Renault Megane 2022, cinco virtudes y dos defectos
Cuando un modelo tiene solera y acumula a sus espaldas múltiples generaciones, es complicado que arriesgue y de un cambio radical. Por eso sorprendió la dirección tomada por el Renault Mégane 2022, que no dejará indiferente a nadie y presenta tanto virtudes como defectos.
Una lanza a favor de ser atrevidos
Coger un compacto superventas como es el Renault Mégane y transformarlo en un SUV es un movimiento valiente, que puede traer consigo buenas o malas consecuencias (seguramente las primeras), pero al que hay que reconocerle el arrojo.
Un diseño impactante
El movimiento resultará polémico, pero el resultado está a la vista: un todocamino compacto bastante agraciado. El conjunto formado por los pilotos y el logo delanteros es muy estilizado, sus formas, aunque redondeadas, son bastante atléticas; y calza unas llantas que apuntan a “paelleras”.
Pantallas, grandes pantallas
Somos firmes defensores de la presencia de controles analógicos, porque son más intuitivos y fáciles de usar, pero hay que admitir que una apuesta por lo digital en el interior suele tener resultados espectaculares, al menos desde el punto de vista visual: el combo de cuadro de instrumentos de 12,3 pulgadas y la consola central de 9 o 12 y orientación vertical le sienta francamente bien.
Más maletero
Pasarse a una silueta de todocamino tiene sus pros, y uno de ellos es que la mayor altura ofrece más habitabilidad interior, así como un maletero grande. En este caso hablamos de 440 litros, lo que supone un aumento de 56 respecto la actual generación del Renault.
Mecánicas interesantes de cero emisiones
Los coches eléctricos están de moda, así que parece una locura no aprovechar el tirón e incorporar variantes de este tipo a un modelo de gran volumen de ventas. Cierto es que supondrán, al menos a priori, una parte reducida de las ventas, pero seguro que habrá clientes interesados en ellas. La de acceso combina un motor de 130 CV con una batería de 40 kWh para una autonomía de 300 kilómetros, mientras que la superior desarrolla 218 CV y emplea una batería de 60 kWh.
Defecto: Quizá el formato SUV no convenza a todos
Aunque los SUV están de moda, ¿era necesario convertir al Renault Mégane en uno de ellos? El dicho de “si algo funciona, no lo toques”, podría aplicarse a este caso. Como compacto, el francés ha vendido francamente bien durante todas sus generaciones y cambiar a una carrocería SUV puede atraer a nuevo público, pero también hacer que seguidores fieles del modelo se vayan a un rival que mantenga un formato más tradicional.
Defecto: ¿Será más caro?
Es algo que podemos responder afirmativamente y de manera rotunda en el caso de las versiones eléctricas, pero la pregunta va en la línea de las de combustión. Las variantes con mecánica térmica, seguramente, serán más caras que las de la generación actual por el hecho de que pasar de un formato compacto al de un C SUV implica un sobrecoste.
Etiquetas: SUV compacto
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