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Prueba: nuevo Mercedes Clase G 2018. ¡Lo sacamos del asfalto!

Al volante del Mercedes Clase G 2018

El nuevo todoterreno estrena salpicadero, que de alguna manera recrea dentro el frontal exterior del coche. Así, los aireadores con estética de turbina (como los del nuevo Mercedes CLS) simbolizan los faros, y llaman la atención dos de los siete altavoces de serie, con una forma cuadriculada similar a los intermitentes. Pero trae muchas novedades, y las hemos analizado al volante. Prueba: nuevo Mercedes Clase G 2018.

Otro detalle que nunca ha faltado en un Clase G: ¡El asidero para el acompañante! El volante multifuncional sí que es nuevo, y aglutina los mismos controles que el Mercedes Clase S. De serie, tendrá instrumentación circular analógica, pero podrá equipar el cockpit digital a base de pantallas apaisadas que ya conocemos de otros modelos de Mercedes.

En este caso, son dos monitores de 12,3 pulgadas recubiertos por un único cristal, que mostrarán la información en tres estilos a elegir: Classic, Sport y Progressive. Ya de fábrica vendrá con guarnecidos de madera veteada, pero podrás optar además por kits de aluminio y carbono. Mercedes quiere dar al habitáculo de su legendario todoterreno algo más de confort. Por eso, delante tiene 38 milímetros más de espacio para los hombros, 28 detrás. Para los brazos, ahora hay delante 68 milímetros más de aire, y 56 en la segunda fila. Los pasajeros de detrás ganan ahora 150 milímetros para las piernas, mientras que los de delante tienen 38 más para los pies.

¡Prueba offroad!

El nuevo Clase G se fabricará una vez más en Magna, en la localidad austriaca de Graz. Nosotros nos hemos movido a un circuito offroad en el sur de Francia, para comprobar as aptitudes de este todoterreno fuera del asfalto, donde es una referencia. Para lograr una combinación perfecta entre comportamiento en carretera y fuera de ella, los desarrolladores han recurrido a AMG, con quienes han concebido el chasis.

Al volante del Mercedes Clase G 2018

Delante lleva suspensiones independientes con doble articulación, y detrás lleva el clásico eje rígido. La carrocería va ahora un poco más elevada: entre los ejes, el espacio respecto al suelo es ahora de 270 milímetros. Y la capacidad de vadeo sube en 10 centímetros: ahora es de 70. Mantiene los tres diferenciales con bloqueo. El espacio extra interior se nota: ahora tiene 38 milímetros más para los hombros delante, y 27 detrás. Los brazos ganan 68 milímetros delante y 56 detrás. Y los pasajeros de la segunda fila tienen ahora 150 milímetros más para las piernas.  

Al inicio de la pista voy en modo High Range, que está pensado para conducción normal por carretera. A una velocidad entre 40 y 50 km/h enlazo una curva tras otra sobre baches y agujeros, con gran soltura. Antes de una recta escarpada, inserto el modo Low Range. El multiplicador de la transmisión se pone en la relación de 1:2,93. Y pongo el cambio automático en modo G.

Cambia también la desmultiplicación de la dirección y el recorrido del pedal del acelerador, lo que me permite maniobras más precisas fuera del asfalto. El bloqueo de los diferenciales me aportan un agarre excepcional. Y de esta manera, las cuestas con inclinaciones de hasta un 85% no me suponen ningún problema.

Según la marca, puede recorrer hasta pendientes del 100%. La nueva suspensión independiente delantera lo hacen menos tendente a los balanceos, y en el aplomo se nota la mano de AMG.

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