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Prueba Royal Enfield Bullet 500: retro vintage, de verdad

David Garcia de Navarrete

La Royal Enfield Bullet 500 no es de esas motos que han aprovechado la actual fiebre "vintage" para salir a la venta, sino que... nunca han dejado de estarlo. Desde hace décadas siempre ha estado en las tiendas, aunque ahora cuenta con pequeños detalles que "delatan" que estamos en el siglo XXI.

Royal Enfield siempre ha estado ahí, lo que pasa que el éxito arrasador que las motos retro o “vintage”, como se llaman ahora, es un hecho indiscutible y ha logrado que se vuelva hablar de esta legendaria marca inglesa. La estética “hípster”, los locales con decoración clásica… todos parecen querer volver a tiempos pasados con el adecuado filtro de los tiempos modernos, pero la estética de los años 50 y 60 parece seducirnos a todos.

Así, en el mercado de la moto, hemos visto marcas actuales que revivían diseños y modelos clásicos, otras han desarrollado modelos de estética “vintage” que nunca tuvieron, y también han nacido otras que no existían, pero que han basado sus ventas en esa estética de moto “de nuestros abuelos”, aunque aún hay más…


Sí, todavía hay un cuarto grupo que no es que ha sacado modelos viejos de su almacén y los ha "renacido", o los ha diseñado y fabricado de repente, sino que hay marcas que nunca dejaron de fabricar lo que fabricaban en los años 40, y que ahora han encontrado el caldo de cultivo perfecto para activar su marca, sus ventas y su imagen. El mayor ejemplo de todas estas es, sin duda, Royal Enfield. Así, hemos decidido probar para vosotros la absolutamente encantadora y casi hipnótica Royal Enfield Bullet 500, un verdadero viaje al pasado con una moto retro pero no prefabricada, sino de las de verdad.

Prueba Royal Enfield Bullet 500: retro vintage, de verdad
Los auténticos

Prácticamente podemos asegurar que no quedan ningunas motos tan realmente auténticas como las Royal Enfield, y para demostrarlo os voy a contar una anécdota. Nada más recoger esta preciosa Bullet de pruebas, me acerque al taller de unos amigos. Están especializados en preparaciones especiales para carreras y calle de motos tan especiales como las Ducati y similares. Bueno, pues allí vi de lejos aparcada otra Royal Bullet. “Vaya”- pensé- “uno que se ha comprado otra Bullet de las nuevas”.

Pues no, no era de las nuevas, sino que era una unidad de los años 70. Básicamente me dí cuenta cuando me acerqué y pude ver partes metálicas con el lógico desgaste de los años y freno de tambor delantero.

Efectivamente, así son las Royal Enfield. En este caso y de momento (se sabe que están desarrollando dos nuevos motores para la nueva gama), la marca sólo comercializa modelos de 500 con un motor monocilíndrico y refrigerado por aire. Por lo demás, la tecnología tampoco ha aparecido demasiado en su desarrollo y las características técnicas os las puedo decir en un periquete.


¿Técnica?

De momento, este motor sí que cuenta con inyección electrónica, algo necesario para poder vender en todos los mercados que no sean en la misma India, país en que se quedó la fábrica tras la salida de los ingleses. Así que, efectivamente, Royal Enfield hace años que es una marca india, y recientemente ha sido comprado por un grupo industrial de ese mismo país para potenciarla y aumentar toda la gama, complementos, etc. De esto ya hablaremos en otro reportaje.

Prueba Royal Enfield Bullet 500: retro vintage, de verdad
Hablando del motor, a pesar la electrónica, aún cuenta con tirador de aire  que hace años que ya no vemos en motos ni coches modernos. Y hay otros muchos detalles que demuestran el valor de lo clásico en esta marca, y que personalmente creo no deben cambiar para mantener vivo el espíritu “revival” de motos como esta. Entre ellos están la visera del faro delantero, las cajas laterales ¡con cerradura!, la gran palanca de arranque, o el cuadro de relojes minimalista con solamente velocímetro, chivato de luces y de reserva… y ya.

Sigamos. El chasis es un simple doble cuna de tubo de acero, los frenos cuentan con un disco delante, aunque detrás respeta el clásico tambor, y observamos detalles “cachondos” como que aún tiene mando “on-off” de luces, puesto que en aquel país no son obligatorias las luces fijas como en Europa o Estados Unidos. O sea, ten cuidado cuando circules con ella, no se te olvide conectarlo para llevarlas encendidas, que si no te multarán

Este modelo es biplaza, por lo que cuenta con un largo, cómodo y mullido asiento para poder viajar a dúo, con bastante comodidad y un buen asidero trasero para el pasajero… aunque sea de pequeño tubo redondo y difícil de agarrar. Lo malo este respecto son las vibraciones, pero de eso hablaremos más tarde.

Arrancando, la ceremonia

Así, nuestra Bullet necesita cierta ceremonia para ser arrancada. Para empezar, la cerrradurra de contacto está en el cuadro, pero la del bloqueo está en ¡la pipa del chasis!. Si pruebas motos con frecuencia, esa solución clásica se utliza en algunas custom de aspecto retro (algunas Harley, por ejemplo), pero si solo has usado de motos de los últimos lustros, te costará acostumbrarte.

Después tienes que tirar del aire (situado en la piña izquierda, como siempre era antes) y presionar el botón de arranque. Mientras, girar un poco el acelerador, y el gran monocilíndrico cobra vida retumbando a un ritmo que casi puedes contar las pistonadas. Bueno, siempre con buena temperatura, porque el momento de la prueba era verano, así que en invierno, con frío y lluvia, no sabemos si necesita más cariño para cobrar vida como sus compañeras de época… aunque no lo creo. La electrónica tiene esa ventaja.

Arranca y suena como una moto antigua. El “pot-pot-pot” del buen monocilíndrico nos empuja hacia delante con un embrague suave (bastante más que el de las italianas de los años en que nació la Royal Enfield), aunque la primera se resiste un poco a veces, y en marcha la segunda se queda en un falso punto muerto en alguna ocasión. ¿Quieres oír como suena una Bullet 500?, pues aquí lo tienes.


La Bullet resulta compacta, estrecha y muy manejable, gracias a una posición de pilotaje absolutamente clásica (casi parece que estés sentado en una bicicleta de manillar alto) y a unas medidas de ruedas estrechísimas, que resultan el colmo de la manejabilidad aunque, como no puede ser de otra manera, la estabilidad se resienta. Además, recuerda que estos neumáticos tienen todavía cámara, lo que en marcha proporciona un tacto algo particular, pero al que te acostumbras.

De todas maneras, personalmente lo más admirable de esta moto es como ha conseguido seducirme y conseguir que a unos 90-100 km/h disfrute de su conducción. Recuerda: 90-100, porque por encima ya empiezan los puños a vibrar más de lo recomendable, y empiezas a dejar de disfrutar del dulce paseo en moto. Puedes alcanzar 140, pero todo parece que va a empezar a desarmarse. Además, estas vibraciones son una buena señal a tener en cuenta para saber cuándo debes cambiar de marcha, porque como te hemos comentado el cuadro de relojes tiene solamente velocímetro, no tacómetro

Prueba Royal Enfield Bullet 500: retro vintage, de verdad

Al igual que en una súper deportiva, donde todos los elementos parecen incitarte a acelerar y frenar y, en resumen, potenciar tu mentalidad “de piloto”, aquí ocurre exactamente lo contrario. Ruedas en una carretera despejada a 90 km hora con tu acompañante detrás y vas disfrutando de cada metro. Incluso en puerto de montaña revirados y complicados, como el famoso Siete Revueltas de Navacerrada, te lo pasas fenomenal trazando curva tras curva. Las modestas prestaciones, junto con la manejabilidad y la relativa ligereza (declara 187 kilos sin gasolina) hacen que cualquier recorrido sea fácil y poco cansado.

Otra cuestión es la amortiguación, que cumple poco y absorbe menos los baches del terreno, así que una recomendación: no busques carreteras muy bacheadas, aunque el acolchado asiento si que amortigua en las posaderas.

Claro que, realmente una moto con 28 CV la disfrutas más cuanto más lento es el recorrido. Aparte, los frenos apenas cumplen su función con un solo disco delantero y el poco útil tambor trasero, pero te apañas.

A lo largo de la prueba sacamos medias de apenas algo más de 4 l, lo que refuerza su posición como moto económica tanto de compra como de mantenimiento, por lo que desde luego es una excelente opción urbana para “hipsters” o, simplemente, para los que buscan una moto urbana con estilo e imagen, ¡y muy buen precio! Desde luego, no es tan fácil de llevar ni tiene la capacidad de carga de un scooter, pero no me compares cualquiera de estos con la belleza de esta auténtica moto vintage “de verdad”.

Aquí tienes por muy buen precio sabor y diseño retro, pero retro de verdad.

Más y menos

Más: diseño. Precio. Consumo

Menos: prestaciones. Vibraciones. Frenada

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La Royal Enfield Bullet 500 no es de esas motos que han aprovechado la actual fiebre "vintage" para salir a la venta, sino que... nunca han dejado de estarlo. Desde

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