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Prueba Ford F350 quitanieves: ¡ni lluvia engelante ni gaitas! Esta bestia es imparable

Prueba Ford F350 quitanieves
No solo te sientes el rey del mundo a bordo de esta mole: al volante del Ford F-350 pickup preparado con palas quintanieves no hay nada ni nadie que pueda pararte. AUTOBILD.ES ha podido probarlo y se lo ha pasado bomba

¿Quieres emociones fuertes y no quedarte helado? Aquí tienes la prueba del pickup Ford F350 quitanieves. Siempre he pensado que los automóviles son el fiel reflejo de la idiosincrasia de un país. Y Estados Unidos son este sentido un caso paradigmático. A saber: caballo grande y que ande… y que gaste lo que sea, pues en esas tierras la gasolina es barata. Y gracias a Trump, la contaminación y emisiones de CO2 son fantasías de algún europeo liberal.

Imagínate la situación: el plan para la tarde de un gélido sábado de enero en la localidad de Dearborn (a las afueras de Detroit, EEUU), sede mundial de Ford, consiste en poder probar varios modelos de la marca del óvalo, algunos de los cuales no se comercializan en Europa. Por allí veo un gigantesco Expedition, por allá un Fusion (Mondeo)… pero los ojos, mis viciosos ojos se posan irremediablemente en un mastodóntico F150 de color azul. Pero, espérate, ¡¿qué ven mis ojos?! Un F350 Super Duty XLT, es decir, una versión más industrial, potente e imponente, y con diferencias estéticas y de equipamiento del F150 pero con palas quitanieves.

No te quiero ni contar lo ansioso que me he puesto. Como mi hijo cuando ve una chuchería. Reconozco que los pick-up –al igual que los todoterrenos en general– no son santos de devoción, pero cuando estás en Estados Unidos, con esas avenidas tan inmensas en las que cabrían tres transoceánicos yendo en paralelo y donde, mires donde mires, hay espacio a punta de pala, te olvidas de las limitaciones que imperan en España, por ejemplo, y te pones el mundo por montera. ¡Pues vamos allá!

VÍDEO: PROBAMOS FORD F350 QUITANIEVES

Pero no tan rápido: antes de ponerse a los mandos del F350 quitanieves, me recomiendan sabiamente un cierto periodo de adaptación con el F-150 normalito. ¡Qué se le va a hacer! Sacrificios por una buena causa… Acceder al interior del F150 ya supone un cambio de comportamiento. Es tan alto –casi dos metros de altura– que parece que me esté subiendo a un camión. Una vez sentado, las sensaciones se confirman: esto es como camión. El volante, inmenso como una paellera, la consola minúscula en comparación. Giro la llave del contacto y… ¡oh, cielos, soy un torpedo que no encuentra la palanca del cambio! ¡Está detrás el volante! Muy americano.

Una vez aclarado el funcionamiento, es momento de descubrir de lo que es capaz este artefacto. Inicio la marcha de este mastodonte sintiendo el poderío de su motor 3.5 Ecoboost V6 de 375 CV. Nada más salir del aparcamiento del hotel para realizar el recorrido de unos 25 km, veo a lo lejos las sirenas de un coche patrulla de la Policía de Detroit poniendo una receta. Horas antes ya he padecido el singular aprecio que se gastan los agentes de aduanas con los extranjeros que cruzan la frontera en coche desde Canadá (eres culpable hasta que demuestres lo contrario) y no tengo ganas de seguir sintiéndome una piltrafa. Así que, si hay un día en que hay que cumplir escrupulosamente el código de circulación, es ahora.

Me incorporo a la ‘highway’ y veo que el límite de velocidad son 55 mph (88,5 km/h). Por muy suave que seas con el acelerador, el F-150 tiende a desbocarse, lógicamente. Menos mal que ahora enlazo otra vía en la que el límite son 65 mph (105 km/h). Pego un gran acelerón y como efecto, baja de golpe el nivel de millas por galón de 22 a 17. ¡Vaya bicho sediento!

Tomo una salida, una curva interminable a derechas. Los frenos actúan con solvencia, aunque se nota que voy a los mandos de un enorme y potente barco, pues las oscilaciones de la carrocería son notables. Máxime con un firme roto a más no poder por efecto del hielo-deshielo, la sal… Sorprende, en cualquier caso que el pasaje en las plazas traseras viajen cómodamente, a pesar de que el F150 monta ballestas. ¡Gran trabajo por parte de los chicos de Ford!

Echo la mirada al frente, y un poco más adelante detecto otro coche patrulla está poniendo más recetas. ¡Madre, qué tensión! Menos mal que la toma de adaptación ha sido superada con creces y sin sustos. Ahora llega el momento deseado: probar el pickup quitanieves. Dale al play si no puedes esperar a verlo en acción.

El Ford con el kit quitanieves impone. Se trata de un F350 Super Duty XLT (alto de gama) con un monstruoso motor 6.7 V8 turbodiésel de 440 CV. Vestido de un intenso color rojo pasión y una defensas cromadas propias de un tanque, los ojos, mis ojos viciosos, se van irremediablemente a las enormes palas quitanieves independientes y accionamiento mecánico a través de un mando en el interior del vehículo. Este kit quitanieves, que va colgado de las defensas delanteras y anclado al chasis, ha sido desarrollado por la empresa Boss y cuesta 9.500 dólares (unos 7.600 euros). Las dos palas pueden moverse las dos a la vez y también de forma independiente. En vez de cadenas, el kit de Boss utiliza un sistema hidráulico que sube y baja las palas, con lo que se reduce el rebote y proporciona una completa capacidad de flotabilidad del quitanieves. Por otro lado, la parte inferior de las palas está forrada con un material que amortigua los impactos y, al mismo tiempo, evita que el firme se deteriore por efecto del barrido.

Prueba del Ford F350 quitanieves

Es hora de probarlo. El interior del F350 es prácticamente igual al del F150, aunque con mejores acabados. Me acompaña Mike, de la empresa Boss para explicarme el funcionamiento de esta maravilla… para días de nieve. Con un mando se controla el movimiento de las palas. No voy a mentir a nadie: el bueno de Murphy y sus puñeteras leyes también se deja caer por estos lares, el día que estoy probando el quitanieves hay un sol resplandeciente en la zona de pruebas hay pocos restos de nieve. Curiosamente al día siguiente caería una nevada de proporciones bíblicas. Cosas del directo…

Aprende a desempañar los cristales de tu coche

Sea como fuere, la poca nieve existente es suficiente para poner a prueba el F350 quitanieves. Por suerte no hay policía a la vista, así que este pequeño detalle me aporta mucha tranquilidad. He de admitir que como buen hombre me cuesta hacer dos cosas al mismo tiempo, por lo que al principio tener la mano izquierda en el volante y controlar con la derecha el mando de las palas quitanieves me produce cierta tensión. Primero subo las palas, inicio la marcha, acelero pego una curvita y me dispongo a atacar la nieve existente. Bajo las palas, piso el acelerador y… ¡zas! ¡Menudo gustazo arrastrar todo lo que hay delante! Es más, me estoy viniendo arriba y ya me imagino abriéndome paso por entre el tráfico de Madrid, quitándome de encima los pequeños coches europeos…

Es un pasote este Ford F350 quitanieves. Tanto que me encantaría que cayera una supernevada como la que cayó en la autopista de peaje AP-6 a principios de 2018… pero, por favor, que me pille a bordo de esta imparable bestia, a la que no hace falta ponerle cadenas...

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