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Bruselas cede y ‘legaliza’ el uso de carburantes sintéticos, alargando la vida a los motores de combustión

Carburantes sintéticos

Al menos, para los vehículos pesados.

La Unión Europea hace años que declaró la guerra a los motores de combustión, anunciando que a partir de 2035 estará prohibida su venta, dejando los coches eléctricos como única opción viable. Sin embargo, el tira y afloja con algunos países ha hecho que, al menos en parte, el organismo haya reculado en lo referente a los combustibles sintéticos.

Éstos, que son fabricados de manera carbono neutral y en cuyo desarrollo han invertido marcas como Porsche, son considerados por parte de la industria como la manera de salvar los coches térmicos, pues haría que éstos fueran respetuosos con el medio ambiente sin tener que liminar los motores de combustión de la ecuación.

 

Sin embargo, el argumento (y los datos) parecían no convencer a Bruselas, al menos hasta ahora, puesto que en el reglamento para el transporte pesado que regula los camiones, ha dejado una puerta abierta.

Dicho reglamento obliga a los camiones a reducir un 45% sus emisiones de CO2 en 2030, a rebajarlas un 65% en 2035 y a llegar hasta el 90% en 2040. Como ya estaba estipulado, va a prohibir la venta de vehículos pesados con motor diésel, pero va a permitir la venta de los que funcionen con combustibles sintéticos.

Ahora bien, esta normativa hablaría solo de los vehículos pesados, por lo que falta por confirmar cuál es la nueva posición de la Unión Europea respecto a este tipo de combustibles en turismos y vehículos de particulares.

Y es que, si bien Alemania consiguió hace ya un año que se incluyera la excepción de los e-fuels, las condiciones estipuladas por la UE son tan estrictas que a efectos prácticos el motor de combustión sigue prácticamente condenado.

El organismo exige que, para tener luz verde, los motores tienen que funcionar exclusivamente con combustibles sintéticos climáticamente neutros, algo que es prácticamente imposible, puesto que reducir las emisiones contaminantes por completo no es factible.

Además, se exigiría a los fabricantes a crear un sistema de arranque que sea capaz de detectar el combustible que se está utilizando, para que, en caso de ser un carburante convencional, el automóvil no arranque.

De esta manera, los combustibles sintéticos siguen en una posición peliaguda, puesto que todavía tienen bastantes trabas para poder establecerse.

Y no solo hablamos de las legales, que desde luego son las más importantes, si no también al hecho de que son realmente caros, teniendo en la actualidad un precio de unos 5 euros el litro, lo que es básicamente 2,5 veces más de lo que cuestan la gasolina y el diésel convencionales. Esto haría que solo unos pocos se pudieran permitir llenar el depósito con ellos.

La cuestión es que se prevé que entre 2030 y 2050 el precio medio baje considerablemente, pudiendo situarse entre los 2 y los 3 euros el litro, lo que seguiría siendo caro, pero sería más asequible. Sin embargo, para llegar a ello es necesaria una inversión que, en caso de que la legislación no apueste por los e-fuels, parece difícil que llegue a darse. 

Fuente: El Debate

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