Tres barbaridades que se hacen para ahorrar en el coche y ponen en serio riesgo la seguridad

En raras ocasiones el coche se estropea a principios de mes o el testigo de que ha llegado el momento de hacer la revisión salta cuando acabas de cobrar la paga extra. Pedir cita en el taller pocas veces viene bien y, en ocasiones, cometemos barbaridades para ahorrar en el coche que suponen un serio peligro para la seguridad.

Empeñados en ahorrar (o necesitados de hacerlo) los conductores suelen buscar trucos para pagar menos, sin saber que lo realmente están haciendo es poner en riesgo sus seguridad. 

Recambios de segunda mano

El DIY (Do It Yourself) mecánico puede ser una solución para bajar un poco la factura del taller siempre y cuando se trate de una operación sencilla y que no conlleve la manipulación de piezas esenciales.

Desde casa (si cuentas con un garaje amplio) o en box de alquiler habilitados para ello puedes hacer un cambio de aceite o sustituir los filtros del aire o los limpiaparabrisas sin pagar mano de obra (que suele ser uno de los conceptos que elevan la factura del taller).

Ahora bien, el problema surge cuando para hacer esas reparaciones y abaratar aún más el coste los filtros, escobillas u otras piezas se recurre al mercado de segunda mano. Los expertos desaconsejan la adquisición de recambios usados 

Otra cosa es que sea el taller el que ofrezca piezas de segunda mano para una reparación más económica. En este caso te podrás fiar siempre y cuando te den garantía de reparación y de las piezas.

'Apurar' los neumáticos

Por Ley, está prohibido circular cuando la banda de rodadura de los neumáticos tiene un profundidad inferior a 1,6 mm. Los expertos son más exigentes y recomiendan sustituirlos por unos nuevos cuando el dibujo esté por debajo de los 3 mm para los neumáticos de verano y los all-seasons y de 4,5 mm para los de neumáticos de invierno.

La banda de rodadura es el único punto de contacto entre el vehículo y la calzada. Las ranuras son las encargadas de drenar el agua que se acumula en el asfalto de manera que, a menor profundidad, menos drenaje y, por tanto, menos adherencia y más riesgo de aquaplaning. 

Fíjate en las conclusiones de este estudio realizado en Reino Unido con pruebas de conducción real. Con los neumáticos nuevos (entre 8 y 10 mm de banda de rodadura), la adherencia es del 100% y se reduce a medida que la profundidad del dibujo se desgasta,

Así, cuando se alcanzan los 4 mm, la efectividad es del 90%. Porcentaje que se reduce al 70% cuando se alcanzan los 3,5 mm y al 55% al solo tener 1,6 mm (la profundidad mínima que contempla como mínima la normativa de Tráfico).  

Cabe recordar que circular con unos neumáticos excesivamente desgastados (por debajo de ese 1,6 mm) conlleva multas de tráfico de 200 euros que se pueden convertir en hasta 800 euros si el problema afecta a las cuatro ruedas.

Retrasar el mantenimiento y, en especial, los cambios de aceite

La que colocamos en tercer lugar de nuestra lista de barbaridades para ahorrar en el coche que ponen en peligro la seguridad es, en realidad, la más común. Hablamos de retrasar las revisiones del coche (cambio de aceite, filtros, sistema de frenado...) hasta esperar a haber ahorrado lo suficiente para afrontar el pago. 

Lo que muchos conductores no saben es que posponer unas semanas la visita al taller no solo es peligroso sino que conlleva el riesgo de que una vez en el centro de reparación la factura sea más elevada.

El aceite ejerce una función protectora del motor. Actúa como lubricante para evitar que la fricción termine dañando las piezas; al mismo tiempo que mantiene la temperatura del bloque del motor evitando sobrecalentamientos.

Retrasar el cambio de aceite obliga a las piezas del motor a trabajar sin esa película que reduce el rozamiento, lo que provocará un desgaste prematuro (le estarás quitando años de vida al coche). 

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En el peor de los casos, puedes llegar a gripar el motor. Esta que es una de las averías más temidas y costosas se produce cuando el bloque motor alcanza tal temperatura que algunas piezas de metal llegan a fundirse

Un motor gripado no siempre se puede reparar y, en caso de poder hacerlo, conlleva una factura de varios miles de euros. Mientras que una revisión básica (aceite + filtro de aceite + filtro de aire) no cuesta más de 60 euros.