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Rusia resucita la marca soviética Moskvitch y su primer modelo tendrá tecnología antediluviana

Ante la fuga de fabricantes occidentales, Rusia ha decidido resucitar marcas como Moskvitch, y su primer modelo sería el Lada Granta

La marca soviética Moskvitch resucita. Lo anunció hace unos días el alcalde de Moscú, Serguéi Sobyanin, en su propio blog. 

"El propietario extranjero decidió cerrar la planta de Renault en Moscú. Está en su derecho, pero no podemos permitir que miles de trabajadores se queden sin trabajo. Por lo tanto, decidí llevar la planta al centro de la ciudad y reanudar la producción de turismos bajo la histórica marca Moskvitch".

Y continuaba: "KAMAZ se convertirá en el principal socio tecnológico de la renovada planta de automóviles de Moscú Moskvitch. En la primera etapa, se organizará la producción de automóviles clásicos con motor de combustión interna y, en el futuro, coches eléctricos".

"La planta de automóviles en Volgogradsky Prospekt tiene una larga y gloriosa historia. Hace casi cien años, comenzó con la producción de modelos de Ford. Durante décadas, aquí se produjeron los legendarios Moskvitch", comentaba el alcalde de Moscú, quien finalizaba con un motivante: "En 2022, abriremos una nueva página en la historia de Moskvitch".

¿Moskvitch? ¿Pero qué es Moskvitch?

Moskvitch, que significa 'moscovita' en ruso, fue fundada en 1929, es decir, en pleno desarrollo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), tras Revolución Rusa de 1917. Con un planteamiento de que fabricara 24.000 unidades al año, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, como otros constructores europeos y americanos, viró hacia la producción militar.

Tras la contienda, y dada la estrecha relación entre la URSS y la República Democrática Alemana [nota del redactor: Alemania no democrática y bajo dictadura comunista], el Gobierno soviético trasladó desde la ciudad de Brandemburgo [bajo el mando soviético, tras la partición de Alemania en cuatro sectores: americano, francés, británico y ruso] la integridad de la línea de montaje de Opel.

Por este motivo, el primer Moskvitch, el 400, fue lanzado tras la Segunda Guerra Mundial y estaba basado en el Opel Kadett primigenio, tal y como se puede apreciar en esta imagen.

En el color granate el Opel Kadett; en negro, el primer Moskvitch 400
En el color granate el Opel Kadett; en negro, el primer Moskvitch 400

Auto Bild Alemania

Los parecidos son más que razonables, evidentemente. Sea como fuere, el Moskvitch 400 se convirtió en todo un éxito, y en la carrera por demostrar al mundo que el modelo soviético-socialista podía estar al nivel y competir de tú a tú con marcas de automóviles europeas o americanas, Moskvitch comenzó a ampliar su gama. 

Hay que destacar que siguiendo el ideal soviético en todas sus formas (sobriedad y nada de lujos), los modelos de Moskvitch tenían un diseño espartano, sin seguir los patrones de la moda reinante. La carrocería cumplía única y exclusivamente la función de ser un envoltorio de un conjunto fiable y robusto y, lo más importante, a un precio accesible para el pueblo.

Moskvitch 423 H, versión familiar del 407
Moskvitch 423 H, versión familiar del 407

Coches, como se indicaba, robustos, fiables, asequibles y que llevaban dignamente del punto A al punto B. ¿Símbolo de estatus? ¡Vade retro, satana! Eso sería caer en el pecado imperialista...

En este punto hay que aclarar que los gerifaltes soviéticos –como ocurre en toda sociedad con los gerifaltes– sí gozaban de automóviles con un puntito más de gusto estético, muy inspirados en el emergente mercado de automóviles americano –que bebía de los diseños de la aeronáutica–.

Así, por ejemplo, los jefes del Politburó optaban por los modelos de la marca GAZ (Gorkovsky Avtomobilny Zavod; Planta de Automóviles de Gorki, en español), que contaba en su amplio portfolio con modelos como el GAZ 24 Volga Sedán. Ni tan mal...

Imagen del GAZ 24 Volga Sedán, que se fabricó entre 1985 y 1992
Imagen del GAZ 24 Volga Sedán, que se fabricó entre 1985 y 1992

Hace una década estuve de vacaciones en Uzbekistán, un país musulmán, ex república soviética de Asia Central, que atesora maravillas como la ciudad de Samarkanda y que cuenta con un parque automovilístico algo vetusto.

Además de ser el mercado en el que la marca Chevrolet tiene la mayor cuota de penetración del mundo –hay una fábrica de esa marca allí– es un auténtico paraíso para frikis de artefactos exóticos como un servidor. 

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De hecho, allí, en Uzbekistán fue donde pude ver por primera y única vez un GAZ 24, y viajar a bordo de uno.

Imagen de un GAZ 24 en la ciudad de Bukhara, Uzbekistán
Imagen de un GAZ 24 en la ciudad de Bukhara, Uzbekistán

No fue exactamente a bordo del GAZ 24 de la imagen sobre estas líneas, pero uno muy parecido.

Además, también pude recrearme la vista con otras glorias soviéticas como los Lada 124, que habían encontrado su destino final en Uzbekistán, donde les darían una buena tralla.

Un Lada 124 en Uzbekistán, cargado de hierba (no la que genera alegría)
Un Lada 124 en Uzbekistán, cargado de hierba (no la que genera alegría)

Efectivamente, el Lada 124 era como nuestro Seat 124, ambos construidos bajo licencia de Fiat. En el caso del Fiat soviético, facilitó enormemente la tarea de que pudiera fabricarse en la URSS la filiación comunista del Gobierno italiano de la época (década de los años 60 del siglo XX).

Volviendo a la marca Moksvitch, y justo en esa misma época, Moskvitch cambió de denominación comercial para pasar a llamarse AZLK (en el año 1969).

A mediados de los años 80, y como punto de inflexión de ese cambio de denominación, también tornó la filosofía de coche, pues en vez de coches compactos de tracción trasera, ejes rígido y suspensiones de ballesta, el primer modelo de la nueva era abrazaba un nuevo espíritu.

El Aleko 141 (Moskvitch) en una prueba dinámica
El Aleko 141 (Moskvitch) en una prueba dinámica

El Aleko 141, que es como se llamaba este primer modelo de la nueva era, contaba con un diseño más aerodinámico –y por tanto más sugerente a la vista–, silueta hatchback y tracción delantera; solo compartía el corazón mecánico con la antigua generación.

Sí, una vez más surgen los parecidos razonables. Y es que este Moskvitch bautizado como Aleko 141, estaba inspirado en el Simca 1307, tal y como se puede apreciar en esta imagen lateral.

Silueta del Aleko 141 (Moskvitch)
Silueta del Aleko 141 (Moskvitch)

Curiosamente, el esquema de suspensiones y el posicionamiento longitudinal del motor habían bebido de una fuente muy poco soviética: Audi.

Al mismo tiempo que la URSS se estaba acercando a su fin –hay que recordar que el Muro de Berlín cayó en 1989 y con él se produjo un efecto dominó al otro lado del denominado telón de acero–, el fin de Moskvitch también estaba asomando por el horizonte.

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Y así fue cómo después de una década, la de los años 90, plagada de gestiones económicas nefastas y la apertura a una economía de mercado para la que la marca Moskvitch no estaba preparada, llegó en el año 2002 el momento de echar el cierre a la fábrica.

Finales de los años 90: llega Renault

Fue a finales de la década de los años 90 cuando Renault empezó a poner sus ojos en el vasto territorio ruso. Y fue así cómo en el 1998 se creó la joint venture AvtoFraMos (Auto-Francia-Moscú), por el que la marca del rombo se hacía con las instalaciones de AZLK (la antigua Moskvitch).

Allí se fabricaron modelos de Dacia (Sandero y Duster) pero con denominación comercial Renault –como ocurre en otros mercados emergentes como Latinoamérica– y también el Renault Mégane.

Con el paso de los años y al calor de los éxitos cosechados en Rusia, Renault aumentó su participación en la joint venture, de modo que en 2004 compró la parte del gobierno de Moscú en AvtoFraMos.

Pero en 2022 todo se ha ido al traste tras los delirios imperialistas-belicistas de Putin (en la imagen bajo estas líneas a bordo de su flamante Maybach, uno de los muchos coches de lujo con los que cuenta) de invadir Ucrania y han llevado a la salida de fabricantes occidentales de terreno ruso.

Imagen del Maybach de Vladimir Putin en el Kremlin (Moscú)
Imagen del Maybach de Vladimir Putin en el Kremlin (Moscú)

El más afectado por su exposición al mercado ruso ha sido precisamente Renault, que mientras decidía si poner fin o suspender temporalmente sus operaciones en Rusia, sufrió una crisis reputacional por no actuar con celeridad y firmeza.

Así, tras el cese de actividades de Renault en Rusia, ahora parece que las antiguas instalaciones de AvtoFraMos pasarán a fabricar modelos bajo la marca Lada (AvtoVaz).

Lada Granta, el primer modelo post era Renault

Leo en el diario Bild, perteneciente a Axel Springer, matriz de AutoBild.es, que el primer modelo que se fabricará en la era post Renault podría ser el Lada Granta.

Debido a las sanciones de guerra, faltan muchas piezas y componentes esenciales. Cabe destacar que desde el 1 de abril y hasta al menos el 31 de diciembre de este año, estará en vigor una “orden especial” del Kremlin para los fabricantes de automóviles rusos.

Imagen del Lada Granta
Imagen del Lada Granta

Así, el estándar de emisiones que primará será el más bajo, la Euro 1, y será válido para automóviles y camiones. La razón es la falta de convertidores catalíticos para la purificación de gases de escape así como de piezas del sistema de gestión del motor del proveedor Bosch.

Otro decreto del Gobierno, según Bild, estipula que para el 1 de febrero de 2023, los coches nuevos no necesitarán de programa de estabilización electrónica (ESP), ni sistema antibloqueo de frenos (ABS) o airbags. Esto pone de manifiesto cómo están afectando las sanciones a Rusia. Es más, los requisitos de seguridad activa y pasiva para las pruebas de choque se han suavizado.

Toda una mala noticia para la seguridad vial y un peligro rodante para los conductores rusos.

En definitiva es como resucitar la marca Moskvitch en pleno siglo XXI... y mantenerla tal cual, sin adaptaciones a los nuevos tiempos... 

La pregunta que surge es si finalmente de la antigua fábrica de Moskvitch saldrá algún modelo Moskvitch como tal; al parecer, es una opción que está en estudio. 

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