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El problema que los coches eléctricos plantea cada día a la Policía

nissan leaf guardia civil

La autonomía limitada y los tiempos de carga son el problema que los coches eléctricos plantea a la Policía, lo que hace que no sean idóneos para el servicio. Sin embargo, ya hay soluciones intermedias que deben ir implementándose en los parques móviles de Policía y Guardia Civil.

El objetivo de la transición a una movilidad totalmente eléctrica es que llegue a todos los sectores, incluyendo los coches privados, el transporte terrestre -de ahí que se esté trabajando en camiones eléctricos- y los vehículos para los servicios de emergencia (Policía, bomberos, ambulancias, equipos especializados de rescate…).

Sin embargo, esta transición no va a ser tan sencilla en unos sectores como en otros. De por sí, el coche eléctrico ya plantea algunos desafíos a un conductor particular, que debe adaptarse a las necesidades de este tipo de vehículos incluyendo la autonomía limitada y los tiempos de recarga.

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El transporte por carretera supone otro desafío aún más importante. Los camiones transportan cargas pesadas que requieren de la máxima potencia, la cual, en el caso de los camiones diésel, se obtiene mediante la quema del combustible. Además, tienen mucha autonomía con sus depósitos llenos y volver a cargarlos solo lleva unos minutos.

Pero, en un camión eléctrico, un aumento del consumo energético implica una reducción considerable de la carga de la batería y, por tanto, una rebaja de la autonomía. A esto hay que sumar el hecho de que los tiempos de recarga pueden ser demasiado largos por el tamaño de sus baterías y que la red actual de cargadores no está preparada para ofrecer grandes potencias de carga.

El problema que los coches eléctricos plantea cada día a la Policía

Y luego están los coches de Policía. En el futuro, los vehículos patrulla deberían ser eléctricos, al igual que el resto del parque automotriz, pero los coches de Policía tienen como requisito indispensable que deben estar disponibles en todo momento y que a diario recorren largas distancias en sus funciones de vigilancia rutinaria.

Por lo tanto, el automóvil eléctrico plantea un importante problema a la Policía, ya que la autonomía limitada conlleva una alteración en las funciones de este tipo de vehículos y los tiempos de recarga pueden provocar que, llegado el momento, parte de la flota de coches patrulla no esté disponible para el servicio. 

Atender una emergencia, acudir al domicilio de una víctima o realizar una persecución son funciones que llevan a cabo los agentes a diario y que un coche eléctrico, sin una meticulosa planificación, podría no estar preparado para desempeñar con éxito.

Es por ese motivo que la solución a corto plazo en las flotas de coches de Policía es el vehículo híbrido y/o híbrido enchufable, coches que son más eficientes en comparación a los equipados con motores de combustión tradicionales, pero que pueden estar disponibles en todo momento al equipar un motor térmico como base de su sistema de propulsión.

Mientras tanto, el vehículo eléctrico debe ir entrando de forma progresiva en los parques de coches patrulla de los diferentes cuerpos uniformados. Se pueden utilizar para el transporte de presos, desplazamientos de altos cargos, acudir a actos oficiales, tareas de escolta o servicios de vigilancia que no impliquen recorrer largas distancias.

Una vez mejoren la autonomía y se reduzcan los tiempos de carga de las baterías, los coches eléctricos podrán asumir mejor las diferentes tareas que lleva a cabo un coche de Policía a diario.

Etiquetas: Coches Policía

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