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Así funciona la nueva homologación de consumos

El ciclo NEDC y sus consumos irreales son cosa del pasado, el protocolo WLTP promete cifras mucho más cercanas al uso real.

Es norma general ver como en la prueba de cualquier automóvil, al llegar a materia de consumos, la cifra que haya conseguido el periodista de turno sea ligera o sensiblemente más elevada que la que marca el coche sobre el papel. ¿Problema del conductor? Nada más lejos de la realidad: problema de un ciclo de homologación, el NEDC, que está totalmente anticuado y ofrece cifras de lo más irreales. Por suerte ya es cosa del pasado y desde el 1 de septiembre está implantado el WLTP (Worldwide harmonized Light vehicles Test Procedure), que empezará a dar resultados más realistas a partir de 2018, cuando sea obligatorio para todos los coches nuevos del mercado.

VÍDEO: El test de emisiones WLTP explicado en un minuto

Lo primero es lo primero: ¿qué ha hecho necesario este cambio? Que el ciclo NDEC no reflejaba, de ninguna manera, las circunstancias reales de circulación. Se realizaba en laboratorio, con parámetros muy definidos: temperaturas de entre 20 y 24º, 20 minutos de rodaje, 11 kilómetros y 7 metros de recorrido, ciclos de aceleración y marchas prefijados… Teniendo en cuenta que se instauró en los años 80, los fabricantes han tenido tres décadas para conocer todos sus resquicios y adaptar sus mecánicas para conseguir el resultado óptimo, es decir, el menor consumo homologado posible.

Muchos de esos problemas se eliminan con el WLTP porque, en pocas palabras, llevará a cabo las homologaciones imitando situaciones mucho más realistas. Aunque se sigue realizando en un laboratorio, las circunstancias son mucho más parejas a las que encontramos en el día a día: la temperatura es media es de 14 grados, la velocidad media del test es de 46,6 km/h (en el NEDC era de 34), los tiempos de parada son más cortos y se recorre una mayor distancia (23 km). Además, el test está dividido en cuatro partes, cada una a un nivel distinto de velocidad (baja, media, alta y muy alta) y repitiéndose en cada una distintas fases como aceleración, frenada, etc. En resumidas cuentas, situaciones mucho más variadas y que imitan lo que cualquier usuario debe afrontar a diario en su vehículo.

¿Qué consecuencias va a tener el cambio? La primera, que salta a la vista, es que el consumidor va a tener una idea más cercana a la realidad de cuánto va a gastar y a emitir su nuevo coche. Pero también va a haber algunas negativas que van a afectar al bolsillo. Como las cifras van a ser más realistas, las emisiones de CO2 van a ser mayores, lo que hará que muchos coches que antes estaban exentos de pagar el impuesto de matriculación (por emitir menos de 120 g/km) suban de categoría, pagando el 4,75%, algunos de estos pasen a la siguiente, que ya grava con el 9,75%, y así sucesivamente. Esta subida de los precios puede que haga que se resienta el mercado y se baraja un recorte de hasta un 3% en las ventas de automóviles.

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