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Prueba: Ford Focus 1.6 16v 100 CV de la FocuXtreme

Tiene 100 CV y la unidad más moderna es de 2004. Lleva lo básico para ser considerado un coche de rallys, pero lo es, te lo aseguro. Y los pilotos de la FocuXtreme opinan lo mismo.

Cuando Lluís Pérez, creador de la Challenge FocuXtreme, propuso estos Ford Focus de primera generación para su copa, la gente le miró con escepticismo. Le dijeron que pesaban mucho y que no correrían, pero él sabía a qué se debía ese recelo: “apenas hay cultura de campeonatos monomarca de rallys con la firma del óvalo en España, donde los fabricantes franceses han sido más habituales”. Estaba seguro de que el chasis y la suspensión independiente trasera de este coche harían maravillas en los tramos de tierra. Y nos invita a comprobarlo.

Primero, las ‘presentaciones’: se trata de un 1.6 16v con 100 CV y carrocería de 3 puertas. Es la primera generación, la MkI, construida de 1998 a 2004, la admitida en este certamen. Por fuera, las pegatinas con las distintas verificaciones son el distintivo que indica que estamos ante un vehículo preparado para correr. Y al abrir la puerta, la impresión se confirma: arco de seguridad, bacquets, extintor, volante de competición. Faltan todos los plásticos y elementos superfluos que añaden peso y no sirven de mucho en una especial (aunque hay quien utiliza hasta el aire acondicionado. Penurias, las justas). El resto es de estricta serie.

Vamos a dar varias vueltas a un circuito de tierra con Pérez (monitor de conducción, además de ideólogo de la FocuXtreme) a nuestro lado. Tras poner varias chaquetas entre mi espalda y el asiento -no se desplaza por las guías y no llego bien a los pedales-, arrancamos.

El primer giro es de reconocimiento; hay un poco de niebla y mucha humedad y el piso es parecido al del Rally de Gales, con un barrillo que resbala bastante. Después, nos lanzamos, con Lluís animándonos a pisar más el acelerador para apurar las marchas. Al carecer de muchos de los revestimientos, el ruido en el interior es acusado. Notamos perfectamente cada bache y cada piedrecita que salta contra los bajos. Casi duele. Pero seguimos acelerando y llegamos a una curva pronunciada a derechas. Lluís tira del freno de mano para obligarnos a “hacer manos”. Y vaya si las hacemos.

FocusXtreme, test Ford Focus 1.6

La cosa se va animando y cogemos los giros ‘de lado’: una vez aprendes a balancear el coche y tirarlo, estás en el mejor parque de atracciones del mundo. Los frenos actúan según lo esperado, con la misma nobleza que el chasis. Su comportamiento es justo como recordaba, haciéndose merecedor de todas las alabanzas que recibió en su día y de las que cosecha ahora. La suspensión independiente permite que cada rueda haga su trabajo, buscando el mejor resultado para que el Focus siga traccionando. No es un disparo, desde luego, pero sus 100 CV resultan perfectos como escuela. Si aprendes a hacer correr este vehículo, el salto a un escalón superior no se te atragantará.

El paso siguiente es, precisamente, el Ford Focus ST de 170 CV que se lleva el ganador de la Challenge FocuXtreme para continuar sus andanzas en el Catalán de Rallys de Tierra. Ya estamos ante algo un poco más serio, con caja de cambios de competición y autoblocante. Aquí el bacquet sí se mueve sobre sus guías, por lo que puedo prescindir de las chaquetas que actúan como cojín. Es el primer punto a favor de la comodidad. El resto va saliendo mientras recorremos el circuito una y otra vez: el autoblocante se confirma como una ayuda inestimable en cada curva. El coche va más ‘por su sitio’, centrado, agresivo: también resulta sencillo hacerlo derrapar; recuperar las riendas de la situación es más fácil. La potencia extra allana las cosas, qué duda cabe. Con una suspensión de carreras se convertiría en un vehículo muy, pero que muy interesante…

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