Dentro de M-Sport: una fábrica de competición perdida en el monte

Para visitar M-Sport, tienes que ir a posta, porque esta fábrica de coches de competición está perdida entre los montes de Cumbria, Inglaterra, literalmente. Que esto caiga justo en Cockermouth, el pueblo natal de su CEO, no puede ser casualidad. Sin embargo, si conoces un poco de la historia de esta firma fundada como Malcolm Wilson Motorsport ahora hace 40 años, la lógica empieza a aparecer. 

Al llegar la sede de M-Sport, la sensación es más parecida a la de estar visitando la casa de un supervillano en una película de 007. Tras recorrer kilómetros de prados con ovejas paciendo, alcanzas la linde de una propiedad fundada en el siglo XII, con una mansión clásica en lo alto de un promontorio. 

Por detrás, aneja, en una nave convenientemente integrada en el conjunto se montan los Ford Fiesta R5, preparaciones especiales de los Focus RS y, desde hace poco, también se convierten en coches de carreras los Jaguar eléctricos. Todo se fabrica en M-Sport por un pequeño ejército de mecánicos e ingenieros que disponen hasta de laboratorios para pruebas de estrés de las piezas, bancos para motores y un equipo de diseño por ordenador. 

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Entre medias, hay un pequeño cobertizo acondicionado como el museo particular del Sr. Wilson, un lugar delicioso a pesar de que este Sir no tuvo una carrera extraordinariamente brillante como piloto, con el título del Rally de Reino Unido de 1994 como mayor logro. Como jefe de M-Sport, la cosa ya es bien distinta porque mientras Wilson todavía corría ya era capaz de manejar una exitosa estructura de competición que lograba el éxito en pruebas nacionales de Portugal, Oriente Medio o Italia en los 90. 

¿Qué es M-Sport dentro de Ford? 

La relación entre Ford y M-Sport es una de las más longevas en la historia de los deportes de motor, puesto que la marca encargó a la empresa de Wilson el desarrollo de sus coches para el WRC y otras competiciones a finales de 1996. Los éxitos comenzaron a llegar ya al año siguiente con las victorias en los Rallys de Grecia e Indonesia con un tal Carlos Sainz de piloto.

Sin embargo, con un Malcolm Wilson Motorsport ya rebautizado como M-Sport llegaron las victorias más importantes para Ford en el WRC, al alcanzar las temporadas 2006 y 2007 el título mundial de constructores de forma consecutiva y por primera vez 27 años. El coche, como todos los Ford del WRC M-Sport desde el año 2000, fue enteramente desarrollado en Cumbria.

“En estos montes probamos y desarrollamos todos nuestros coches. No necesitamos más, tenemos a nuestra disposición cientos de kilómetros de pistas de tierra todo el año”, afirma Gus Greensmith mientras me lleva a toda velocidad por estos caminos a los mandos de un Ford Fiesta WRC 2019 que se construyó aquí la semana pasada. El joven piloto privado, hijo de un magnate petrolero, tiene un contrato de tres temporadas con M-Sport a razón de 10 millones de euros. 

En 2020, Gus Greensmith correrá todo el programa del WRC, pero a tenor de sus tiempos en las pruebas que ya ha disputado y de cómo conduce sobre tierra este chaval que ganó el campeonato británico de rallys para jóvenes justo después de abandonar las categorías inferiores del Manchester United donde jugaba de portero, seguro que hasta podría cobrar por ello. 

Veinte metros antes de alcanzar la curva, suave golpe de volante para colocar el coche y gas a fondo para ir ya metiendo el coche mientras podamos todo lo que el morro encuentra por la cuneta. Seguro que se han pasado un rato limpiando de piedras y troncos todo este tramo de la montaña de Cumbria. Para M-Sport, esto no es solo su sancta sanctorum, sino el patio trasero de su casa y aquí hacen y deshacen a placer en las pistas con las excavadoras. 

Desarrollo de coches en M-Sport

En 2012, Ford tomó la dura decisión de abandonar el WRC, aunque Malcolm Wilson se las arregló para continuar con su programa para el Ford Fiesta WRC y ha mantenido a la marca dentro de la competición desde entonces. Seguramente, en Detroit no estarán descontentos: en 2017, M-Sport logró el título mundial de pilotos y de constructores y, en 2018, revalidó el de constructores. 

M-Sport también se encarga de fabricar los Ford Fiesta R1 y R2, que sirven de base a las categorías inferiores de los rallys en varios países y, evidentemente, de vivero para nuevos pilotos. Más recientemente, la empresa de Wilson ha logrado ampliarse con unas nuevas instalaciones en Cracovia (Polonia). Gracias a que la firma también desarrolla los vehículos de Bentley para las Blanc Paint Series, también han emprendido una mejora de las instalaciones de Cumbria, que ha llevado a construir un pequeño y revirado circuito en uno de los espacios vacíos de esta finca. 

Aunque todavía están terminándolo, Ford Performance ya la está empleando como uno de sus lugares de desarrollo en Europa. Los próximos Ford Focus ST y RS, así como cualquier cosa que lleve el sello de la división de vehículos de altas prestaciones de Ford pasarán por aquí a partir de ahora. Formada por unas 250 personas (230 en EEUU y unas 25 en Colonia, Alemania), los ingenieros de Ford Performance usan el circuito de IDIADA en Tarragona para desarrollar y calibrar los chasis y la electrónica; las pruebas invernales de Suecia para validar los sistemas y, también, este pequeño circuito de M-Sport para los test dinámicos. Este matrimonio no solo está muy consolidado, también tiene pinta de que va para largo.