montaña, de pavimento bastante deteriorado (esto parece España no Suiza), repleta de curvas imposibles a priori. El motor de 272 CV empuja de forma brutal dándolo todo desde bajo régimen, a lo que contribuyen los 325 kilos que se ha quitado de encima y su fantástica transmisión Tiptronic de 8 relaciones. Es increíble que un monstruo de estas dimensiones resulte tan ligero. Aún recuerdo la primera vez que me puse al volante de la primera generación del Q7, y en memoria quedó grabado lo pesado que me resultaba... y lo asustado que iba para maniobrar en espacios cortos, pues pensaba que en cualquier momento le podría hacer un 'restyling'.

Con el nuevo Q7 esto no ocurre. Su fantástico eje trasero de ruedas direccionales permite enlazar las curvas con absoluta facilidad (no en vano reduce el ángulo de giro en un metro); un poco de gas y un ligero toque de volante y el Q7 entra en la curva sin problemas. Y con absoluta estabilidad. Porque este es otro de las novedades destacadas del Q7: su confort y aplomo en cualquier circunstancia incluso en las curvas más ratoneras.

Dejo la montaña para sentir su potencial en carretera. Una lástima que la gente de Ingolstadt haya elegido Suiza para esta presentación. El pequeño país de los Alpes es uno de los lugares de Europa donde la policía de tráfico no pasa ni una, y en donde los radares pueden estar ubicados en los lugares más insospechados.

Por fuera sigue siendo enorme. Sus más de cinco metros confirman las sensaciones que tienes al verlo por primera vez. Parece pesado, mucho, pero aquí llega la primera buena noticia: sus responsables le han sometido a una cura de adelgazamiento que le ha quitado de un plumazo 325 kilos, que es mucho. Es como dejar de llevar a cuestas a cinco pasajeros de 65 kilos cada uno.

La particular operación bikini del nuevo Q7 ha afectado a muchas de sus partes. En realidad, más que una prioridad en su desarrollo, la reducción de peso ha sido una auténtica obsesión, pero el resultado ha merecido la pena: 100 kilos en las puertas, 70 en los ejes o 20 en los asientos. Y han ido incluso más al detalle, con pedales de aluminio que ahorran algún kilo más respecto a los de acero de su antecesor. Esto y su nuevo chasis tienen una consecuencia directa sobre la agilidad del nuevo Q7. Pero eso ya lo veremos luego. 

Puro lujo en el interior de este Q7

Primero déjame que te hable del interior. Si el diseño exterior decepciona por esas líneas tan continuistas, por dentro la cosa cambia y bastante. Con una calidad de acabado fuera de toda duda, sus formas y superficies lo posicionan en un nivel superior y dejan muy atrás al anterior Q7. En realidad también supera a rivales tan directos como el Mercedes Clase M, por ejemplo. En resumidas cuentas: quien busque un referente en cuanto a ambiente premium y lujo interior, sin duda tiene en este Q7 un gran candidato. 

Pero no solo de lujo vive este Audi Q7 2015. La tecnología también se ha apoderado de sus tripas y ahora cuenta con un sinfín de elementos que no solo aportan una mayor seguridad, también un mayor confort. Te hablo por ejemplo del asistente de conducción en atascos (funciona realmente bien, ya que no pega tirones ni al arrancar ni al frenar) o el sistema de conducción predictiva, que es capaz de utilizar los datos de la cartografía del navegador para evaluar la velocidad óptima de entrada en cada curva y adaptarse a ella sin que tengas que hacer nada al volante. 

Pero igualmente hay otros sistemas que también velan por nuestra seguridad, como el asistente de cruces (frena en el caso de que al girar detecte un vehículo en el sentido contrario) o el que avisa a los pasajeros de que no pueden abrir la puerta por riesgo de atropello. En definitiva, un compendio de tecnología que en el nuevo Q7 abruma. 

Audi Q7 2015, con siete plazas

Otro paso en la prueba del Audi Q7 3.0 TDI está en las plazas traseras. Por eso salto a la segunda fila. Sus butacas individuales son cómodas y sus ocupantes no van a tener problemas a la hora de viajar con amplitud, ya que por espacio no pueden tener queja. Esta banqueta, como venía pasando hasta ahora, puede deslizarse hasta en 100 mm para beneficiar a los ocupantes de la tercera fila (cuesta algo más de 2.000 euros) o bien aumentar la capacidad del maletero en configuración de cinco plazas. Y si por 2.140 euros te decides a incluir el techo panorámico, las sensaciones aquí detrás se multiplican.

La tercera y última fila de asientos baja un poco el listón. ¡No todo podía ser perfecto! Hay una cosa que me ha llamado la atención y es que esta fila se puede escamotear de forma totalmente automática con solo pulsar un botón. ¡Y es de serie! El acceso a esta parte trasera es sencilla, si bien tampoco es para tirar cohetes. Las enormes puertas traseras te dejan el espacio justo y lo peor llega después, porque no sabes muy bien donde meter los pies y las rodillas. Para medir más de cinco metros me esperaba otra cosa aquí al fondo.

Paso al volante para poner en marcha el V6 que se esconde debajo del enorme capó blanco. El habitáculo está tan bien aislado que casi ni te vas a enterar, aunque si bajas la ventanilla el sonido llega con mucha nitidez. La postura de conducción es de esas que te permiten hacerte dueño y señor del asfalto. La visibilidad es buena y gracias a sus grandes espejos no vas a tener problema al maniobrar (la dirección gira mucho). No obstante, te aconsejo que incluyas en el equipamiento el paquete de asistentes de parking (695 euros), que te ofrece cámaras perimetral y el Park Assist.

Cambio rápido y eficaz

Salgo del garaje. El motor de 272 CV tiene 600 Nm de par y empuja con decisión desde muy bajas vueltas y tienes la sensación de que siempre hay reserva de fuerza. Este bloque va asociado a un cambio automático de ocho relaciones (me encanta el diseño de la palanca selectora) con el que apenas percibes las transiciones. Es rápido y, dependiendo del programa de conducción que lleves seleccionado, muy eficaz. Gracias a lo bien que gira este motor a bajas vueltas vas a ver cómo puedes rodar a 50 km/h con incluso la quinta marcha engranada. 

Para circular por ciudad no te negaré que no lo vas a pasar bien si tienes que callejear por zonas estrechas. Y aunque vas a notar cómo eres respetado por el resto de coches, cambiarte de carril va a necesitar mucha decisión por tu parte.

Lo mejor es que salgas a autovía, porque ahí es donde este Q7 se va a sentir mucho más cómodo. Con la suspensión neumática que llevo instalada esta unidad (cuesta 2.505 euros) pasar por los baches o las grandes ondulaciones de la carretera es como un juego de niños. En el modo Dynamic tensa las suspensiones y es capaz de pasar por las curvas de una forma muy ágil y aplomada. Ahí es donde se nota los kilos de menos que arrastra este Audi Q7 2015 y el nuevo chasis sobre el que va montado.

Por si todo esto fuera poco, Audi ha ideado un eje trasero direccional que hasta ahora no montaba y que pone la guinda a un comportamiento sumamente preciso a pesar de su tamaño. Es decir, en carreteras de montaña tengo la impresión de estar conduciendo un coche más pequeño y cuando me lanzo a una autovía, la sensación es la de estar al volante de un A8. La razón de este cambio es clara: hasta ahora el Audi Q7 2015 era un coche que no llegaba dinámicamente al nivel de los BMW X5 o los Porsche Cayenne.

Pues bien, esta segunda generación me ha sorprendido muy gratamente, porque ya no tiene nada que envidiarles (aunque tampoco hay que pasarse porque hace poco se vio al futuro Audi SQ7 arrugándose contra los guardarraíles del circuito de Nürburgring en un espectacular subviraje). En consumo, los 325 kilos menos se agradecen pero no hacen milagros.

La marca de los cuatro aros dice del Audi Q7 3.0 TDI que acabo de probar que este motor solo gasta 5,9 l/100 km, pero yo creo que ese día se tomaron varios litros de optimismo: lo normal es que estés rondando los ocho litros y si te animas con el pie derecho no vas a bajar de los 13... 

Valoración

Nota8

Prueba del nuevo Audi Q7 3.0 TDi de 272 CV: un modelo poderoso y grande, de interior espacioso y acabados por encima de la media. De lo mejor del segmento.

Lo mejor

Rendimiento del motor, manera en la que funciona todo, comodidad

Lo peor

Es muy grande para sentirse cómo en ciudad, el consumo real se desvía mucho del oficial

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