Opinión: Ciudades peatonales, ¿es una opción realista?

Desde hace un tiempo, circula un concepto en algunos ámbitos, como la política y los medios de comunicación, así como en el sector de la movilidad. Es la idea de las ciudades peatonales o ciudades de 15 minutos. Pero, ¿qué es esto exactamente? ¿Es una opción realista?

Las ciudades de 15 minutos es una idea desarrollada en 2016 por Calor Moreno, experto en Smart City (ciudades inteligentes) y profesor en la Universidad de La Sorbona de París, a raíz de un informe de la ONU donde señalaba que, en 2050, dos terceras partes de la población mundial vivirá en ciudades (actualmente, es el 56%).

Consiste en un proyecto urbanístico que diseña las ciudades de manera que todos los servicios esenciales, como supermercados, colegios, centros de trabajo, farmacias, ocio, etc. estén a 15 minutos a pie, en bicicleta o en transporte público desde casa.

Con esta medida, en teoría, se pretende reducir los tiempos de traslado y la contaminación, ya que implica un menor uso del vehículo privado, mejorando así la calidad del aire.

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Estas ciudades de 15 minutos estarían definidas por tres principios fundamentales, comunes a todas ellas. El primero y más evidente es el de proximidad. Como acabamos de ver, las ciudades se convertirían en un conjunto de núcleos más pequeños donde vivir, trabajar, hacer la compra o llevar los niños al colegio no supondría un gran gasto de tiempo.

El segundo es el principio de movilidad sostenible, según el cual al estar todo a 15 minutos de casa, no hace falta usar el coche, sino que se puede ir andando o en bici. Para ello, habría que diseñar espacios peatonales y construir carriles bici más seguros. 

El tercer principio lo constituyen los espacios verdes, que está directamente relacionado con los dos anteriores. Se trataría de construir ciudades para las personas y no para los automóviles, de manera que las calles se convertirían en espacios verdes.

Ciudades peatonales, ¿es una opción realista?

Todo esto suena muy bien, ¿verdad? Como siempre, la música es maravillosa. Sin embargo, la realidad detrás de todo esto es muy diferente. 

Esto de las ciudades peatonales forma parte de la Agenda 2030, como se conoce a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, diseñados en 2015, que sustituye a los Objetivos del Milenio fijados en el 2000 para cumplir en 2015 y cuyos objetivos, lógicamente, no se alcanzaron.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Agenda 2030) van más allá y plantean la consecución en 2030 de un total de 169 metas englobadas en 17 grandes objetivos, todos ellos relacionados con la sostenibilidad, el fin de la pobreza y el hambre en el mundo, la mejora de la alimentación, la igualdad de género y un largo etcétera. 

Sin embargo, como digo, una cosa es la teoría, cuyos objetivos son todos muy loables, y otra cosa muy distinta es la realidad que hay detrás. Y, aunque no es mi intención entrar en asuntos meramente políticos (para eso están los medios políticos), sí me voy a detener en las consecuencias negativas que tiene todo esto para lo que nos importa aquí, la automoción.

Porque hay algo de lo que parece que algunos no se dan cuenta y es que quieren eliminar el coche. Así de claro. Cuando digo “quieren” me refiero a los que están detrás de esta medida, gente que no ha sido elegida democráticamente.

Quieren que los coches se conviertan en un producto de lujo al alcance de muy pocos (como a principios del siglo XX) y, de esa manera, eliminarlos. Y que los pocos coches que haya en circulación sean eléctricos. Así se reducirá la contaminación. 

Si hacemos ciudades divididas en zonas donde tengamos todos los servicios a mano, a 15 minutos como dicen, no será necesario que nos compremos un coche, bastará con tener una bici o un patinete eléctrico. 

Por otra parte, quizá en los próximos años, esos sean los únicos medios de transporte que nos podamos permitir, ya que los coches eléctricos seguirán siendo muy caros (insisto, dejará de ser un producto de masa como lo entendíamos) y no parece que las condiciones laborales y los sueldos vayan a mejorar, todo lo contrario.

Vender menos coches implica fabricar menos coches, por tanto, las marcas prescindirán de muchas factorías, puesto que ya no son necesarias. Esto significa trabajadores a la calle. 

Con la excusa de la sostenibilidad, el cuidado del medioambiente y la lucha contra el cambio climático, quieren hacer que dejemos de conducir coches, el medio de transporte que ha permitido la libertad de movimiento a tantas personas y familias. 

Por supuesto que no estoy en contra de adoptar medidas que permitan reducir la contaminación, pero una cosa es eso y otra es la imposición de un modelo de vida procedentes de personas que, ni siquiera hemos elegido los ciudadanos.