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FocuXtreme: las copas de promoción han vuelto

¿Quieres correr rallys por ‘dos duros’? Echa un vistazo a lo que propone la FocuXtreme, una copa de promoción como las de antes.

“Esto es lo que yo habría deseado cuando empecé a correr en rallys”. Era el año 1991. En 2012, Lluís Pérez crea la Challenge FocuXtreme, una fórmula enmarcada hasta ahora en el Campeonato Catalán de Tierra que permite disfrutar de este deporte a un precio asequible. Une un coche robusto y fiable, costes contenidos (siempre teniendo en cuenta que hablamos de una disciplina cara) y unos premios en metálico y en especie que animan a los pilotos a seguir en el certamen. Ya lo tenemos.

Empecemos por el vehículo, un Ford Focus de primera generación. ¿Por qué éste y no otro? Para empezar, por lo que evoca: aquellas peleas entre Carlos Sainz y Colin McRae a finales de los ’90 en el seno del equipo oficial. Y después, porque en el mercado de segunda mano se cotiza entre los 800 y los 1.500 euros.

Bien; de momento, es razonable. A tu Focus 1.6 de 100 CV (pincha en el enlace para ver la prueba) y 3 puertas hay que añadir un kit suministrado por la organización, que incluye el arco de seguridad, dos bacquets homologados (con sus guías y arneses), volante y piña de competición, barra de refuerzo de las torretas de la suspensión, un juego de extinción automático -con su correspondiente extintor manual-, cierres del capó… Suma 2.100 euros. Te aseguro que es una cifra sensata.

La inscripción al certamen cuesta 750 euros, más 270 por cada carrera. Hay seis: tres sobre tierra y, como novedad este año, tres sobre asfalto, lo que obliga a adquirir frenos Galfer (personalizados para la FocuXtreme) y amortiguadores por otros 700 euros. Los neumáticos para cada superficie también deben ser tenidos en cuenta. Si has ido sumando, al final ‘la broma’ te sale por unos 10.000 euros cada temporada. Eso, si todo va bien, no hay golpes que arreglar o piezas que cambiar -la gestión de cada coche es independiente y va por cuenta del participante-. Seamos previsores y pongamos… 15.000, una cifra muy real. Por ahora, no hay nada tan accesible en los tramos españoles.

Si el precio te parece alto, debes saber que los mejor clasificados en cada prueba reciben ayudas en metálico y material de competición, neumáticos, lubricante o gasolina. Esto supone un gran incentivo para seguir en el campeonato; hasta existen premios de consolación para los más rezagados.

No es fácil destacar en la FocuXtreme, ya que la igualdad mecánica es casi absoluta; todo depende del talento del piloto… y de la regularidad, ya que puntúan los resultados de los seis eventos (es decir, no se puede descontar el peor de ellos o un abandono, como en otros certámenes). También hay ‘bonus’ según la posición final en la prueba y en cada tramo. El ganador tiene derecho a disputar la temporada siguiente del Campeonato Catalán de Rallyes de Tierra en la categoría de dos ruedas motrices al volante de un Ford Focus ST de 170 CV (pincha en el link si quieres ver la prueba), con una caja de cambios de competición y diferencial autoblocante.

Parece muy bonito… pero ahí ya no hay tantas ayudas. Así, los participantes, que, en su mayoría, son “trabajadores, gente normal”, encuentran dificultades para seguir en la competición, como destaca Dani Muntadas, vencedor este año. Tiene 26 años y “si no fuera por la FocusXtreme, nunca habría pasado de copiloto a piloto”, asegura.

En este certamen no sólo triunfa quien sube al escalón más alto del podio: existe una clasificación paralela, la del Desafío ColinXtreme. Honrando la memoria del espectacular piloto, en cada rally se designa una zona especialmente delicada y un jurado se desplaza hasta allí para puntuar la técnica -o la rapidez, si se trata de un tramo complicado- de cada participante. ¿Qué obtiene su ganador? Nada menos que un test en las instalaciones de M-Sport (el equipo que preparó los Ford en el Mundial de Rallys y que sigue compitiendo en la máxima categoría de la especialidad) en Inglaterra, al volante de un Fiesta R2 oficial de la formación británica. Pere Rovira disfrutó de este jugoso premio en 2015 y aún está impresionado por el cambio secuencial del R2 y las sensaciones de “coche de carreras” que transmitía.

Tanto él como Muntadas destacan como principales valores de la FocuXtreme “el buen rollo” y el compañerismo, además, evidentemente, de su módico precio. “El problema de otros campeonatos es que el presupuesto es desproporcionado… Y el escalón que hay que subir para seguir avanzando es insalvable. Es la gran frustración de este deporte”, comenta Rovira. Por eso esta iniciativa ha atraído a pilotos como la mismísima Laia Sanz, habitual en estas citas en 2013 y 2014. El año pasado se han congregado 28 participantes. He visto listas de inscritos en pruebas nacionales con menos coches. Creo que te haces una idea de por dónde voy…

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