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Cara a cara: Mercedes AMG GT vs Porsche 911

Llega el momento de la verdad. Con el AMG GT, Mercedes presenta un digno rival del Porsche 911. ¿Podría ser incluso mejor? AUTO BILD va a desgranar la respuesta...

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¡Vaya pesadilla! Eres un niño de unos seis años, los pequeños 911 de tu mesilla dejan claro cuál es el coche de tus sueños. Pero esta noche estás revuelto, te mueves de un lado a otro de la cama. Y es que estás soñando precisamente con tu deportivo favorito, circulando por un circuito a toda velocidad. Hasta ahí todo bien. De pronto, una silueta aparece por detrás y se te acerca cada vez más. Es otro bólido, con un sonido cautivador.

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En cuanto ve un hueco, se cuela por la izquierda y… ¡adelanta al imbatible 911! Y entonces te ves sentado en la cama, sobresaltado. Esto es lo que puede verse en el canal de YouTube si introduces 'AMG GT Dream car'. “Tranquilo, pequeño, la realidad no es así”. Quien le dice esto al niño no es su madre, sino AUTO BILD. Porque hemos comprobado si realmente la nueva bala de Mercedes es capaz de dejar atrás al mito de la fábrica Porsche.

Teóricamente, es posible. Los 510 CV del AMG GT S pueden rivalizar sin complejos con los 520 del 911 Turbo. Y es que el nuevo deportivo de la marca de la estrella está muy bien preparado: motor V8 biturbo, 650 Nm de par y una velocidad máxima de 310 km/h. Gracias al doble embrague ubicado en el eje trasero, logra un reparto de pesos muy equilibrado, y la brutal potencia pasa al asfalto a través de las gomas de 295 mm del eje trasero. Resumiendo: mucha emoción concentrada para una comparativa convencional. Por eso ponemos a prueba al Mercedes AMG GT y al Porsche 911 Turbo en condiciones especiales: aparte de medir todas su prestaciones por GPS, los llevamos al límite en el circuito de Sachsenring y en Nürburgring.

AMG GT S Y 911 Turbo: carretera

Acelerar, frenar, consumo… Nuestras primeras mediciones lo dejan claro: el Porsche 911 deja atrás al Mercedes con facilidad. Marca un tiempo inferior a los tres segundos en el 0 a 100 km/h, algo que ya se nota desde la segunda marcha, y para entonces el Mercedes AMG GT S aún no ha dado todo de sí. ¿Cómo es posible? ¡Si pesan lo mismo y tienen potencias similares! Pero mientras el Mercedes escarba el asfalto con sus ruedas traseras, el Por-sche sale disparado con mucha mayor eficacia gracias a su tracción integral y al Launch control. Además, el Por-sche muestra más mordiente: se detiene antes de 100 a 0 km/h, y en recta prolongada se mantiene por delante. El 911 se lleva el gato al agua.

AMG GT S Y 911 Turbo: circuito

Pero donde de verdad se comprueba lo que un deportivo es capaz de dar de sí es en un circuito como el de Sachsenring. De manera que ponemos el crono a cero, echamos gasolina 98 en los tanques y desconectamos las asistencias. El Mercedes sale el primero. Se nota tremendamente aplomado, con un agarre al asfalto sorprendente, apoyado en un reparto de pesos muy logrado (el 52% de sus 1.669 kilos en el eje trasero) y, sobre todo, impulsado por su portentoso V8. Suena como el rugido de un King Kong enfadado.

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Y es que esta mecánica biturbo empuja con increíble fuerza a lo largo de todo el circuito, mientras el cambio de doble embrague inserta cada relación con sorprendente rapidez y eficacia. Pero... la dirección es demasiado sensible. Por eso obliga al conductor a anticiparse más ante los cambios de apoyo. Y en curvas especialmente rápidas su largo morro tiende inevitablemente a subvirar. Además, si pisas a fondo demasiado pronto, tendrás que lidiar con el deslizamiento de la zaga. De modo que no es un coche que pase las curvas sobre raíles. El GT S, en definitiva, exige mucha concentración al piloto en cada tramo del circuito lo que, por otro lado, es un auténtico disfrute. Su tiempo por vuelta: 1:35,25 minutos.


Le llega el turno al Porsche. Primero detengámonos en los extras que equipa, como el paquete Sport-Chrono. Entre otras cosas, permite elevar puntualmente los 660 Nm de par hasta los 710. Y a eso añade: dirección en las cuatro ruedas, discos de freno cerámicos, cojinetes activos y spoiler delantero de accionamiento eléctrico. Es el único gasolina cuyo turbo presiona los gases de combustión por medio de palas ajustables. Resultado: subjetivamente, el motor del Porsche tiene más empuje que el V8 del AMG GT S. Y al mismo tiempo, se mueve más relajado por el circuito, se deja dirigir con mayor facilidad y permite frenar aún más tarde antes de cada curva. Donde el AMG ya desliza sobre sus ruedas delanteras, el Porsche permite empujar todavía más. Por tanto: el 911 pasa por el circuito con menos espectacularidad, pero con mucha más efectividad. Su tiempo: 1:32,92 minutos. Al AMG ya solo le queda la baza de Nürburgring...

AMG GT S Y 911 Turbo: Nordschleife

Retorcido, desigual, estrecho, complicado y, a ratos, muy rápido. Así son sus 20 kilómetros. Al Mercedes eso le genera mucho estrés: el irregular asfalto pone nerviosos a sus amortiguadores. Y esto coloca su largo morro en una posición distinta a la requerida por el piloto. Los golpes se notan también en la dirección... se vuelve más nerviosa que en Sachsenring. Pero también hay cosas positivas: al salir de las secciones más estrechas, el AMG exhibe una enorme capacidad de tracción. Otra cosa sorprendente: no ha habido ningún tramo en el que su motor turbo se haya tomado un respiro. El Mercedes empuja con fiereza por todas las curvas del circuito. Su tiempo: 8:10,10 minutos.

¿Será capaz de superarla el Porsche? ¡Y de qué manera! Su chasis más equilibrado, un respuesta más estable de la dirección y una mayor velocidad de paso por curva junto a su facilidad de conducción, otorgan al 911 una ventaja notable: 7:59,20 minutos. Para sus fans: podéis volver a dormir tranquilos. En la vida real, el Mercedes AMG GT S no es capaz de adelantarle. Solo era un mal sueño.

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