Prueba del Ineos Grenadier, un 4x4 de verdad apto solo para los más puristas y exigentes

Todavía queda mucho para que lo veamos circular por medio mundo, pero nosotros ya nos hemos puesto al volante del Ineos Grenadier, bueno, de uno de sus prototipos, ya que el modelo definitivo llegará en 2022. Pero, ¿qué es?

Hay proyectos que nacen de la forma más insólita e increíble que hayas podido imaginar nunca y la historia de este Ineos lo es. ¿Qué tal si te dijera que su denominación se decidió en un pub londinense del mismo nombre? Está en el número 18 de Wilton Row, en el céntrico barrio de Belgravia, y allí arrancó una historia que hoy me ha llevado hasta Graz, en Austria. Aquí, en la planta de la todopoderosa Magna Steyr se fabrican y ponen a punto los prototipos que luego tendrán que sufrir los peores tratos para comprobar que van por el camino correcto de cara a lanzar el modelo definitivo.

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Eso será en el tercer trimestre de año que viene y la noticia es que no llegará solo: poco después aparecerá un pick up.   Para saber más sobre este 4x4 de raza y que huye de las modas actuales (no esconde que quiere ocupar el sitio que ha dejado el anterior Land Rover Defender), me reúno con el que más sabe de él: Dirk Heilmann, CEO de Ineos Automotive.

Tiene las cosas muy claras acerca de lo que es y supone este modelo en pleno siglo XXI: "es un vehículo 4X4 sin lujos y sin complicaciones, diseñado y fabricado como herramienta de trabajo para brindar la mejor capacidad todoterreno, durabilidad y utilidad de su clase". Por eso desecharon desde un primer momento montar, por ejemplo, una suspensión neumática: "es más cara y no ofrece los estándares de fiabilidad que queremos para el Ineos Grenadier". Tampoco quisieron un cuatro cilindros bajo el capó. Son más caros, pero hablaron con BMW para que instalar sus bloques de seis cilindros en línea twin-turbo.

Todo esto me lo cuenta en una primera visita a los departamentos de ingeniería, donde observo cómo ponen a punto un nuevo chasis con la última versión de la suspensión. ¿El objetivo? Lograr un mejor rendimiento sobre asfalto. Es su gran obsesión y no resulta curioso que con un 4x4 de estas características estén buscando mejorar el paso por curva y la frenada sobre una carretera convencional.

Pero es normal, la exhibición en campo la tienen más que asegurada, con tres diferenciales bloqueables, tracción total permanente, reductora y un chasis de largueros de los de toda la vida que te garantiza una robustez y fiabilidad a prueba de bombas. Por fuera no vas a encontrar guiños para la galería ni muchas florituras: líneas cuadradas, bisagras y tornillos de las puertas a la vista, puerta trasera con doble hoja, paragolpes que sobresalen muchísimo de la carrocería...

Cualquier parecido con un SUV actual es pura coincidencia (y del nuevo Defender). Para demostrarme que el proyecto avanza por el buen camino, los responsables me invitan a ponerme directamente al volante. El interior que observo sí es el definitivo y me gusta, por su originalidad y concepto.

Un interior con personalidad propia

Recordando la cabina de un avión o algún vehículo militar, el interior del Ineos Grenadier ofrece prácticamente un botón para cada función. De esta forme, dicen sus creadores, no te puedes equivocar en su manejo.

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No esperes por tanto, superficies táctiles ni en el volante ni en la consola central. Allí están los mandos más comunes: aire acondicionado, calefacción de los asientos, volumen del sistema de sonido, etc. ¿Y la llave? Tampoco te esperes grandes virguerías: es con una llave tradicional que se gira.

Lo que más destaca es la gran pantalla táctil de12.3 pulgadas y en posición horizontal para el sistema de infoentretenimiento con conectividad para Apple Car Play y Android Auto. También vas a ver ahí el velocimetro y los diferentes datos del ordenador de viaje. Detrás del volante no hay una instrumentación tal y como estamos acostumbrados a ver: solo algunos testigos.

Detrás, de espacio va sobrado en todas las direcciones y personas de talla alta encontrarán mucho confort, aunque los respaldos van muy verticales. Por cierto, los asientos van firmados por Recaro. 

Pero toca ponerse delante: arranco. A diferencia del mítico Defender, donde ibas pegado a la puerta y el eje del pedalier estaba desviado hacia la derecha, en el Grenadier todo está en su sitio. En la propia pista de pruebas de Magna puedo comprobar cómo este 4x4 de verdad no se achanta ante ningún obstáculo, ya sean ascensiones por rocas, descensos con una gran pendiente con barro o tramos plagados de irregularidades para hacer la vida bastante más complicada a las suspensiones.

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La palanca de la reductora tiene cuatro posiciones (nada de botoncitos, es una palanca mecánica de la de toda la vida) y según me acerco a una u otra zona de obstáculos voy jugando con ella. El motor que llevo bajo el capó es la versión diésel que va asociada a una caja de cambios automática firmada por ZF de ocho velocidades.

Junto a la tracción total permanente y unos Bridgestone Dueler 265/70 R 17, el Grenadier siempre sale victorioso de cada zona. Para los que tengan mucho que transportar, este dato les va a gustar: el Grenadier tiene una capacidad de carga de una tonelada y una capacidad de remolque de 3,5 toneladas y en la zona de carga hay espacio para un europalet (mide 1200 x 800 mm), lo que no está nada mal, la verdad.

Llegan las pruebas más duras, pero esta vez me tocará viajar de copiloto porque salimos a carretera abierta. Nos dirigirnos hacia las montañas, donde sobre un terreno natural, los pilotos de pruebas me van a demostrar de lo que es capaz este 4x4 totalmente genuino. Cada día, estos conductores ponen a prueba los distintos desarrollos que van saliendo de Magna y luego se reúnen con los ingenieros para compartir impresiones. A veces los propios ingenieros (hay más de 300 embarcados en este proyecto) van en el coche. Se han cubierto 1,8 millones de kilómetros hasta la fecha, y todavía queda depurar un tercer prototipo hasta aprobar el modelo definitivo.

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Por fin nos salimos del asfalto y aquí el Grenadier me deja con la boca abierta: con todos los diferenciales bloqueados, reductora activada,  empezamos a trepar literalmente por una lengua de piedras super empinada que pone a prueba suspensiones, tracción, neumáticos y mi espalda. Desde mi experiencia a bordo del camión del Dakar de Pep Vila no me había sentido como una batidora dentro de un coche. Pero este Ineos no parece notar el esfuerzo y sube con una inusitada solvencia. Y tengo la sensación de que podría estar subiendo y bajando por esta rampa todo el día sin notar una mínima fatiga de materiales. "De eso se trata", me afirma el propio Dirk. ¿Precio? "Bastante menos que un Mercedes Clase G, pero por encima del anterior Defender".