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Volkswagen T1 Samba: renacida como la primera Bulli eléctrica

Volkswagen T1 Samba convertida en E-Bulli
Aire retro, mecánica de cero emisiones.

Esta historia empieza así: "Cariño", le digo, "vamos a disfrutar del verdadero Flower Power". Ella me mira con cara de póker. “Sí, me refiero a que vamos a recorrer todo el país de una manera amigable con las flores, con una Bulli eléctrica. ¡Ya sabes en la Volkswagen T1 Samba!" Mi chica me observa como queriendo atravesarme con la mirada y me dirige un gesto de resignación. "¿Has fumado algo?", me pregunta. "No", le respondo. "Pero los de Volkswagen...".

En ese momento agarro el volante negro, tan fino como un dedo, introduzco la llave plateada en el cláusor y la giro para dar vida a su motor. Y luego: nada. Ni rastro del sonido típico del motor bóxer que montaba de serie. La T1 Samba, con 54 años de historia a sus espaldas ya está arrancado, pero en absoluto silencio.

VÍDEO: Volkswagen e-Bulli 2020, una T1 clásica, pero con motor eléctrico

El tic-tic-tic del reloj analógico situado a la derecha del salpicadero, frente al asiento del copiloto, suena ahora demasiado fuerte. Y parece que algo va mal en el velocímetro, porque los 145 km de autonomía restante están escritos en letras digitales verdes. Además, la palanca de cambios también es diferente a la de la T1. La muevo a la posición B de Bulli, pensando que hago lo adecuado.

Luego piso el acelerador y la T1 acelera como a la velocidad de la luz a lo largo del camino rural en el que me encuentro. En los años 70, la Volkswagen T1 Samba se veía como un coche viejo y no como algo retro y molón. Pero ahora es diferente: el aire entra a través del techo plegable, que deja entrar el sol y hace que mi cabello ondee al viento. Pero "que sea eléctrico no significa que sea aerodinámico", señala mi chica.

Nuestra T1 ha vivido en California durante medio siglo. Ha pasado por la era hippy y la crisis del petróleo. Y ahora ha pasado a ser eléctrico. A su avanzada edad se ha convertido en una especie de hipster.

Así es el Bulli eléctrico

A los especialistas de Volkswagen Vehículos Comerciales en su sede de Hannover (Alemania), en colaboración con el especialista en vehículos eléctricos eClassics, se les ocurrió la idea de convertir la T1 en E1, la primera furgoneta eléctrica oficial del mundo. Y el proceso fue así:

Puerta trasera abierta, bóxer fuera, motor eléctrico dentro. 83 CV en lugar de 44; 212 Nm en lugar de 102; y en el centro, debajo del suelo, las baterías, que pesan 350 kilos y dan para recorrer un máximo de 240 km.

La parte superior ha sido restaurada y, a primera vista, todo es como en el modelo original. Sin embargo, todo es nuevo: la pintura Energetic Orange proviene del Volkswagen T-Cross y contrasta con el color Golden Sand mate de la parte de arriba; la dirección proviene del Golf I, las pinzas de freno del Volkswagen Polo de los años 90 y el sistema de servofreno del Audi A8. ¿Y el conjunto mecánico eléctrico? Lo toma prestado de su más pequeño tataranieto, el e-Up. Incluso se ha actualizado la suspensión con muelles helicoidales y amortiguadores regulables.

Volkswagen e-Bulli: una furgo de 1966 restaurada y con motor eléctrico

"Las prestaciones están realmente bien, cariño. Podemos conducir hasta 130 km/h, que es la velocidad máxima a la que está limitado", le digo. Pero mi chica vuelve a hacer un gesto de desaprobación. El caso es que avanzamos entre campos de espárragos a 80 km/h y sin cinturones de seguridad.

Nuestros traseros se balancean ligeramente en los asientos recién retapizados en cuero. Y frente a mí, además de los campos de flores, está el enorme volante y sólo tres interruptores: luces, luces de emergencia y limpiaparabrisas, eso es todo.

"Esta Samba es tan única como tú, cariño". Ella ronronea. ¿O acaso era el sonido del motor eléctrico? Lo importante es que la respuesta del Bulli eléctrico es excepcional.

Y si tienes una T1, debes saber que puedes convertirla a eléctrica. El proceso tarda sólo unas semanas, pero no es barato, la verdad: desde 64.900 euros. Y si no la tienes, la cosa se puede disparar, porque una Samba bien conservada, incluida la conversión a E-Bulli podría costar entre 150.000 y 200.000 euros. Y las versiones T2 y T3 también pueden transformarse a eléctrico.

¿Se respeta el diseño original?

Los más puristas seguro que se sentirán molestos al ver en el centro del salpicadero la desagradable palanca del cambio automático, que no encaja con la imagen retro del vehículo. Y seguro que también les chirría la radio, que, pese a tener aspecto vintage, cuenta con sistema Bluetooth y trabaja junto a un subwoofer situado debajo de la banqueta trasera, para que el sonido sea más potente.

Pero, sinceramente, nunca antes se ha actualizado un vehículo clásico con tanto cariño como lo han hecho los chicos de vehículos comerciales de VW. Incluso se han respetado la disposición de las costuras de los asientos.

Le había prometido a mi novia que íbamos a hacer un picnic. Desafortunadamente, en la cesta que la gente de Volkswagen nos ha dado lo único que hay es el cable para cargar las baterías. Así que trato de explicárselo: "Cariño, la buena noticia es que la furgoneta se cargará al 80% en sólo 40 minutos". Pero ella me dice que también esta bastante cargada y no tardará tanto en estarlo al máximo... En ese momento, miro a la Samba, que estaba justo enfrente observando con sus ojos LED, como si la cosa no fuera con ella.

Volkswagen T1 Samba convertida en E-Bulli

Seguimos conduciendo. Y el silencio, al que contribuía el Bulli eléctrico, era más intenso e incómodo que nunca. Trato de entablar charlas inútiles: “Sabes, ya existió una furgoneta eléctrica en 1971. VW fabricó 200 unidades de la T2 con motor eléctrico en Hannover. Tenía una autonomía de 80 kilómetros y la batería pesaba 900 kilos. Pero como cargarla requería demasiado tiempo, idearon un sistema de cambio de las baterías. No como hoy, que podemos llenarla casi por completo en 40 minutos...” Mi chica busca una lista de reproducción de Spotify en la pantalla táctil integrada en el salpicadero de Alcantara.

Bueno, cambio de tema para tratar de encontrar algo que le guste a ella: diseño de interiores. "Mira, al menos han dejado el cenicero. Así que fumar aquí todavía es posible. Río forzadamente. "Nunca te has drogado en tu vida", me responde ella. "No importa". Y entonces tararea la canción que suena en la radio: "Estás tan caliente como un volcán. Uah, aha... y yo me estoy quemando". Me mira despectiva y canta: "Amor, amor. Puede que termine mañana..."

Etiquetas: Furgoneta

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